En el mundillo de los videojuegos tenemos un poco grato recuerdo de la figura de Paul W. S. Anderson, un cineasta que nos ha brindado las poco agraciadas películas de la saga Resident Evil y que recientemente perpetró la esperpéntica adaptación al cine de Monster Hunter. Sin embargo, y entre la espantosa Mortal Kombat de 1995 y la no menos aburrida Soldier, nos dejó una sorprendente película de ciencia ficción que es algo corta en cuanto a metraje (y esto va con segundas por lo que os contaré algo más abajo), pero cuyo legado se ha alargado en los últimos años hasta el punto de ir haciendo crecer entre los aficionados su aprecio por ella con el tiempo. Os hablo, lógicamente, de Event Horizon o, como se tradujo en nuestro país: Horizonte Final.
Horizonte Final es ciencia ficción y terror a partes iguales
Reconociendo que no está mal, no está ni mucho menos en mi top 10 de cintas de ciencia ficción... ni tampoco en el top 20, la verdad. Eso sí, la película tiene algunos logros importantes y, desde luego, ha dejado huella. Es uno de esos largometrajes donde el factor sorpresa es importante, y dejarse llevar por un universo en el que sabemos tan poco como sus protagonistas es capital para disfrutarla al máximo, así que te voy a contar lo menos posible. Sam Neill y Laurence Fishburne encabezan un equipo de salvamento en la nave Lewis & Clark que trata de recuperar el desaparecido navío Event Horizon, un buque gigantesco que se perdió hace años y que cuenta con una futurista tecnología capaz de hacerles viajar más rápido que la velocidad de la luz. Cuando llegan a la nave que da nombre a la película, como imaginarás, las cosas no son nada fáciles.
Horizonte Final tiene una fuerza visual asombrosa y es tremendamente sugerente en su universo.
Si lo piensas, en realidad Horizonte Final es una película de ciencia ficción y terror bastante convencional en cuanto a concepto. Está el típico misterio que no comprendemos, hay la clásica amenaza difícilmente tangible, está todo el enigma de un entorno tan ajeno para los protagonistas como para nosotros y, por último pero no por ello menos importante, los miembros de la tripulación van cayendo como moscas de uno en uno. Vamos, que te hablo del A, B, C del género y nada sorprende ahí. No obstante, y en lo que sí que ha dejado huella el largometraje, es en su imaginería visual y en lo tremendamente sugerente que es su universo. Ahí la película de Paul W. S. Anderson es todo lo imaginativa que no es el resto de la obra cinematográfica del director británico.
Sin entrar en spoilers, porque la intención del artículo es la de que veas la película, lo que sí te puedo contar es que su forma de retratar la violencia no tiene tapujos. Obviamente si eres consumidor de cine gore o de géneros extremos no te va a sorprender, pero sí llama la atención lo arriesgada que es la película en este campo teniendo en cuenta su carácter de superproducción. Así mismo, el filme también hace retratos de universos desconocidos que, no por sumar en el total de la película apenas unos pocos segundos, dejan de ser realmente fascinantes. Hay referencias claras de Clive Barker y la documentación y el making of habla también de la influencia de algunos pintores del siglo XVI, pero es uno de esos casos donde lo que se sugiere, lo que se enseña y lo que no se muestra está tan bien medido que es fácil tener la sensación a los pocos días de haberla visto, de recordar haber visto muchas más cosas y notablemente más desagradables de las que en realidad aparecieron en pantalla. No voy a hablar de maestría de la sutileza, porque la película es tan contenida como un tren de mercancías, pero sí que hay una sorprendente capacidad evocadora en una película de un cineasta que generalmente es tan torpe en este aspecto como es el propio Anderson. Hay tanto misterio en todo lo que rodea a su universo que hay incluso quienes se han aventurado a vincularlo directamente con Warhammer 40.000, información nunca confirmada por su guionista que, eso sí, sí dejó claro que el juego de mesa fue una gran inspiración.
En muchos aspectos a la película le beneficia su duración, poco más de noventa minutos que hacen que se pase en un suspiro. En un momento como el actual en el que parece que cualquier superproducción cinematográfica tiene que durar al menos dos horas y media si quiere exhibir el suficiente músculo de efectos y escenas de acción como para atraer a la taquilla, llama la atención y resulta refrescante cómo Horizonte Final logra presentar a sus personajes, ser medianamente expositiva en la trama y llegar a un desenlace interesante con esa finura en tan poco tiempo. Definitivamente parece que se alinearon los astros, porque ni el resto de la carrera del director ni los siguientes trabajos de su guionista (escasos y mediocres, incluyendo la malgastada adaptación de Crónicas Mutantes) hacen presagiar que todo esto fuera premeditado. Y es que, además, en toda esa contención y metraje excepcionalmente bien medido hay un truco, claro.
