Juego de Tronos, la serie de televisión que tomó el relevo de la trilogía de El Señor de los Anillos como estandarte de la fantasía épica para toda una generación de espectadores, se ha convertido en uno de los grandes fenómenos de la cultura poo a nivel internacional. Durante una década, los fans nos sumergimos en un mundo lleno de intrigas, traiciones y dragones, dividiéndose entre los que pagaban sus deudas en oro o sangre, y los que sabían que el norte recuerda. Sin embargo, este fenómeno también tuvo un comienzo turbulento. Antes de que el invierno llegara a Poniente, hubo un episodio piloto de Juego de Tronos que resultó ser un desastre, una verdadera pesadilla para HBO que le costó más de 30 millones de dólares y obligó a la plataforma a replantearse toda la serie.
El episodio piloto que nadie vio
El episodio piloto original de Juego de Tronos fue tan desastroso que prácticamente nadie lo ha visto. Los actores, el equipo de producción y los ejecutivos de HBO confesaron que este primer intento fue un completo fiasco. En palabras de Nikolaj Coster-Waldau, quien interpretaba a Jaime Lannister: "Nadie sabía lo que estábamos haciendo ni qué demonios era esto". Durante la llegada del rey Robert Baratheon, una escena clave en el episodio, Coster-Waldau recuerda haber encontrado toda la situación ridícula. La producción se encontraba en una especie de limbo entre la seriedad y una fiesta de disfraces. A pesar de que nadie tenía expectativas de que este proyecto se convirtiera en un fenómeno, todos coinciden en que se divirtieron mucho durante el proceso.
Michelle Fairley interpretó a Catelyn Stark
Las razones del fracaso
Entonces, ¿qué salió mal en este episodio piloto? Según David Benioff y Dan Weiss, los creadores de la serie, en ese momento simplemente no sabían hacerlo mejor. Tal como le detallaron en una extensa entrevista a Entertainment Weekly, el piloto no logró transmitir detalles esenciales de la trama. Los espectadores que no estaban familiarizados con los libros de George R.R. Martin y no comprendían elementos fundamentales de la historia en general, como que Jaime y Cersei Lannister eran hermanos, lo que provocó que momentos cruciales pasaran desapercibidos.
Incluso desde el punto de vista técnico, el episodio piloto resultó ser muy pobre. Las localizaciones en Irlanda del Norte y Marruecos no se utilizaron adecuadamente, y se produjeron momentos cómicos, como una escena en la que un caballo se mostró especialmente emocionado sexualmente en un momento que poco aportaba al argumento de la serie. Incluso algunos actores no comprendían del todo la escala de la serie ni que en realidad se trataba de un escenario fantástico y no de algún tipo de recreación histórica. Todo esto llevó a la conclusión de que la serie necesitaba un nuevo enfoque.
Imagen procedente del piloto original que muestra algunas diferentes con la versión final del primer capítulo
Los cambios y las diferencias
A pesar de las malas sensaciones que el episodio piloto generó internamente, HBO permitió a Benioff y Weiss volver a grabar casi todo el material. Hubo cambios de actores, incluyendo a miembros del reparto principal. Originalmente, en el episodio piloto de Juego de Tronos, Daenerys Targaryen era interpretada por la actriz Tamzin Merchant, y Catelyn Stark era interpretada por Jennifer Ehle. Sin embargo, ambos papeles fueron posteriormente reasignados, y Emilia Clarke asumió el papel de Daenerys Targaryen (a pesar de sus reticencias en relación a las escenas de desnudos), mientras que Michelle Fairley interpretó a Catelyn Stark en la versión final de la serie.
Tal vez el cambio más significativo fue el tono y el enfoque de la serie. Mientras que el episodio piloto original tenía problemas para encontrar un equilibrio entre la seriedad y una multitudinaria y cara partida de rol, el primer episodio de la serie estableció un tono más coherente y oscuro. También se trabajó muy duro desde el equipo de guionistas en ayudar a que el reparto tuviera una visión global de la serie y a establecer, en los primeros episodios, un escenario que fuera fácil de comprender para los espectadores.
George R. R. Martin caracterizado para su cameo en el episodio piloto de Juego de Tronos
La inversión de HBO en el episodio piloto original de Juego de Tronos fue astronómica. Más de 30 millones de dólares se gastaron en un piloto que finalmente se desechó por completo. Bob Greenblatt, ex presidente de Warner Media, expresó su desacuerdo con el proyecto cuando vio esta versión del episodio en sus primeros meses dentro de la empresa. Según él, el episodio no funcionaba y no tenía nada claro el futuro de la serie. Sin embargo, Greenblatt también fue quien animó a Casey Bloys, director de contenido de HBO, a dar luz verde a la serie moderando los gastos de producción de la primera temporada tras la inversión realizada en la recreación del episodio piloto. Este movimiento significó que HBO debía tomar medidas drásticas para que la serie fuera un éxito. La inversión valió la pena, ya que Juego de Tronos se convirtió en un fenómeno pop que para HBO no solo se tradujo en millones de nuevas suscripciones para su servicio, sino también en la revalorización de la marca como franquicia.
El legado de Juego de Tronos
A pesar de su inicio problemático, Juego de Tronos demostró que las obras de ciencia ficción y fantasía podían adaptarse al medio con grandes presupuestos y alcanzar un éxito masivo incluso entre un público muy alejado al género literario original. Si bien George R. R. Martin puede darse por satisfecho por el aumento de ventas de sus libros de la serie Canción de hielo y Fuego, los seguidores de la serie todavía eran mucho más numerosos que los lectores de los libros Esto abrió la puerta a otras adaptaciones, como Fundación y Sombra y Hueso, que buscan conquistar a los amantes del género y que demuestran que el género fantástico en la literatura es rentable más allá de fenómenos como Harry Potter.
Por otro lado, los aficionados del género de fantasía también esperan on ganas que esta revitalización del género acelere la adaptación de las novelas de autores tan queridos como Joe Abercrombie, Brian McClellan o Brandon Sanderson. Con el precedente de Juego de Tronos, hay un mercado hambriento de historias épicas, mundos fantásticos y personajes memorables y traicioneros que esperan dar el relevo a series como La Casa del Dragón.
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