Rubén Márquez
Editor - TriviaSi te paras a analizar los poseedores de las fortunas más grandes del mundo, lo más probable es que te topes con nombre como el de Elon Musk, Larry Ellison o Mark Zuckerberg. Cualquiera desearía poder poseer los cerca de 900.000 millones de dólares que se reparten entre los tres más ricos de la lista Forbes, pero ninguno le llega ni a la suela del zapato de lo que supuso la fortuna de Jakob Fugger, un alemán del que probablemente no has escuchado hablar en tu vida.
Apodado "el Rico", tras múltiples donaciones y un legado filantrópico en forma de viviendas sociales que aún se mantiene a día de hoy en su ciudad natal gracias a la Fugger Foundation, el multimillonario Jakob Fugger dejó en herencia alrededor de 400.000 millones de dólares actuales. La diferencia está en que, a diferencia de la globalización y negocios digitales actuales, él lo consiguió en la Alemania del siglo XV.
El hombre más rico de Europa
Nacido en una familia con múltiples hijos, la historia de Fugger parecía empujarlo de forma irremediable hacia la vida eclesiástica, pero tras fallecer su padre y sus hermanos se vio obligado a hacerse cargo del negocio comercial de la familia. Fue entonces cuando, lejos de querer limitarse a seguir los pasos de su padre, decidió llevar la empresa mucho más allá. En concreto, hasta convertirla en la primera multinacional de la historia.
Consciente de la necesidad que requerían las guerras de plata y cobre para la creación de cañones, Jakob Fugger apostó por la compra de minas mientras, con los beneficios, financiaba la construcción de carreteras que le permitirían mover sus suministros de forma más ágil. Con lo ganado y aprendido, empezó a picotear en todos los sectores posibles, desde el comercio de especias hasta los inmuebles, desde las piedras preciosas hasta los préstamos e inversiones. Llegó a ser tan rico, que hasta su influencia estaba muy por encima de la de los multimillonarios actuales.
Se convirtió en el banquero de los Papas de la época hasta motivar un escándalo que terminaría con la Reforma de Lutero, permitió a Maximiliano I y Carlos V reinar gracias a los créditos con los que mantenía sus arcas públicas, e incluso le debemos la financiación de los primeros viajes a la India y la Expedición de Magallanes.
Puede que el único hecho por el que no sea una figura de la que se hable más hoy en día, especialmente en comparación con nombres como el de Mark Zuckerberg, que están hasta en la sopa habiendo pese a no haber aportado ni la mitad a la humanidad de lo que hizo Fugger, esté en que, tras dejar el mundo sin herederos, su imperio pasó a manos de sus sobrinos, que no tardaron demasiado en ver cómo se desmoronaba.
Hoy, la figura de Jakob Fugger es una muestra más de cómo las grandes riquezas van y vienen, de cómo hay nombres que terminan escondidos y con un legado más que cuestionable, y del ejemplo de que hasta los multimillonarios más ambiciosos y despiadados pueden hacer algo bueno por la sociedad. Eso, de la mano de la fundación que aún sigue activa, y de la que toda una comunidad de vecinos vive con un alquiler de un euro al año, es lo único que consigue superar el olvido.
En 3DJuegos | A Mark Zuckerberg se le ha antojado construir su propio Manhattan de datos. Tiene tiendas de campaña en vez de edificios
Ver 1 comentarios