Análisis de Hearthstone Heroes of Warcraft. El rey de la baraja

Análisis de Hearthstone Heroes of Warcraft. El rey de la baraja
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Fácil de jugar pero difícil de dominar. El primer juego de cartas de Blizzard se estrena en iPad con el firme objetivo de permanecer en nuestras tabletas durante mucho tiempo. Y lo tienen fácil, porque Hearthstone es un videojuego apasionantemente divertido, inteligente y profundo en su diseño de la acción, adictivo como pocos… ¡y gratis!

Es su primer juego de cartas. También la primera vez que apuestan por lo free-to-play. Y sin embargo, Blizzard se ha sacado de la manga otro juegazo que promete mantenernos pegados a él durante meses. Sin exagerar. Porque duelo tras duelo, caeréis paulatinamente en las redes de Hearthstone: Heroes of Warcraft sin ni tan siquiera daros cuenta de la cantidad de horas que habréis dedicado a un videojuego tan enfermizamente adictivo como este. Adictivo, sí, y muy divertido también.

Y da igual si sois novatos en estas lides o si lleváis toda la vida paseando por la calle con un mazo de cartas Magic en vuestro bolsillo. Lo nuevo de Blizzard os atrapará irremediablemente desde el primer minuto gracias a lo directo, ágil e inteligente de su propuesta de juego, que hace de la sencillez su mejor carta de presentación. Pero sencillo no es sinónimo de simple, y esto es algo que aprenderéis rápidamente en cuanto empecéis a medir vuestras fuerzas con otros jugadores en el que para nosotros es ya uno de los grandes free-to-play del momento. Un videojuego sorprendentemente divertido que ahora se estrena en iPad manteniendo intactas todas las opciones y apariencia gráfica del original de PC, pero con un carácter portátil que le sienta condenadamente bien.

La carta de la victoria

Sobre la mesa de una ruidosa taberna, con una buena jarra de cerveza a nuestro lado, los héroes del universo Warcraft continúan sus ya longevas disputas sin tomarse un respiro. Pero en esta ocasión, han dejado de lado las armas y sus poderosos hechizos mágicos para dirimir sus problemas con un juego propio de una noche de parranda: las cartas. Y no unas cualquieras, por supuesto. Hearthstone recoge en su interior toda la magia y encanto de este universo de fantasía, y la traslada a un tablero en el que por turnos y siempre con la estrategia por delante, deberemos derrotar a nuestro rival haciendo uso de un mazo de cartas formado por hasta 30 tarjetas distintas.

Las habrá de criaturas, con las que invocaremos al amplio bestiario propio del universo World of Warcraft para que ataquen a los enemigos o al propio héroe, objetivo a batir en cada partida; y también de hechizo, con las que podremos lanzar conjuros que nos permitirán dañar a los contrarios, provocarles diversos estados alterados o, claro está, potenciar también el ataque, defensa y demás virtudes de nuestras unidades. Vamos, básicamente lo mismo que ya hemos visto en otros tantos títulos de corte similar, pero con ese barniz con el que habitualmente Blizzard dota a sus obras, haciendo de ellas videojuegos muy especiales.

Aparte de las partidas "amistosas" también podemos participar en diversos torneos y batallas por ranking.
Aparte de las partidas "amistosas" también podemos participar en diversos torneos y batallas por ranking.

Este es además un título que responde a la perfección al lema "fácil de jugar pero difícil de dominar", en el sentido de que disfrutar y entender su acción no nos llevará más de cinco minutos, pero que sí requerirá de nosotros un notable grado de atención para sacar el máximo rendimiento a nuestra baraja para derrotar a los jugadores más avezados.

En este sentido, a diferencia de sus principales competidores, Hearthstone: Heroes of Warcraft basa toda la acción del juego en un único recurso, en este caso los cristales de maná, que serán el elemento clave para convocar nuevas criaturas y usar las cartas de hechizo. Un recurso que se regenerará completamente y de forma automática al final de cada turno, en el que también se incrementará en +1 el total de cristales de poder a nuestra disposición hasta llegar a un máximo de diez. De este modo, empezaremos la partida con tan solo uno de estos cristales para a partir de ahí, ampliar nuestras opciones de juego con la posibilidad de convocar a las unidades más poderosas o lanzar los hechizos más temibles.

