Marcos Yasif
Editor - Cine y TVPeriodista y apasionado de la industria del entretenimiento. He crecido con la ilusión de poder viajar por las estrellas como en Star Trek y salvar el mundo como Goku y Superman, dos pasiones que me han llevado a especializarme en cine y series de acción, ciencia ficción y superhéroes. Desde 2022 cuento en 3DJuegos todas las novedades de la pequeña y gran pantalla, con la intención de mantenerte al día con las historias que nos hacen soñar y escapar de la realidad, pero mi historia en la revista comenzó mucho años antes: en 2008.
El pasado martes inicié sesión en Filmin para ver una película y me encontré con una novedad que me hizo mucha ilusión: Friday Night Lights. No sé si la conocéis, pero este drama deportivo "high-school", que me mantuvo enganchado durante cinco temporadas, es una de las mejores series estrenada en los 2000. Además, funcionó como una auténtica cantera de estrellas de Hollywood, aunque hoy he querido titular este texto en honor a su actor principal, Kyle Chandler, a quien veremos pronto interpretando a Linterna Verde en la esperada Lanterns.
Aparte de él, el reparto contaba con un por entonces desconocidísimo Jesse Plemons (Breaking Bad), que poco a poco se hizo un hueco en la industria, o al mismísimo Michael B. Jordan, quien se unió en las últimas entregas antes de convertirse en el rostro de Creed (aunque yo ya lo seguía desde que era un niño en The Wire). En definitiva, dos nombres que hablan bien del nivel interpretativo de una producción hecha para disfrutarse en televisión, sin pretensiones de superproducción y, por tanto, sin rodajes ni ensayos cinematográficos.
Pero ni falta que le hizo. El guion era tan sólido que Friday Night Lights consiguió lo que poco antes me habría parecido impensable: que me comprara el Madden NFL. No tenía idea alguna sobre las reglas del fútbol americano y nunca me había interesado el deporte más emblemático de Estados Unidos, pero la intensidad de los partidos en el instituto de Dillon y la épica de sus jugadas me atraparon por completo. De repente, conceptos como el touchdown, el fumble o la importancia del quarterback cobraron sentido, no como simples términos técnicos, sino como el motor emocional de toda una comunidad que vivía cada semana con la ilusión de ver encender las luces del campo de fútbol los viernes por la noche.
Mucho más que una serie de deportes
No te engañes: puede que sea una serie de deportes —quizás la mejor en su género junto a la divertidísima Ted Lasso y la tristemente cancelada Winning Time: The Rise of the Lakers Dynasty—, pero también es un retrato muy honesto, profundo y emocionante sobre la vida en un pequeño pueblo de Texas con mil historias distintas. Todos los personajes estaban magistralmente escritos y se desarrollaron con coherencia a lo largo de sus 76 episodios. En cada entrega, la llegada de nuevos integrantes a esa sociedad evitaba que la trama cayera en la monotonía, habiendo nuevos peligros, desafíos, y tramas que descubrir.
En pleno 2025, ponerse a ver una ficción de casi cien capítulos de una hora, cargada de momentos desgarradores y subtramas adolescentes, puede que no sea lo que más apetezca a los que me leéis en estas páginas. Sin embargo, hay obras tan rotundas en su ejecución que su visionado es una recomendación obligatoria. Creo que todos encontraréis aquí una buena historia que os servirá para crecer como personas o, al menos, para que os entren ganas de mudaros a un pueblo texano y aficionaros al equipo local. No diré que durante un tiempo tuve ese sueño, pero en mi caso me conformé con solo jugar una saga icónica de videojuegos y madrugar para verme alguna que otra Super Bowl.
Esta es, además, la oportunidad perfecta para conocer al futuro Hal Jordan del Universo DC de James Gunn, que estrenará en unos meses Lanterns, un cruce entre True Detective y la ciencia ficción que me tiene intrigado y emocionado a partes iguales. Cabe decir que la trayectoria de Kyle Chandler no es ninguna tontería, habiendo aparecido en películas como la estupenda Super 8 de J.J. Abrams o en varias entregas del Monsterverse (Godzilla: King of the Monsters y Godzilla vs. Kong). Veremos qué tal le sienta el traje de superhéroe; mientras tanto, ¿qué tal si nos ponemos a animar unos meses a los Dillon Panthers? Aunque, para ser sinceros, yo siempre fui más de los East Dillon Lions.
Por cierto, se me olvidaba, antes hubo una peli homónima que también merece la pena. Es más directa en su misión de mostrar la importancia del fútbol americano en estas pequeñas ciudades de Estados Unidos, por lo que yo me quedo más con la serie. Pero ambos son títulos muy dignos que me apetece recomendar.
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