Steven Spielberg es considerado uno de los mejores directores de cine de todos los tiempos y, sobre todo, un visionario; alguien capaz de vislumbrar el potencial de una obra en su fase más primitiva, mucho antes de que el primer fotograma empiece siquiera a tomar forma. Sin embargo, cuando escuchó por primera vez lo que iba a ser la banda sonora de Tiburón (Jaws, 1975) hace 50 años, pensó que John Williams se estaba quedando con él, que le estaba gastando una broma.
Cuesta creerlo, ¿verdad? Ese pulso de dos notas, tan simple como aterrador, es una de las melodías más reconocidas de la historia del séptimo arte y uno de los principales responsables de que la cinta se convirtiera en el primer blockbuster moderno. Fue este latido musical el que vació las playas de medio mundo y llenó las salas hasta niveles nunca vistos. Sin ese ritmo hipnótico que nos advertía del peligro inminente, el fenómeno cultural que cambió las reglas de la industria para siempre difícilmente habría sido el mismo que todos recordamos.
Pero, como decíamos —y esto lo reconoció el propio director de Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993)—, al principio no comprendió qué le estaba proponiendo Williams. Así lo relató en una entrevista con Stephen Colbert en 2023:
"Pensé que era una broma cuando Johnny la tocó para mí en el piano de su casa. Me llamó y me dijo: '¡Tengo el tema principal, ven a escucharlo!'. Así que fui corriendo y él se sentó al piano. Estaba muy emocionado con la presentación y usó solo un par de dedos... No todos, solo dos porque no necesitaba los diez, y hace: 'Duh-dun... duh-dun'. ¡Y empecé a reírme! Porque Johnny tiene sentido del humor, pero nunca me había hecho algo así. Pensé: 'Ah, esta es una nueva faceta suya'. Solo habíamos rodado una película juntos antes de esto, Loca evasión, pero creí que ya teníamos la confianza suficiente para que me gastara bromas".
Pese a su escepticismo inicial, decidió confiar en la insistencia del compositor, quien le aseguró que la sencillez de la pieza cobraría fuerza al sumar la orquestación de cuerdas. La clave del genio de Williams residía en crear una atmósfera de amenaza mediante sonidos profundos que rompían un silencio absoluto, algo que el cineasta terminó comprendiendo tras varias escuchas.
La música fue vital para solventar un problema de rodaje
Aquella apuesta por una cadencia hipnótica no solo convenció al director, sino que acabó regalándonos una de las partituras más impactantes de la cinematografía. Además, la música compensó con creces la ausencia del tiburón mecánico (que se averiaba constantemente), logrando que el público sintiera el riesgo sin necesidad de verlo. Tal y como recuerda el propio Spielberg: "El tiburón no llegaba a tiempo porque lo estaban reparando continuamente, y Johnny salvó la película. Su composición se convirtió en el escualo; la música sustituyó al animal ausente. Eso lo hizo mucho más terrorífico y le aportó más suspense que si hubiésemos tenido el mecanismo funcionando a la perfección".
Huelga decir que Williams ganó el segundo Oscar de su carrera por esta película tras el logrado varios años antes por El violinista en el tejado (Fiddler on the Roof, 1971), el primero por una partítura original. Puedes ver Tiburon en Disney+, Filmin, Movistar Plus+ y Netflix.
Imagen | Tiburón: la historia definitiva (2025)
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