Pero claro. Este es un juego con un alto contenido estratégico, por lo que será esencial gestionar adecuadamente el maná y las cartas que tengamos a nuestra disposición si no queremos que nuestro rival nos humille aplastándonos cruelmente en un par de turnos. Cosa que pasará si no nos andamos con tiento. Y eso es justo lo que nos encanta de este título de Blizzard. Es muy fácil de jugar, repetimos, pero a su vez tiene la suficiente complejidad y profundidad jugable como para que los jugadores más dedicados den con ese combo perfecto que provoque daños masivos entre las filas enemigas, o esa jugada defensiva que garantice la supervivencia en las condiciones de juego más adversas.

Los emparejamientos contra otros jugadores suelen ser bastante acertados, buscando siempre rivales con un mismo nivel de destreza que el nuestro.
Los emparejamientos contra otros jugadores suelen ser bastante acertados, buscando siempre rivales con un mismo nivel de destreza que el nuestro.

La Guerra sobre el Tablero

Una vez situadas sobre el tablero de juego, las cartas de esbirro podrán actuar una vez por turno sin necesidad de usar los cristales de maná, que tan solo emplearemos para convocar a estas criaturas y utilizar los hechizos mágicos. Elección por parte de Blizzard que ha agilizado enormemente el desarrollo de las partidas, que destacan por lo directo y frenético de su acción sin perder por ello ni un ápice del componente táctico que se le presupone a todo juego de este estilo. Algo que queda perfectamente reflejado en las características de combate que definen a nuestras criaturas, como son su capacidad de generar daño, su nivel de salud y, en casos puntuales, una serie de habilidades especiales que conviene tener muy en cuenta.

Y es que hablamos de la posibilidad de cargar directamente contra los rivales nada más pisar el tablero sin necesidad de esperar el turno de rigor, el aumentar la fuerza o defensa de los aliados adyacentes; el que estas criaturas ataquen automáticamente al héroe enemigo, provocar a los contrarios para que ataquen a una unidad en concreto, y así defender al héroe y a otras criaturas de gran valor, e incluso la opción de sanar a todos los aliados o convocar a nuevas criaturas. Vamos, opciones para dar y tomar. Más teniendo en cuenta que también existen cartas de carácter único y legendarias, que son las que al final pueden marcar la diferencia en las partidas más disputadas.

Pero no por ello penséis que este es un juego pay-for-win que da ventaja a aquellos jugadores que pagan por desbloquear un mayor número de cartas. Todos los contenidos del programa pueden adquirirse con el oro que obtendremos al superar partidas contra otros usuarios, así como al completar las misiones diarias que se nos propondrán constantemente –acabar con un número determinado de rivales, provocar X puntos de daño a héroes enemigos, etc-. Sí, está claro que quien pague con dinero real obtendrá tarjetas especiales con mayor prontitud que el resto de usuarios, pero esto tampoco es algo que garantice el éxito en las partidas.

No en vano, al final todo dependerá de lo buenos que seamos combinando las tarjetas de nuestra baraja, aprovechando las habilidades especiales de nuestros esbirros, o conjurando hechizos en el momento oportuno. Y esto es justo lo que hace tan grande a Hearthstone: Heroes of Warcraft. Es sencillo, insistimos, pero en el fondo también es un videojuego muy profundo al que se le puede sacar un gran rendimiento si prestamos la atención pertinente. Con especial mención a la posibilidad de construir libremente un mazo de 30 cartas usando las más de 300 tarjetas a nuestra disposición… y creciendo.

