Como bien dice mi descripción, me encanta Star Trek. Es la saga de ciencia ficción a la que más horas de mi tiempo libre, y ahora también de mi tiempo como periodista, he dedicado. Y no es para menos. Hay cientos de episodios y una docena de películas para ponerse en bucle y no tener que disfrutar de nada más, aunque lo cierto es que a este servidor también le gusta ver todas aquellas producciones inspiradas de alguna forma por la obra de Gene Roddenberry. De entre todas ellas la más singular y original, en mi opinión, es USS Calliseter.
Aviso de spoilers. Trataré por encima algunos elementos narrados en el capítulo USS Callister de la cuarta temporada de Black Mirror en Netflix
Con este nombre, así de primeras, quizás no os suene. Al fin y al cabo no estoy hablando de una serie o película como tal, sino de un capítulo de la antología de Black Mirror que estrenó Netflix hace ya varios años donde un "trekkie" se creó su propia y muy perturbadora fantasía en un mundo virtual en la que él era una especie de Kirk, todo recordando a la mítica serie original. El resultado de todo acabó derivando en una potencial serie de exploración espacial... con la salvedad de que, claro está, nuestros protagonistas no viajan por las estrellas, sino por un mundo de ceros y unos de un MMO a lo EVE Online y sí, Star Trek: Online.
Un Ready Player One de conquista espacial
La ficción resultante de aquel capítulo, del que ahora sabemos vamos a recibir una secuela (llegó a hablarse incluso de toda una serie como tal), mezclaba así ese singular espíritu aventurero y de descubrimiento de series como Star Trek, Star Gate y compañía con la pasión por los videojuegos de jugadores de todo el mundo. Podría decirse que creaba algo así como un Ready Player One, pero cambiando OASIS por un universo de planetas infinitos y procedurales. Todo, eso sí, con un origen bastante inquietante de alguien (Jesse Plemons) con muchas inseguridades que se había creado antes un universo de bolsillo donde castigar a los duplicados virtuales de todos aquellos que le molestaban del mundo real.
Para salir de esta prisión, y "capitaneada" por Cristin Milioti (la "madre" de Cómo conocí a vuestra madre), la tripulación del USS Callister armó todo un engorroso plan en que aprovechaban una brecha en la seguridad escapando de ese universo de bolsillo para llegar a la nube, un servicio de infinitas posibilidades. Aquí quedó la historia, y ahora Netflix la va a retomar. No han dicho mucho más, pero en mi cabeza ya sueño con una nueva, compleja y desternillante historia donde sus duplicados humanos deban enfrentarse a los caprichos de jugadores de todo el globo en el que se vendía como uno de los videojuegos en línea más populosos.
Si bien buena parte del capítulo es bastante siniestro y puede que algún trekkie se sienta insultado por la imagen que sobre los fans de Star Trek creaba la historia, acudiendo a viejos tópicos de los seguidores de este tipo de productos, mi experiencia con su visionado fue bastante satisfactoria. Me encontré con un episodio que mezcla bastante bien cultura pop pero le daba el clásico giro dramático y desolador que acostumbra Black Mirror. Su continuación lo tiene difícil para volver a sorprender, pero desde luego estoy muy intrigado.
Los problemas del USS Callister no han hecho más que empezar con jugadores en la red autoproclamándose los reyes del espacio. En 2025 veremos si sus tripulantes pueden hacerse valer y, quién sabe, logran llegar al mundo real de alguna forma. Lo veo difícil, pero en Black Mirror hemos visto de todo. Mientras tanto, Star Trek: Discovery vuelve en unas semanas a través de SkyShowtime, mientras en Netflix tiene disponible la hilarante Galaxy Quest.
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