Los esports y el deporte tradicional tienen una relación convulsa. Grandes inversores del mundo del deporte se han adentrado en la industria e incluso tenemos equipos de fútbol españoles que directamente han participado en las grandes competiciones de League of Legends nacionales como Valencia, Betis o FC Barcelona. Sin embargo, los dos sectores no están tan relacionados como podría parecer en apariencia y la última prueba de ello llega por culpa de los Juegos Olímpicos.
Los Juegos Olímpicos quedan en ridículo con su torneo de esports
Recientemente se ha anunciado la celebración de las Olympic Esports Series, una competición organizada por el COI en colaboración con las federaciones de los deportes electrónicos y empresas encargadas de la publicación y distribución de videojuegos. Un acercamiento que podría parecer buena idea. A los esports nunca les vendrá mal tener algo más de reconocimiento y más en un año en el que parecen enfrentar una importante crisis económica, mientras que los Juegos Olímpicos podrían beneficiarse de un nuevo sector de audiencia y comenzar a formar un relevo generacional.
El problema es que, en lugar de acercar posturas, el COI se ha convertido en el hazmereir de la comunidad. Los juegos elegidos para el primer gran evento de esports a nivel mundial que han decidido respaldar son, en su mayoría, títulos que carecen por completo de interés competitivo. Hay algunos bien tirados, como Gran Turismo o el Ajedrez (a través de Chess.com). Incluso compramos la idea de incluir Just Dance, porque aunque sea poco seguido podéis alucinar con sus competiciones. Sin embargo, nada más tiene siquiera un poco de sentido.
A continuación, repasamos todas las categorías deportivas y sus videojuegos…
- Tiro con Arco - Tic Tac Bow
- Béisbol - WBSC eBaseball: Power Pros
- Ajedrez - Chess.com
- Ciclismo - Zwift
- Baile - Just Dance
- Automovilismo - Gran Turismo
- Navegación - Virtual Regatta
- Tennis - Tennis Clash
- Taekwondo - Virtual Taekwondo
Café para los muy cafeteros
Probablemente no conozcáis muchos de los juegos mencionados. En las grandes sagas ni siquiera se especifica la entrega en la que se jugará este torneo y otros títulos se mencionan con un nombre incompleto. La lista es un despropósito en muchos sentidos. Además de estos fallos, incluye títulos poco conocidos que no tienen ningún tipo de comunidad competitiva. Quizá WSBC eBaseball: Power Pros sea el próximo GOTY, pero está todavía por descubrir. Es más, Tic Tac Bow (en realidad Tic Tac Bow: Archery PVP) apenas se ha descargado un millar de veces en la Google Play Store. Para que exista un esport ha de haber una gran comunidad y la mitad del plantel (siendo generosos) no cumple con esta característica.
La mayoría de los esports más vistos no aparecen debido a problemas relacionados con la naturaleza de los mismos. League of Legends, Dota 2, Counter-Strike o Valorant no están precisamente alineados con los valores olímpicos. En estos juegos es normal utilizar los verbos "matar", "robar" o "explotar". No son particularmente violentos para nuestro estándar y va siendo hora de modernizarse, pero hasta se puede entender que el COI decida no apadrinar un título en el que utilizamos un AK-47 para acabar con las fuerzas del orden y colocar una bomba. Todo esto, además, teniendo en cuenta que hay que llegar a acuerdos con desarrolladoras que tienen el 100% de la propiedad intelectual de su videojuego.
Aunque es una interpretación anacrónica, el COI piensa que los juegos más populares rompen los valores olímpicos
Nadie es dueño del fútbol, pero Riot Games es la propietaria de League of Legends y Valorant. Quizás un problema parecido es el que evita que los esports de segunda línea en cuanto audiencias aparezcan en estas Oympic Esports Series. Rocket League, FIFA, eFootball, Clash Royale o Pokémon podrían haber entrado en la ecuación para formar una parrilla un tanto más interesante. Sin embargo, desde el COI han mostrado una total desconexión con el sector al que pretenden acercarse y, lo que es más grave, parece que ni siquiera se lo tomen en serio. Es normal que a un organismo como el que se encarga de los Juegos Olímpicos le cueste integrar esta nueva forma de entretenimiento. Sin embargo, era difícil hacerlo así de mal.
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