Análisis de Rocketbirds Hardboiled Chicken

Análisis de Rocketbirds Hardboiled Chicken
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Pon fin al reinado de terror de los pingüinos en este divertido juego de acción y plataformas en dos dimensiones para PSN. Acción, puzles y divertidos personajes te esperan en el país de Albatropolis.

Cuando te enfrentas a una nueva aventura de acción y plataformas bidimensional con una buena dosis de puzles de por medio y te vienen a la cabeza los clásicos Oddworld: Abe’s Oddysee y su secuela, sin duda es que algo bueno tienes entre manos. Y esta es precisamente las sensaciones que nos ha transmitido Rocketbirds: Hardboiled Chiken para PlayStation Network, aunque salvando las distancias. Principalmente porque hablamos de un juego basado casi por completo en la lucha contra montones de enemigos; pero entre medias presenta una sucesión de sencillos rompecabezas en los que tendremos que apoderarnos de la mente de los enemigos para abrirnos camino que nos han encantado.

El Rambo de los pollos
La historia de Rocketbirds nos mete en la piel de un súper soldado que se ha propuesto terminar con el reinado de terror que los pingüinos, guiados por Putzki y el teniente Brno, han establecido en el mundo de las aves. Una tarea que nos obligará a exterminar a decenas de enemigos con las armas habituales de un soldado, es decir, pistolas, escopetas y varios tipos de fusiles y ametralladoras; pero también a sortear sus sistemas de seguridad planteados como sencillos rompecabezas relacionados principalmente con la búsqueda de tarjetas de acceso de colores, y la correcta colocación de cajas para acceder a zonas inalcanzables.

La sencillez será una de las máximas del juego tanto en su faceta de combates, donde creemos se podría haber apostado por un sistema mejor dada la importancia que se les ha dado, como en sus puzles, que salvo en el tramo final de la aventura no supondrán un gran reto. Pero como decimos, el aspecto menos positivo radica en la simpleza de los combates, ya que nuestro protagonista únicamente podrá disparar en línea recta, sin opción siquiera de saltar y disparar a la vez. Este hecho provoca, en más ocasiones de las deseadas, que acometer un asalto contra los enemigos suponga el perder tontamente una vida al no poder defendernos adecuadamente de sus ataques. Como ejemplo, resulta tremendamente molesto tratar de subir a una plataforma a través de un saliente y comprobar cómo un enemigo, que siempre mira hacia nuestra posición, nos recibe una y otra vez con una ráfaga de disparos que nos tira para abajo directamente. Y así podemos estar un buen rato hasta que decida darse la vuelta.

Hardboiled es una auténtica máquina de matar, y lo va a demostrar haciendo uso de un variado arsenal de armas de fuego.
Hardboiled es una auténtica máquina de matar, y lo va a demostrar haciendo uso de un variado arsenal de armas de fuego.

No nos entendáis mal. Jugablemente el título funciona muy bien, pero sí es cierto que a la vez, notas que algo no está ajustado del todo. Sobre todo cuando luchas contra varios enemigos simultáneamente sientes que o inicias el combate de cara a ellos y disparando el primero, o sufrirás más daño del necesario. En ocasiones también los movimientos de agacharse o cubrirse tras el fondo del escenario resultan algo imprecisos, dejándonos vendidos ante unos sistemas de seguridad que resultarán letales. Además, estéticamente puede que nos encontremos con varios tipos de enemigos, pero al final, salvo excepciones como los súper pingüinos equipados con escudos blindados a los que tendremos que sorprender por la retaguardia, el resto actuarán exactamente de la misma forma pero con armas distintas, lo que le resta algo de emoción a los combates.

La variedad de escenarios por los que nos moveremos y los puzles, sin embargo, sí consiguen que superar los 15 capítulos de los que consta la aventura resulte sumamente divertido, sobre todo porque nos obligarán a recorrer las diferentes secciones de un mismo escenario varias veces hasta dar con las soluciones a los rompecabezas, que como apuntábamos, no serán excesivamente complicados hasta el final de la partida. Pero quizá el elemento más llamativo lo encontramos en las granadas insecto, gracias a las cuales podremos tomar el control de los soldados enemigos para acabar con los rivales sin temor a morir, o simplemente para activar los mecanismos que nos abran el camino. Una fantástica herramienta que se ha aprovechado muy bien, planteando retos en los que la exploración y el juego con la lógica estarán siempre presentes.

A todo esto debemos sumar también un par de misiones de combate aéreo que nos harán sentir un mayor grado de libertad al dejarnos mover libremente por el espacio aéreo mientras disparamos en todas las direcciones posibles, suponiendo a la vez los retos de combate más emocionantes por la cantidad de enemigos que pueden salirnos al paso en un instante. Lo malo es que estas misiones desaparecen en el modo cooperativo que nos permite revivir la campaña junto a otro amigo más en la misma consola, y afronta retos algo distintos en los que se ha potenciado, precisamente, la cooperación entre aves especializadas en un único estilo de combate. Por desgracia, también desaparecen en este modo las granadas insecto, quitándole uno de los mayores atractivos del juego.

Podemos disfrutar de la acción junto a un amigo en una misma consola, encontrándonos por el camino puzles que requerirán de la colaboración de ambos.
Podemos disfrutar de la acción junto a un amigo en una misma consola, encontrándonos por el camino puzles que requerirán de la colaboración de ambos.

Todos estos elementos, unidos a un llamativo trabajo audiovisual, cierran un notable juego de acción y plataformas de la vieja escuela al que sólo le ha faltado algo más de ambición para codearse con los más grandes del género. Sus puzles resultan tan tradicionales como divertidos, pero en el fondo no dejan de plantear una y otra vez el mismo tipo de pruebas sin complicarnos en exceso la vida. El empleo de las granadas insecto consigue meternos en situaciones francamente llamativas, y sin duda son el elemento más destacable del juego; pero igualmente, las opciones son un tanto escasas.

Rocketbirds: Hardboiled Chiken es en definitiva una aventura muy divertida que cuenta una historia sencilla y bastante tópica, pero que sabe mezclar con estilo la imagen cómica de varios tipos de aves con una gran carga violenta. Todo aderezado por una banda sonora compuesta por el grupo de rock indie New World Revolution que funciona a las mil maravillas durante las secuencias cinemáticas. Como pega en el apartado gráfico habría que destacar que a veces no sabes exactamente sobre qué elementos del escenario te puedes apoyar, lo que resulta algo molesto.

Interesante

Sin sello

Rocketbirds: Hardboiled Chicken

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Durante las seis horas que puede llevarnos completar este divertido juego que potencia la fórmula del título para navegadores Rocketbirds: Revolution!, nos lo hemos pasado genial disparando, saltando y resolviendo sencillos puzles, pero la sensación de que tenía potencial para mucho más no nos ha abandonado nunca. En definitiva, un juego muy recomendable que esperamos siga dando guerra con una posible secuela.

Jugadores: 1-2
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
Duración:
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