Cuando visité Disneyland París por primera vez hace ya un par de décadas me alucinó toparme con un invento que no había visto nunca antes en un parque de atracciones de España. Como por arte de magia, habían creado algo capaz de acabar por completo con el mayor dolor de cabeza de atracciones y montañas rusas: las colas y los tiempos de espera.
A diferencia de lo que ocurre ahora con los Pase Express de pago, en los que en parques como Port Aventura o la propia Disney consigues una pulserita para acceder a una cola premium notablemente más corta que la convencional, en aquella época había unas máquinas a la entrada de las colas que, de forma completamente gratuita, hacían la experiencia mucho más cómoda.
Disney sabe cómo eliminar las colas
Al acercarte a aquellas máquinas podías sacar un ticket que marcaba a qué hora debías volver para poder acceder a la atracción saltándote la cola. Con un pequeño margen destinado a que pudieses llegar a tiempo y, a su vez, ceder hueco al resto de visitantes del parque a disfrutar de ello hasta agotar existencias, aquél FastPass primigenio se trataba de una opción mucho más rudimentaria y gratis de lo que se ofrece hoy en ciertos parques de atracciones.
Con el tiempo, Disney y otros parques vieron que la opción de cobrar por esa opción premium resultaba bastante más jugosa que simplemente regalarla a sus visitantes, así que empezaron a hacer experimentos en los que ofrecían esa opción a clientes de sus hoteles y, en última instancia, terminaron dando forma a la pulsera premium que te permite acceder a esas colas especiales sin preocuparte de a qué hora llegas allí.
En ciertos parques y atracciones, la aplicación de los parques Disney ha estado probando la posibilidad de devolver a la vida aquél FastPass inicial permitiéndote realizar colas virtuales mediante las que reservar una hora para saltarte las colas, pero pese a la opción de convertir ese utópico futuro en una realidad constante y cada vez más estandarizada, sigue obligándonos a pasar por el aro de las colas. ¿Por qué?
La clave, más allá de que no quieren dejar huecos libres con gente que no acude a la hora seleccionada, está en las apariencias. Un parque sin colas también daría la sensación de ser un parque vacío y, con atracciones que apenas duran unos minutos, la intención de Disney y otros parques de atracciones es que pases el mayor tiempo posible en el parque para que consumas. A grandes rasgos, en la cola te entra hambre, sed, y hacer que esa espera sea parte de la experiencia es más barato que tener más personal y espacio en la atracción.
Las animaciones y escenografía de las colas están ahí para hacer de ese tiempo una espera más liviana, los zigzag del recorrido se han montado a conciencia para que te dé la sensación de que hay menos gente que en una línea recta, y los espacios estrechos y la oscuridad te hacen creer que avanzas más rápido. Hay toda una ciencia detrás de las colas en los parques de atracciones, y en Disney se han hecho expertos en ellas.
Imagen | Alice_victoire en Midjourney
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