Durante años, China se ha convertido en la Gran Fábrica del mundo, el lugar al que acudían empresas como Apple para aprovecharse de su mano de obra barata mientras la falta de educación empujaba a sus jóvenes a trabajar en puestos de cuello azul mientras todo se fabricaba a un coste muy inferior que en occidente. Ahora, su Generación Z ha puesto el freno de mano a la tendencia.
Tal y como ocurrió en Estados Unidos y Europa en los 90, aquellos trabajadores que se dejaron la piel en las fábricas entre condiciones laborales excesivas y salarios paupérrimos, hicieron todo lo posible para que sus hijos tuvieran una vida mejor. Mientras el enriquecimiento del país crecía, también lo hacía el de sus clases más bajas, lo que ha provocado llegar a un punto de no retorno.
La Generación Z de China ya no quiere trabajos de cuello azul
Sus jóvenes cuentan ahora con la educación necesaria para no tener que lidiar con las penurias y condiciones de trabajo que sufrieron sus padres y, muy conscientes de su nueva condición, ahora esa Generación Z se niega a cubrir los puestos de las fábricas que el envejecimiento de la población está provocando.
La respuesta del país ha pasado por modernizar sus puestos en las fábricas, no sólo aumentando unos salarios que han acabado con el concepto de mano de obra barata, sino también intentando ofrecer suficientes incentivos que impidan la fuga de talentos. Lo que antes eran fábricas oscuras y en condiciones más que cuestionables, hoy son grandes empresas que incluyen cafeterías y guarderías con la intención de captar la atención de esos jóvenes.
Sin embargo, pese a los esfuerzos, la medida está resultando ser poco efectiva. Con una tasa de paro juvenil del 21,3% entre los menores de 25 años, China está viendo cómo la subida en los costes de producción está llevando a las principales empresas que acudían allí en busca de fabricaciones más baratas a huir del país.
Con zonas como Indonesia y Tailandia siguiendo una situación similar, empresas como Apple han puesto ahora la vista en la India, Brasil, México y otros países como Emiratos Árabes para intentar mantener el nivel de costes que tenían en China. Una tormenta perfecta que está poniendo en jaque la hegemonía del país no sólo a nivel laboral, sino también económico y cultural.
Imagen | Pixabay
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