La película de la que hoy os vengo a hablar es una obra maestra del cine de ciencia ficción, pero también una epopeya espacial en la que no muchos confiaban cuando se anunció su desarrollo. Pese a tener uno de los directores más resolutivos y ambiciosos del momento detrás, Denis Villeneuve (La llegada, Blade Runner 2049), no muchos confiaban en la capacidad de Hollywood para no arruinar una de las novelas más inconmensurables de la historia del género.
El Señor de los Anillos del espacio
Poder disfrutar en cines de estos 155 minutos de lucha y supervivencia sobre la hostil arena Arrakis fue, para muchos, y perdonen si os ofenden este símil, una experiencia solo comparable al espectáculo que resultó 20 años antes ver El Señor de los Anillos de Peter Jackson. Cambiando la fantasía por los viajes espaciales, pero sin perder ni una pizca de épica, ambas producciones se presentaban con el desafío de hacer justicia a obras referentes en sus campos.
Las similitudes no acaban ahí. Al igual que ESDLA, el espectador no se iba a conformar solo con un largometraje entretenido y bastante fiel al libro. Quería más, mucho más, uno de los mayores shows audiovisuales de todos los tiempos donde todo en su desarrollo, desde el diseño de producción a la fotografía y, por supuesto, la banda sonora, le hiciera merecedor de cada chelín gastado. Dune no podía ser solo una película, debía ser algo mucho más grande.

Y, ¿lo logró? Estoy deseoso de leer vuestros comentarios, pero en mi opinión sí que lo consiguió. Mi experiencia en el cine fue un viaje cinematográfico épico e inmersivo que me tuvo subiéndome por las paredes más de dos años esperando su continuación directa, la aún más soberbia Dune 2, que también tendrá secuela.
Si no sabes de qué va Dune, esta adaptación de la novela de Frank Herbert nos lleva a un futuro muy, muy lejano donde la galaxia, dominado por un imperio que depende para su supervivencia y prosperidad del control de "la especia". Solo se encuentra en Arrakis, un planeta desértico habitado por colosales gusanos de arena en el que dará comienzo una gigantesca lucha por el poder de resultados impredecibles. Misterio, traición, destinos divinos y una guerra interestelar dan comienzo en esta primera película de una saga que apunta a quedarse varios años con nosotros, con Villeneuve deseoso de hacer una tercera película de Dune.

A buen seguro será otro éxito teniendo en cuenta cómo Dune logró recaudar en cines hace dos año más de 400 millones de dólares pese a la piratería y un estreno en simultáneo para EE.UU. en HBO Max (actualmente renombrada como Max). Lo más loco de todo esto es que la película desarrolló con 165 millones de dólares, una cuantía bastante inferior al de otros films recientes de la industria.
Dune y su maldición de 40 años
Denis Villeneuve hizo magia y demostró que los directores todavía importan en Hollywood. Y eso a pesar de los rumores de maldición en la meca del cine que habían sobre Dune. La novela fue protagonista de un intento fallido de ambición desmedida de Alejandro Jodorowsky, que fue examinada hace 10 años en un maravilloso documento, así como de una película en 1986 que fue tan manida por los productores de la época de la que su director, David Lynch, no quería ni oír hablar. De hecho, no quiso saber nada de esta Dune de Denis Villeneuve.
Si deseas ver Dune estás de suerte. Hoy, 17 de enero, se proyecta la película a partir de las 22:00 (hora peninsular) en Neox de Atresmedia. Si no llegas al tiempo para el pase, el film está disponible en Max, Netflix y Prime Video, si bien es posible que prefieras unirte a Max ya que ahí está no solo su secuela, sino también su precuela, La Profecía, que al final nos ha terminado gustando.
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