Creo que nadie puede discutir a estas alturas que Parque Jurásico, la película dirigida por Steven Spielberg, es un ícono del cine. Un taquillazo que ha cautivado a audiencias de todo el mundo desde hace varias décadas y que sigue completamente vigente. Su espectacularidad, sus emocionantes escenas de acción y, por supuesto, sus asombrosos dinosaurios son elementos que han contribuido a convertirla en un clásico atemporal. Pero, más allá de la fantasía que despliega en pantalla, la película y la novela original de Michael Crichton logran conquistar a su audiencia gracias a una trama sólidamente fundamentada en la ciencia. Al menos, eso parece a simple vista. Sin embargo, si rascamos un poco en la superficie, nos damos cuenta de que Parque Jurásico presenta un error científico garrafal que desafía la verosimilitud de la historia.
Una de las premisas centrales de Parque Jurásico es que los científicos pueden extraer ADN de dinosaurios a partir de mosquitos atrapados en ámbar, un concepto que resulta fascinante y que parece plausible, ¿verdad?. La idea es que estos insectos prehistóricos, que se alimentaban de la sangre de los dinosaurios, quedaron atrapados en ámbar y, con el tiempo, su contenido abdominal se convirtió en un cofre del tesoro genético prehistórico. Pero, ¿qué sucede si observamos más detenidamente el mosquito que el personaje John Hammond lleva en su bastón y que se muestra en pantalla?
El mosquito equivocado
Aquí es donde surge el problema científico en Parque Jurásico. Si aceptamos que ese mosquito es uno de los proporcionan el ADN, en realidad la explicación del video presentado por Hammond en el parque nos está engañando (o le han informado mal). Y es que el mosquito que aparece en la película es un macho, y esto es crucial para entender por qué la trama no se sostiene desde una perspectiva biológica.
Resulta que, en la mayoría de las especies de mosquitos, solo las hembras se alimentan de sangre y almacenan este recurso en su abdomen para desarrollar sus huevos. Los machos, por otro lado, se alimentan de fuentes de carbohidratos, como néctar y savia. En el caso del mosquito que muestra la película, pertenece a la especie Toxorhynchites rutilus, conocida como mosquito elefante. Sorprendentemente, es un mosquito que no se alimenta de sangre. Entonces, si asumimos que este mosquito es uno de los que se extrae la supuesta sangre de dinosaurio, nos encontramos con un problema gordo para el argumento, ya que el mosquito que nunca pudo haber contenido ADN de dinosaurio (ni de nada, ya puestos) es el centro de toda la trama de clonación de dinosaurios.
¿Podría clonarse un dinosaurio incluso con sangre de mosquito?
Si dejamos de lado el detalle del mosquito equivocado y nos concentramos en si, en teoría, sería posible clonar un dinosaurio a partir de la sangre de un mosquito, nos enfrentamos a otro obstáculo científico. La sangre que un mosquito podría haber ingerido y almacenado no es precisamente un almacén de ADN intacto y viable. Es un insecto, no un tupperware. Con el tiempo, el ADN se descompone y degrada, especialmente en las condiciones del estómago de un insecto. Además, el proceso de extracción y secuenciación de ADN de dinosaurios es un desafío técnico monumental que va más allá de lo que se muestra en la película. Incluso con una fuente viable de ADN de dinosaurio, la probabilidad de clonar un dinosaurio es sumamente baja y presenta numerosos obstáculos científicos.
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El precio del realismo en Parque Jurásico
A pesar del error científico en la trama de Parque Jurásico, la película sigue siendo un clásico increíblemente disfrutable. Este fallo de documentación es un pequeño precio a pagar por la diversión y espectacularidad que ofrece la película. Aunque no podamos clonar dinosaurios a partir de mosquitos en ámbar en la vida real, Parque Jurásico nos permite soñar con la posibilidad de hacerlo y de convivir con estas criaturas prehistóricas, aunque como dijo el personaje del Dr. Ian Malcolm en la película, Solo porque puedas, no significa que debas. Porque al principio todo es uuuuh y ahhh, pero luego vienen las carreras. Parque Jurásico nos recuerda que, incluso en la ficción, es importante disfrutar de la ciencia, pero también saber dejar volar nuestra imaginación.
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