En los últimos meses nos hemos propuesto seguir un poco más de cerca el cine de terror. El género está constantemente abierto a nuevas ideas y nos trae propuestas tan sugerentes como la presentación de una cinta slasher desde el punto de vista del asesino pero hoy, en este tema, quiero pararme en uno de esos films concebidos para atemorizar a sus espectadores que, además, causó una gran sensación con su estreno hace ahora un par de año: os hablo de Smile.
Smile, traducido en algunos países como Sonríe, se presenta como un thriller psicológico de terror donde seguimos la historia de la doctora Rose Cotter (Sosie Bacon), quien tras presenciar un extraño y traumático incidente con un paciente empieza a experimentar sucesos aterradores que no puede explicar. "A medida que un miedo sobrecogedor comienza a afectar a todos los aspectos de su vida, Rose se verá obligada a afrontar a su problemático pasado para sobrevivir y escapar de su terrorífica nueva realidad", agrega su sinopsis. Como ves, una historia no muy rompedora, pero que sí que supo impactar a la audiencia ofreciendo una montaña rusa de sobresaltos y emociones con muchos de los trucos habituales del género y un generoso surtido de escenas espeluznantes.

En definitiva, una película clásica de sucesos inexplicables donde nadie cree a su protagonista y esta debe avanzar por un cúmulo de infortunios mientras el espectador, gracias a un cuidado trabajo de dirección firmado por Parker Finn, se sumerge por completo en su atmósfera con, como decíamos antes, algún que otro momento de saltar de la silla. Todo ello además con un presupuesto mínimo para lo que es Hollywood, 17 millones de dólares, que fue recuperado con creces en cines al recaudar más de 200 millones de dólares, y eso que se suponía que la cinta iba a llegar en exclusiva a plataformas. Pero, ¿por qué lo petó en taquilla?
Una película magistralmente promocionada
Esta producción gustó al público, y de hecho aún tiene un 6,5/10 en IMDb, pero lo cierto es que Smile no habría entrado tan de lleno en las masas de no haberse apostado por una inquietante, agresiva y muy ingeniosa campaña de promoción. Esta consistía en contratar a actores para luego enviarlos a eventos deportivos. ¿Su cometido? Asegurarse de sonreír a lo Sheldon Cooper ante la cámara. La acción generó mucho impacto y se viralizó en redes sociales.
Un ejemplo más de cómo a veces hace falta algo más que un buen producto para alcanzar el éxito. En este caso Paramount Pictures triunfó con sus sonrisas perturbadoras y Smile, a día de hoy, está a la espera de recibir una secuela. Pero mientras hoy te invitamos a disfrutar de la película y pasar un rato agradable de miedo en televisión aprovechando que Smile se acaba de añadir al catálogo de Netflix. Hasta hace unos días estaba disponible en Prime Video de Amazon.