Australia se las prometía muy felices con las tierras raras de Jaén, pero no contaban con su mayor temor a día de hoy

  • El riesgo de incendio en Andalucía es muy alto, lo que frena cualquier explotación o investigación

  • Incluso superado ese punto, la rentabilidad de un macroproyecto está en entredicho

Jaen
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Rubén Márquez

Editor - Trivia
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Rubén Márquez

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La cada vez más demandada búsqueda de tierras raras y minerales críticos para la industria tecnológica ha llevado a una empresa australiana hasta el distrito minero de Linares-La Carolina, en Jaén. Su previsión es investigar un área de unos 86 kilómetros cuadrados en busca de los minerales que, en forma de circonio, hafnio y otras tierras raras, están impulsando tecnologías como las baterías, los vehículos eléctricos y la transición energética pero que, por la dependencia de países como China y la escasez de estos materiales, han convertido ese auge en un cuello de botella. 

Pese a los indicios de este tipo de minerales en la zona de Jaén, aún no hay minas o explotaciones que ya estén trabajando en la zona pese al evidente empuje de la Consejería de Industria, Energía y Minas de Andalucía. La riqueza, puestos de trabajo y desarrollo de la zona que podría comportar este tipo de minería es lo suficientemente alto como para querer sumar esfuerzos considerables en ese sentido, pero en busca de ese objetivo Australia se ha topado con un problema: el riesgo de incendios que tiene en vilo a Andalucía. 

El riesgo de incendio frente a las minas de Jaén

A las prohibiciones activas hasta el próximo 15 de octubre sobre realizar quemas, hacer barbacoas, circular fuera de carriles, acampar en zonas no habilitadas y arrojar colillas, se suma también el freno a cualquier explotación o trabajo que pueda comportar un riesgo de incendio. Eso incluye también las propias investigaciones encargadas de discernir si hay minerales de calidad suficiente para dar luz verde al proyecto. 

Situada en una de las zonas con índices de riesgo de incendio más elevadas, la situación de Jaén se encuentra en riesgo muy alto por las altas temperaturas y la vegetación seca derivada de veranos cada vez más largos. Sólo cuando baje de ese nivel, y se supere un tiempo prudencial, se podrán activar los planes de perforación, entrada de vehículos pesados y explosivos necesarios para iniciar la prospección. 

El problema es que, incluso superado ese punto clave, trabajar en esas zonas supone trabajar con materiales y maquinaria inflamable que, sumadas a los residuos en forma de neumáticos, aceites y otros elementos propios de este tipo de trabajos, implican el riesgo de alimentar fuegos cuando vuelva el calor. Es decir, que la empresa australiana Osmond Resources tendrá que acogerse a los planes de autoprotección de la zona para evitar posibles accidentes. 

A día de hoy eso implica una serie de medidas que, en forma de extintores, pero también de protocolos de paradas de emergencia, cortafuegos, vigilancia extrema y demás medidas, puede poner en riesgo la explotación de minerales al afectar directamente a su rentabilidad. Si deben frenar la explotación durante varios días por riesgo de incendio, la rentabilidad del proyecto puede quedar en entredicho, una situación que ya se ha vivido en otras zonas similares como Cáceres o la sierra de Portugal.

Imagen | Jaén Hoy

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