Desde que se estrenara el primer tráiler de Blancanieves durante la celebración del último D23, los live-action de Disney han vuelto al foco de atención. Algunos lo han hecho por buenos motivos, como es el caso de Stich y su apariencia, pero otros no dejan de acrecentar una polémica que ya viene de lejos. Echando la vista atrás, hubo un tiempo en el que "live-action" no era sinónimo de descontento, pero sí que hubo un momento de ruptura entre estas adaptaciones y el público. En ese sentido, Aladdín se puede considerar dicho momento, puesto que se trata de una de los remakes más infravalorados de todos y, tras él, nada fue igual.
La película más taquillera de Will Smith
Si bien Disney ya había hecho sus incursiones previas en el mundo del live-action con películas como 101 Dálmatas de 1996, fue a partir de 2010 cuando la compañía encontró un nuevo nicho que explorar tras el lanzamiento de Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton. La mente creativa del director de Bitelchús y un reparto con figuras como Johnny Depp o Anne Hathaway fueron más que suficientes para que la cinta diera el pistoletazo de salida a la fiebre de los remakes en carne y hueso.
Más tarde, en 2014, llegaría Maléfica (protagonizada por Angelina Jolie) para contar una nueva versión del clásico de La Bella Durmiente. Pese a ser una de las adaptaciones mejor valoradas con el tiempo, los cambios en la historia principal hicieron que muchas personas no estuvieran de acuerdo con la nueva versión de la villana y fue entonces cuando Disney decidió que se ceñiría a las historias que los espectadores ya conocían.
De esta forma, llegaron Cenicienta, El Libro de la Selva, Alicia a través del espejo (esta fue la excepción), La Bella y la Bestia, Christopher Robin, Dumbo y finalmente Aladdín en 2019; 9 años de remakes en los que el público cada vez se sentía más saturado y las películas comenzaban a volverse copias de sus versiones originales, pero con menos personalidad. Con La Bella y la Bestia comenzaron las críticas en torno a la nueva estética de personajes como Chip o La Señora Potts, así como algunos debates (algo absurdos) en torno a la inclusividad. Dumbo fue un auténtico desastre. La visión de Burton fue demasiado oscura para una cinta ya de por sí algo triste. Christopher Robin es una cinta olvidable y lo mismo ocurre con El Libro de la Selva. Para cuando llegó Aladdín, el ojo crítico ya estaba puesto sobre los live-actions.
Pero Aladdín fue una gran adaptación con muchos aciertos y un elenco a la altura de los personajes. Dirigida por Guy Ritchie, la cinta alcanzaba unos niveles de calidad bastante altos, mucha personalidad propia y añadía algunas novedades que ayudaban a dar más profundidad a los personajes y hacían que la cinta no resultara monótona. También, visualmente Agrabah era un lugar de ensueño y durante las más de 2 horas que duraba era muy difícil aburrirse gracias a todas las canciones clásicas del metraje original y algunas nuevas.
Otro pilar muy interesante de la obra eran sus actores. El equipo de casting tardó mucho en elegir a los dos protagonistas, Jasmine y Aladdín, papeles que finalmente fueron para Naomi Scott y Mena Massoud. Si bien ambos bordan sus papeles, mientras que Naomi Scott comienza a consolidar su carrera en Hollywood, Mena Massoud ha admitido tener problemas para encontrar papeles tras haberse puesto en la piel del ladrón. Pero problemas a un lado, hay otro actor que es definitivo para dar empaque a la cinta y ese no es otro que Will Smith.
La elección del Genio era uno de los retos más grandes a la hora de abordar la historia. No solo se trata de un personaje estridente en la cinta animada, sino que era el gran Robin Williams quien se encargaba de darle vida a través de la voz. Plasmar la esencia única de Williams era imposible, pero si había alguien capaz de dar una nueva identidad al Genio con éxito ese era Will Smith. El actor aceptó el papel no sin mucho miedo. Tal y como él mismo confesó, "estaba aterrado" de no estar a la altura de su predecesor. Sin embargo, este decidió inspirarse en algunos de sus papeles más famosos de los años 90, como El Príncipe de Bel-Air, para ofrecer una nueva versión que gustara al público. Y lo consiguió. Aladdín es a día de hoy la película más taquillera en la que ha participado.
Entonces, si fue un éxito en taquilla (recaudó más de 1.000 millones), ¿por qué Aladdín aparece siempre en los rankings como una película mediocre? ¿Por qué la crítica fue especialmente moderada con ella? La respuesta fue el hastío. Tal y como hemos visto, Aladdín llegó en un momento en el que los live-action de Disney ya estaban muy resentidos. De la misma manera, es cierto que hay elementos, como el personaje de Jafar, que no estuvieron a la altura de las expectativas o algunos cambios que no acabaron de gustar a los expertos.
Pero ahora, con la perspectiva que el tiempo ofrece, es bastante palpable que este fue el último buen live-action que Disney desarrolló (al menos de momento) y seguramente uno de los mejores. A él le siguieron otros como El Rey León (el live-action más taquillero, pero que menos gustó con el tiempo), la segunda parte de Maléfica, La Dama y el Vagabundo, la fallida Mulán, Pinocho (canibalizada por la adaptación superior de Guillermo del Toro), Peter Pan & Wendy y La Sirenita. Tan solo Cruella ha sido capaz de salvarse de una crítica demoledora desde entonces y porque recuperaba una esencia innovadora, tal y como hizo Maléfica en su día. Ni siquiera se podría considerar un remake de 101 Dálmatas, sino más bien una precuela.
Así pues, con muchas más entregas por llegar (recordemos que Hércules, Los Aristogatos o Robin Hood son solo algunos de ellos), Aladdín sigue encontrándose en el podio de los remakes de Disney por mucho que sea una de sus obras más infravaloradas. En el caso de querer echarle un vistazo, esta está disponible a través de Disney Plus.
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