El misterio de Horizonte Final
Todo lo que te cuento sobre lo acertado de la duración de la película estuvo a punto de no ser así ni por asomo, puesto que el montaje inicial de Paul W. S. Anderson duraba 130 minutos. Algo más de dos horas, algo que encaja mucho mejor con el hábito por el exceso mal entendido del cineasta que la hora y media que conocemos.
Aquí hablamos de uno de esos casos en los que la censura se ocupó de modificar lo que el director quería, y de mutilar la versión original para darle forma al Event Horizon que conocemos ahora. Tras una serie de pases de prueba bastante negativos con esta versión de dos horas y diez minutos, la Paramount Pictures ordenó al cineasta recortes para suavizar una violencia que no había sentado bien a esos primeros espectadores y que se había considerado, a todas luces, excesiva. El propio Anderson ha explicado en varias entrevistas que desde el momento en el que recibió la orden de acortar metraje hasta el estreno en cines quedaba tan poco tiempo que el montaje fue realmente atropellado, y que posiblemente no hacía falta eliminar tantas escenas como acabó quitando.
Mucho del material original de la versión de 130 minutos ha sido borrado, perdido o, directamente, destruido.
Horizonte Final funcionó realmente mal en taquilla y fue maltratada por la crítica, no obstante con el tiempo ha ido ganando el estatus de culto. En 2017 el director y uno de los productores de la película concedieron una entrevista con la revista Crave en la que confesaban su interés por recuperar todas esas escenas eliminadas para hacer un montaje del director de la película, sin embargo todo lo que contenía esa versión será para siempre un misterio puesto que hace tiempo que ambos bajaron los brazos. ¿El motivo? El largometraje se rodó antes de la era del DVD, y mucho del material original se ha perdido, destruido o incluso directamente borrado. Anderson comentaba en otra entrevista con The Ringer que el metraje perdido estaba tan disperso por el mundo que una escena se encontró en una vieja mina de sal en Transilvania, una afirmación que puede resultar chocante pero que tiene sentido cuando se sabe que algunos de los grandes estudios guardaban grandes cantidades de celuloide en los lugares más insospechados como, por ejemplo, antiguas minas de sal reconvertidas en almacenes. La razón tiene que ver con que estos sitios ofrecían el grado de temperatura y humedad óptimos para almacenar este tipo de contenidos con un coste mínimo. Problemas a la hora de llevar a cabo adecuadamente los inventarios surgían constantemente, de modo que cuando se devolvían grandes cantidades de metraje perdido se encontraban auténticas rarezas.
Lo que está claro es que Anderson asegura que el poco material que no se ha perdido "no se puede usar" puesto que está en calidad VHS y en un estado muy pobre, de modo que es de imposible remasterizado. Cada uno tendrá su opinión y es imposible saber quién está en lo cierto, pero desde mi punto de vista esos recortes derivados de la censura hicieron que la película funcione mejor. Insisto, sin hacer spoilers, hay un punto de terror lovecraftiano y evocador en ocultar más de lo que se muestra y dejar que la imaginación del espectador vuele para llenar todos esos espacios vacíos... especialmente en las escenas más intensas como, por ejemplo, la adecuadamente titulada la "orgía de sangre". Hay mucho de casualidad en lo bien que funcionan muchas cosas de la película y es que, de hecho, Philip Eisner, el responsable del libreto, tenía la idea inicial de que esto fuera algo así como El Resplandor en el espacio y poco a poco todo tipo de azares y la intervención de los productores hicieron que el filme fuera cogiendo una ruta mucho más interesante y novedosa.
Las influencias de la película en videojuegos son constantes. Desde todo lo que ha bebido de ella la saga Dead Space, hasta incluso las bromas de homenajes como el de Conker al "meatgrinder": el largo pasillo de la nave Event Horizon que forma parte de todos los momentos visualmente icónicos que deja la película. En resumen, es una película que podrá gustarte más o menos pero que ha aguantado bien el paso del tiempo a pesar de tener ya 25 años a sus espaldas, y que ha tenido tanta influencia en videojuegos que merece una pena que le eches un vistazo. Eso sí, su presencia en Amazon Prime o similares es nula y, si llegas tarde o te gusta tanto que quieres tenerla para siempre, puedes comprar Horizonte Final en blu-ray a un precio realmente competitivo y disfrutar de algunos de sus jugosos extras.
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