Si preguntas a muchos fans de Harry Potter por su película favorita, muchos de ellos te dirán que esta es el Prisionero de Azkabán. Tras casi dos años de espera entre la segunda y tercera parte, esta parte de la saga dio un salto de calidad en la producción y supuso un punto de inflexión importante en el devenir de esta producción de Warner Bros..
Este largometraje lo dirigió Alfonso Cuarón, aunque en un primer momento no las tuvo consigo. El mexicano nunca había leído las novelas de Harry Potter, ni tampoco visto las dos primeras películas, antes de que aceptase el puesto. Quien le convenció fue otro compañero de profesión, Guillermo del Toro, que le dijo lo siguiente: "No seas estúpido; léelas inmediatamente". Viendo el potencia de la saga, Cuarón llegó al set de grabación y le pidió a los tres actores principales, Daniel Radcliffe, Rupert Grint, y Emma Watson, que escribiesen un ensayo sobre los papeles que interpretaban, y a decir verdad, el resultado de estos mostró la cara también de estos personajes.
Emma Watson escribió un ensayo de 16 páginas
Emma Watson presentó una redacción de 16 páginas sobre Hermoine, mientras que Daniel Radcliffe sólo consiguió hacer un texto de una página sobre Harry. Por su parte, Rupert Grint, al más puro estilo Ron, no escribió ni una sola letra. Oficialmente, el actor que interpreta al joven Weasley, comentó que estaba preparándose para los exámenes, aunque también tiró de cierta picaresca y esencia del personaje y dijo que "es lo que Ron Weasley haría", según recoge HuffPost.
En la antítesis de Grint, Watson se volcó tanto en su personaje, que parecía que la maga y ella eran la misma persona en la ficción y en la vida real, tanto que llegaba a hablar en voz baja sobre los diálogos del resto de elenco fílmico. En entrevistas posteriores, la joven actriz reveló que le encantaban los libros de Harry Potter y que "quería hacer bien mi trabajo. Aunque me pasé un poco".