A finales de 2022, os contamos que la Policía Nacional, la Guardia Civil y el resto de cuerpos policiales (a excepción de la Ertzaintza) tenían la intención de utilizar la inteligencia artificial para implementar un nuevo sistema de reconocimiento facial. Gracias a esta tecnología, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado podrían acceder a la red de información común para, en resumidas cuentas, identificar de forma más idónea a los sospechosos de distintos actos delictivos. Sin embargo, dicha situación ha llevado a una mujer embarazada de 8 meses a vivir un desafortunado episodio en Estados Unidos.
A diferencia de lo que sucede aquí, en el país norteamericano siguen empleando un método de reconocimiento facial que cada vez está más obsoleto. Por ello, como señala el portal Ars Technica en una reciente publicación, en las últimas semanas se ha vivido un incremento de identificaciones erróneas que, por desgracia, tienen un factor común: en ellas están involucradas personas afroamericanas. Así, según los datos de The New York Times, el Departamento de Policía de Detroit realiza una media de 125 registros de reconocimiento facial al año. Y entre estos, casi exclusivamente dedicados a hombres afroamericanos, se han vivido recientemente hasta seis casos erróneos que han terminado con sendas disculpas y rectificaciones.
Una mujer embarazada es la última afectada
Según reporta Ars Technica, la protagonista de esta historia es Porcha Woodruff, una mujer afroamericana de 32 años embarazada de 8 meses que fue falsamente acusada por atraco y robo de coche. Para su desgracia, Woodruff fue detenida durante 11 horas y se le incautó su iPhone como prueba antes de ser puesta en libertad. De hecho, la víctima del robo confirmó erróneamente su identificación en una rueda de reconocimiento fotográfico, un aspecto que condujo a su detención. Sin embargo, todo resultó ser un error que volvió a demostrar lo obsoleta que está esta tecnología en Estados Unidos.
Woodruff fue acusada ante el tribunal de robo y robo de coche antes de ser puesta en libertad bajo fianza personal de 100.000 dólares. Un mes después, el fiscal del condado retiró los cargos, situación que Woodruff aprovechó para presentar una demanda por detención ilegal. Esta detención, sumada a una ola de casos similares, ha desencadenado un debate sobre la fiabilidad de una tecnología que ofrece más situaciones erróneas de las que debería. Sea como fuere, EE.UU. tiene un problema flagrante con el reconocimiento facial y el caso de Woodruff, quién ya contaba con una ficha policial por un caso anterior de 2015 no relacionado, es una nueva prueba de lo que deben mejorar en ese aspecto.
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