El robo del museo Louvre se ha convertido en una de las noticias más polémicas del mundo artístico. El pasado 19 de octubre, varios ladrones sustrajeron joyas de las Joyas de la Corona, una colección valorada en 94,86 millones de euros. Esto, como era de esperar, no solo generó un revuelo mediático sin precedentes, sino que también dio pie a auditorías sobre contraseñas, sistemas y mantenimiento que revelaron una verdad incómoda: la seguridad cibernética del Louvre era pésima.
A pesar de contar con colecciones valoradas entre 28.000 y 46.500 millones de euros, la seguridad del museo es escasa al carecer de sistemas de primer nivel para proteger obras icónicas. De hecho, una investigación de 2014 de la ANSSI reveló que la contraseña del sistema de videovigilancia era "LOUVRE", motivo por el que cualquier agente malintencionado podría haber hecho de las suyas. Además, otro sistema de Thales utilizaba "THALES" como usuario y contraseña, revelando así más vulnerabilidades básicas que se pueden evitar.
El nivel de protección era pésimo
Aunque esta auditoría tuvo lugar hace 11 años, la seguridad del Louvre no ha mejorado desde entonces. Según revela una investigación, el museo sigue utilizando equipos con Windows 2000, un sistema que no tiene soporte oficial de Microsoft desde 2010. De hecho, varios reportes indican que el uso de software obsoleto persistió hasta 2021, pero aún habría equipos que seguían apoyándose en esta opción obsoleta. De esta forma, a pesar de los múltiples avisos relacionados con seguridad cibernética, el Louvre nunca llegó a tomar cartas en el asunto.
Así, informes previos hacían hincapié en la necesidad de una inversión gigantesca en campos como el mantenimiento o la seguridad, pero el museo priorizó otros proyectos "visibles y atractivos", razón por la que retrasaron las modernizaciones de su sistema. De esta forma, aunque la auditoría de 2014 hizo hincapié en que el Louvre no estaba preparado para gestionar una crisis, los responsables no actuaron hasta que se produjo el robo de las Joyas de la Corona.
La investigación de este suceso criminal, de hecho, reveló que el nivel de medidas era inadecuado. Gracias a la falta de inversión, los ladrones (disfrazados de obreros) solo tuvieron que utilizar una grúa para entrar por una ventana y, ocho minutos después, huyeron con todos los objetos robados. De momento, han detenido a varios sospechosos, pero las joyas robadas siguen desaparecidas y la presión a autoridades y responsables del museo sigue a raíz de las contraseñas débiles, el software desfasado y, por encima de todo, la falta de respuestas.
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