Por primera vez en la historia, un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison acaba de utilizar una impresora 3D para crear el primer tejido cerebral completamente funcional, capaz de desarrollarse y establecer conexiones de la misma forma que lo hace el tejido cerebral humano. Es un avance importantísimo para el campo de la neurociencia.
Aunque no es la primera vez que vemos cómo la ciencia consigue crear desde cero partes de nuestro cuerpo con una impresora 3D -como en el caso de los músculos de un robot vivo que recogíamos hace unos días-, hasta ahora el cerebro era una sección que se seguía escabullendo de nuestras posibilidades por lo entramado de su estructura.
¿Qué supone poder imprimir en 3D un cerebro?
Con diferentes tipos de células nerviosas y vasos sanguíneos, este tejido cerebral impreso en 3D tiene la capacidad de mantenerse vivo hasta dos meses dentro del laboratorio y ser completamente funcional a la hora de responder a estimulaciones eléctricas. Contar con esta posibilidad abre muchas opciones para el tratamiento de enfermedades.
"Como podemos imprimir el tejido por diseño, podemos tener un sistema definido para observar cómo funciona nuestra red cerebral humana. Podemos mirar muy específicamente cómo las células nerviosas se comunican entre sí bajo ciertas condiciones".
A partir de aquí la estrategia es replicar en laboratorio los tejidos cerebrales necesarios para estudiar enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, la epilepsia o los tumores cerebrales, permitiendo así el testeo de nuevos fármacos y terapias, así como planificar cirugías de cráneos y cerebros reales a partir de modelos físicos reales.
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