La Saga Star Wars está a punto de abrir un nuevo e importante capítulo de su universo con su próxima entrega cinematográfica dirigida por Sharmeen Obaid-Chinoy y protagonizada por Daisy Ridley, quien retoma su papel como Rey Skywalker. Aunque el título oficial aún no ha sido confirmado y la fecha de lanzamiento está lejos en el horizonte, la película ya está generando discordia entre los fans, pero ¿por qué? Desde su anuncio, la elección de Obaid-Chinoy como directora ha sido objeto de polémica y intensos debates en las redes sociales entre los seguidores de la saga galáctica, con una legión de aficionados muy posicionados en su contra. Los motivos, casi siempre dentro del rango de las opiniones personales, tienen muchas veces más que ver con posturas sociales y políticas que con Star Wars. O con el cine en general. Es una pena.
Y también es una postura que a pesar de su visibilidad en redes sociales y titulares sensacionalistas, resulta sesgada y tendenciosa muchas veces. Viene acompañada de comentarios en redes sociales del tipo “a ningún fan de Star Wars le gusta Rey”. Y claro, como generalidad que es, se equivoca. Yo me considero fan de Star Wars, seguramente más que ninguna otra etiqueta que se me pueda poner, y me encanta el personaje de Rey. Yo estuve en la pasada Star Wars Celebration de Londres en el momento en el que Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, presentó la película y confirmó a Ridley como protagonista. Yo estaba allí disfrutando del rugido de alegría y de la aclamación con la que recibió a la actriz. E imagino que la noticia no fue del agrado de todos los presentes, pero desde luego había gente feliz. A mi me hizo feliz.
LONDRES, INGLATERRA - 7 DE ABRIL: (De izquierda a derecha) Daisy Ridley, Kathleen Kennedy y Sharmeen Obaid-Chinoy asisten al panel de estudio en la Star Wars Celebration 2023 en el centro de exposiciones ExCel de Londres el 7 de abril de 2023. (Foto de Jeff Spicer/Jeff Spicer/Getty Images para Disney)
Una galaxia y un futuro por descubrir
Esta película marca un hito significativo tanto dentro como fuera del universo de Star Wars. Por primera vez, una mujer dirige una película de la saga, lo cual es un avance importante en la industria cinematográfica. La elección de Obaid-Chinoy no solo representa un paso adelante en términos de diversidad e inclusión, sino que también aporta una perspectiva fresca y única a la franquicia. Y eso está bien, porque es una directora con una posición social e intelectual muy clara y firme, y eso me resulta interesante, pero también es alguien que ha demostrado que puede divertirse con un producto más universal centrado en el entretenimiento, como hizo en la serie de Ms. Marvel. Resulta curioso que esos mismos motivos sean los que esgrimen aquellos que llevan ya meses boicoteando la elección de Chinoy como directora.
En las últimas semanas hemos podido ver como Chinoy ha protagonizado miles de titulares debido a declaraciones completamente sacadas de contexto y lanzadas a los cuatro vientos en busca de la polémica y el titular fácil. Poco más que añadir: no, Chinoy no odia a los fans de Star Wars ni quiere hacer que nadie se sienta excluido o incómodo. Y es que esta película, todavía sin un título oficialmente confirmado (de momento, La Nueva Orden Jedi), parece que sigue pagando los "platos rotos" del rechazo con el que ciertos sector del fandom recibió el estreno de El Ascenso de Skywalker, más allá de sus piruetas narrativas y bandazos argumentales (debidos en gran medida, y precisamente por las críticas recibidas por el capítulo anterior de la serie, Los Últimos Jedi).
Este rechazo tiene su avatar en la protagonista de la película Daisy Ridley, que recientemente ha hablado abiertamente de los problemas de salud que sufrió debidos al stress y la presión sufrida tras esos dos estrenos. Me alegro mucho de que Ridley haya decidido volver a colgarse el sable láser y el apellido Skywalker, porque (ahora sí), esta película es importante para Star Wars como franquicia. E imagino a pocos fans de Star Wars que no quieran disfrutar de más Star Wars en el futuro. Y es que tras episodio 9, y si nadie decide recuperar a Palpatine de la nada, supone la exploración argumental de un periodo de la cronología galáctica del que no se sabe apenas nada. Eso supone nuevas aventuras, escenarios, ideas y posibilidades. ¿No es ilusionante?
Ya el personaje de Rey nos ofreció algún destello de novedad en la trilogía de secuelas, incluso lastrada como estaba por el peso de la continuidad y la necesidad de vincular sus películas de Star Wars con la trilogía original de George Lucas y sus protagonistas. Ahora Rey es un personaje mucho más libre que puede explorar el poder de la Fuerza y la galaxia sin ese lastre narrativo. También es un personaje asentado, que ya no tiene que presentarse desde cero a los espectadores. Me parece maravilloso que en el personaje de Rey (y en Ridley) pueda recaer la responsabilidad de crear una nueva orden jedi, guardianes y protectores de la paz en la galaxia. Y que esta historia comience con una profesional con tantas ganas de contar cosas nuevas como Chinoy, no porque la nueva Star Wars vaya a ser una película feminista o politizada, sino porque Star Wars va de la esperanza de que el bien triunfa sobre el mal, y eso era necesario en 1977 cuando se entrenó la primera película de Star Wars, y por desgracia, lo será también en 2026, casi 50 años después.
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