A lo largo de su trayectoria en la industria de los videojuegos, Nintendo ha lanzado un buen puñado de periféricos complementarios para sus consolas que, en esencia, buscaban ofrecer una experiencia más amplia y variada al jugador. Hablar en profundidad de cada uno de estos aparatos daría para varios artículos, pues la Gran N tuvo un conjunto de ideas tremendamente originales que, en ocasiones, llegaban a establecerse como los primeros esbozos de un concepto posteriormente popular. Y quizás este hubiese sido el triunfal destino de Nintendo Power si se hubiera apostado por una estrategia de distribución diferente a la que vivió allá a finales de la década de los 90. Porque, al salir sólo en Japón, nos perdimos algo realmente revolucionario.
Es muy probable que, con el nombre de Nintendo Power, muchos penséis automáticamente en esa colorida revista que estuvo ocupando un lugar de honor en los quioscos de EE.UU. y Canadá durante 24 largos años. Sin embargo, el periférico del que os descubrimos hoy no tiene nada que ver con la publicación dedicada a los proyectos de la Gran N; hablamos de un extra para SNES y, más tarde, Game Boy que daba un tímido paso en el mundo de la distribución digital de videojuegos a través de una memoria flash oficial.
El poder… De renovar tu colección de juegos con un solo cartucho
Nintendo Power no fue el primer periférico de los creadores de Super Mario en lo que respecta a la experimentación con subsistemas de almacenamiento flash. Como decíamos más arriba en este mismo texto, hablar de cada paso de la Gran N en este ámbito daría para varios artículos adicionales, pero lo importante aquí es que todo lo fabricado hasta 1997 sirvió para conformar esta peculiar unidad cuyo objetivo era dar la posibilidad de renovar la colección de títulos del usuario mediante un solo cartucho que se introducía en un "terminal de videojuegos".
Nintendo Power se definía como un periférico para "descargar juegos a través de líneas de teléfono".
Así lo anunciaba la revista Next Generation (concretamente, el número 26) en sus novedades mensuales sobre la industria de los videojuegos: "Nintendo lanzará un nuevo periférico para SNES en Japón que permitirá descargar juegos a través de líneas de teléfono", rezaba la introducción de la noticia. "Las terminales de videojuegos en tiendas permitirán a los jugadores elegir el juego que deseen grabar y ponerlo en su carrito a un precio entre 10 y 40 dólares. El nuevo sistema permite a las tiendas liberar espacio para colocar productos adicionales de Nintendo 64, mientras siguen respondiendo a la aparentemente insaciable demanda japonesa de juegos de 16-bits".
Y una de las grandes ventajas de este sistema estaba en el precio. Pues, más allá de los rangos comentados en el párrafo anterior, Nintendo Power se ofrecía como una alternativa más barata a la compra de videojuegos físicos: "El nuevo dispositivo, que es esencialmente un cartucho flash y cuesta alrededor de 50 dólares, reducirá dramáticamente los costes de fabricación y distribución de futuros títulos de SNES", explica el artículo de Next Generation. Sin embargo, y a pesar de tratarse de una idea innovadora para finales de la década de los 90, la Gran N decidió mantener el aparato en tierras niponas.
Un cartucho de Nintendo Power. Fuente: FU3L en Reddit.
Una idea caída en el olvido
Nintendo llegó a lanzar algunos exclusivos a través de este sistema, muchos de ellos siendo experiencias Picross populares entre los jugadores japoneses. Y dicha memoria flash se mantuvo en las tiendas durante un buen tiempo, llegando incluso a estar disponible para juegos de Game Boy; de hecho, el cartucho se estuvo comercializando por 10 largos años antes de su descatalogación definitiva en febrero de 2007.
Por desgracia, y aunque se trataba de una idea bastante avanzada para la época, Nintendo Power ahora solo forma parte de la gloriosa historia de la Gran N como una nota a pie de página frecuentemente olvidada. Y, como ya es habitual con este tipo de dispositivos, ahora se ha convertido en un objeto de coleccionismo para quienes gustan de reunir todos los pedacitos de historia de Nintendo; es posible que hasta esos terminales cuya función consistía en almacenar videojuegos para el cartucho de Nintendo también hayan encontrado un nuevo hogar entre los apasionados del mundillo.
Nos es imposible saber cómo habría sido el desempeño de Nintendo Power si se hubiera distribuido en todo el mundo, pero, sin duda, ha conseguido colocarse como una pequeña curiosidad en la historia de la Gran N. Quién sabe; si se hubiera desarrollado de otra manera, quizás el periférico lograba establecerse como una de las grandes revoluciones de la industria.
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