Analizamos la retrocompatibilidad de Xbox Series X y la inmensa labor de preservación de Xbox

Analizamos la retrocompatibilidad de Xbox Series X y la inmensa labor de preservación de Xbox
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Un comentario rápido en sus métodos, dificultades y qué nos espera en Xbox Series X.

La séptima generación fue una etapa de cambio dentro del mercado de las consolas. Los jugadores de dicha plataforma abrieron sus puertas a los gráficos HD, el formato digital estandarizado y el online como vía de juego habitual; pero también tuvieron que dejar atrás detalles que antes se daban por sentado, como los títulos incorruptos tras su lanzamiento, o la retrocompatibilidad. Esta última motivo de gran interés por aquellos sectores de la industria más comprometidos con la preservación del medio. Una labor que desde 3DJuegos siempre hemos defendido y apoyado.

Si adelantamos hasta la generación actual, las grandes desarrolladoras de hardware para consola parecen haber recuperado el interés en esta vía para revivir las experiencias vividas en los títulos de pasadas generaciones. Nintendo a través de las conversiones de sus clásicos; Sony usando el servicio de PlayStation Now y sus revisiones para la PS Store; pero es de la mano de Microsoft de donde nos llega la propuesta más interesante: ejecutar de forma casi nativa los títulos de las pasadas generaciones de la marca. Hoy queremos indagar en cómo consiguen realizar esta tarea, en el valor de la misma y en el futuro de ella en Xbox Series X.

Entendiendo la dificultad tras esta labor de recuperación

Imagen de Xbox Series X

Las consolas, a diferencia de plataformas como el PC o el espacio móvil, suelen estar constituidas en torno a un hardware cerrado y una arquitectura pensada para unos fines muy concretos. Generalmente, este hardware está diseñado para operar de forma ágil en tareas comunes a la ejecución de un videojuego; razón por la cual no pueden usarse como un ordenador tradicional, y no necesitan la misma fuerza bruta que estas plataformas para conseguir unos resultados aceptables en cuanto a rendimiento en videojuegos se refiere. Su largos ciclos de vida también suelen incurrir en la explotación y optimización de las características propias de su arquitectura – la famosa optimización – que permite a los desarrolladores crear títulos más sofisticados en las últimas etapas de vida de la consola, cuando teóricamente sus capacidades deberían ser muy inferiores a lo que vemos en el resto de las plataformas.

Todo lo expuesto, aunque positivo para la máquina durante su vida útil, tiene la inevitable consecuencia de que, una vez desechado ese hardware y sus particularidades en favor de una nueva generación, se pierda gran parte del software creado con gran mimo exclusivamente para estas consolas. La única alternativa a esta obsolescencia técnica y a la pérdida irrevocable de estas obras es la conversión de las mismas a otras plataformas, o la aparición de la retrocompatibilidad en modelos posteriores, dos labores que involucran una inversión en tiempo y recursos que muchas empresas no están dispuestas a – o no pueden – asumir con facilidad. Microsoft entraría dentro de aquellas que sí pueden consagrarse a esta tarea, pero no por ello es una labor sencilla.

¿Cómo funciona la retrocompatibilidad en Xbox One?

Imagen de Xbox Series X

Hablar de retrocompatibilidad en Xbox One es hablar de adaptar software entre diferentes arquitecturas. Por las peculiaridades de cada una, la compatibilidad directa entre los diferentes sistemas es una quimera sin la ayuda del hardware correspondiente. Xbox One no tiene el hardware necesario para ejecutar el software de Xbox 360 de forma directa; que es el camino habitual en la retrocompatibilidad – pensemos en PlayStation 2 con PSX – por lo que tiene que recurrir a otras vías.

En una entrevista para Digital Foundry, el principal responsable del proyecto de reconversión, Bill Stillwell, indagaba acerca del proyecto de la retrocompatibilidad en Xbox One. Para la Xbox original esta conversión es relativamente sencilla, pues ambas consolas son compatibles con la arquitectura x86; un escenario muy diferente al caso de Xbox 360. Stillwell aclara que la compatibilidad entre Xbox One y su predecesora proviene de la emulación de partes específicas de Xbox 360, siempre acompañada de un trabajo de adaptación a las características del hardware de Xbox One. No es posible introducir un juego de Xbox 360 en las consolas actuales de Microsoft y esperar que la emulación haga su trabajo, pero la consola sí que puede trabajar con ciertos formatos únicos de 360 y a través de la nombrada emulación permite a su equipo trabajar con cada juego para adaptarlo a la arquitectura de Xbox One.

El equipo encargado tilda este trabajo de algo artesanal, en el sentido de que tienen que adaptar cada juego extrayendo la información necesaria para cada uno poco a poco, aprovechando este proceso para adaptar los títulos a las capacidades de su consola actual; un proceso muy parecido al realizado en Switch, para el que escribíamos hace unas semanas. Aunque la mayoría de los títulos del catálogo se mantienen exactamente igual ahora que en su consola original, sí que presentan ligeras modificaciones en materias como la resolución de los elementos mostrados en pantalla, la estabilidad de los cuadros, o la calidad de algunos assets de juego. Todos estos cambios son posibles sin modificar el juego gracias a la ya mencionada emulación, a través de un proceso que el equipo ha bautizado como el método Heuchy.

Si bien la salida de Xbox One X abrió las puertas a la aplicación de mejoras algo más intrusivas, los llamados "X Enhanced Games" de la lista, en los que el equipo sí que trabaja sobre el juego y su funcionamiento de un modo más profundo. Unos retoques que sólo pueden permitirse realizar en algunos títulos, pero que les permiten habilitar efectos y mejoras para los que esos títulos no estaban preparados en su lanzamiento – por ejemplo el HDR que vemos en los videojuegos con esa etiqueta – por la inexistencia de la tecnología necesaria.

El futuro de este proyecto en Xbox Series X

Imagen de Xbox Series X

Con el lanzamiento de Xbox Series X en el horizonte próximo y movimientos como el de Bill Stillwell cambiando a la división encargada de XCloud, es natural que surja cierta preocupación en torno a la continuidad del proyecto; por lo que Microsoft ha querido despejar dudas confirmando la continuidad tanto del equipo original, como de su labor de recuperación de obras de consolas anteriores.

Microsoft confirma que, gracias a esta similitud arquitectónica, todo el trabajo realizado hasta ahora será compatible con la nueva máquina desde el primer momento, un movimiento agradecido si tenemos en cuenta que las promesas sobre la retrocompatibilidad en Xbox One avanzaron muy lentamente hasta el estado actual. Xbox Series X presenta un salto importante en cuanto a especificaciones se refiere, por lo que se espera que, como sucediera con Xbox One X, el equipo encargado aproveche las nuevas características de la futura consola para la lista de compatibles. Xbox Series X contará con una buena ristra de herramientas puestas a disposición de su hardware y gran parte de las mismas serán aprovechables por el equipo encargado de la retrocompatibilidad.

Según un comunicado de los de Redmond, esperan que estas herramientas, en conjunción con el nuevo hardware, habilite la posibilidad de jugar a los títulos clásicos que la marca tiene en su haber con mejoras más pronunciadas a nivel de estabilidad, resolución y framerate; unas mejoras que podremos ver muy pronto, cuando la consola vea finalmente la luz del día.

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