Obviamente habrá limitaciones, como la imposibilidad de tener más de una carta legendaria del mismo tipo en la baraja, pero en líneas generales la libertad de acción es enorme, y esto se nota en las gigantescas diferencias con las que podemos encontrarnos entre una y otra baraja. En este sentido conviene destacar la presencia de nueve héroes del universo World of Warcraft, con su habilidad especial única, a la que debemos sumar una serie de cartas exclusivas. Hechiceros, paladines, chamanes, guerreros, cazadores… prácticamente no falta ni uno, y lo mejor es que cada personaje está perfectamente caracterizado tanto por el tipo de tropas que usan, como por su estilo de combate.

Al atacar a un contrario debemos tener en cuenta que él también se defenderá. ¿Interesa perder a un aliado por acabar con la vida de un rival?
Al atacar a un contrario debemos tener en cuenta que él también se defenderá. ¿Interesa perder a un aliado por acabar con la vida de un rival?

Igualdad de oportunidades

Alcanzar el equilibrio de poder en un videojuego como este, en el que hay tantas cartas de criatura, hechizos y héroes con sus respectivas habilidades especiales no es tarea sencilla. Y sin embargo Blizzard lo ha logrado con creces dando forma a un videojuego en el que cualquier usuario tiene las mismas posibilidades de éxito que el contrario, independientemente del tipo de personaje que controle. Sí es cierto que algunas clases de héroe tienen una leve ventaja sobre otros; pero esta es nimia y poco determinante para la consecución de la victoria. Y es que a fin de cuentas lo más importante será dar con una baraja de cartas equilibrada, y no necesariamente con cartas legendarias y demás.

Pero si aun así no estamos convencidos de ello, también se ha incluido la modalidad de juego Arena, en la que se nos invita a competir contra otros jugadores creando un mazo de cartas de entre las opciones que nos da la propia Blizzard. Así, nadie podrá decir que fulanito venció por usar una carta legendaria única, o que su baraja contaba con mejores tarjetas. ¡Todo dependerá de nosotros! De las elecciones que realicemos al seleccionar las cartas, y de cómo las utilicemos sobre el tablero. Lo más curioso de esta modalidad de juego es que requiere de un pago por entrar, ya sea con dinero real o con el citado oro. ¿El objetivo? Tratar de ganar las doce batallas que propone esta modalidad de juego para así obtener la mejor recompensa posible, con el peligro de que acumular tres derrotas implicará abandonar el torneo.

Existe la posibilidad de destruir cartas para obtener polvo arcano, con el que luego podremos fabricar tarjetas especiales. Es un proceso costoso aunque a veces muy gratificante.
Existe la posibilidad de destruir cartas para obtener polvo arcano, con el que luego podremos fabricar tarjetas especiales. Es un proceso costoso aunque a veces muy gratificante.

Igualmente, si lo deseamos, también podemos poner en práctica nuestros mazos disputando partidas contra la propia inteligencia artificial del juego, aunque esta a veces comete errores de bulto que enturbian algo el buen devenir de las partidas. No es que sea muy fácil vencer, al contrario; hay veces en las que nos costará sudor y lágrimas. Pero sí que hay momentos en los que se nota en demasía que el que está enfrente de nosotros no es un jugador.

El buen hacer de Blizzard se nota también en lo exquisito de su interfaz de usuario, claro y elegante a todos los niveles, lo que facilita que tanto usuarios noveles como los más duchos en el género puedan desenvolverse con gran comodidad por sus menús y tableros de juego. Sobre estos, los particulares campos de batalla donde libraremos esta guerra, solo podemos decir cosas buenas. Porque son muy vistosos, coloridos y están repletos de detalles, como el que podamos interactuar con el escenario mientras esperamos a que el rival realice su próximo movimiento. Pijadas, vale, pero que se agradecen. Por no hablar del magnífico diseño artístico de las cartas sus animaciones, cuidado hasta el extremo como nos tienen acostumbrados los desarrolladores californianos.

El oro será necesario para acceder a las partidas de Arena, o desbloquear nuevas cartas. Podemos pagar por él, pero también lo obtendremos fácilmente superando los retos diarios.
El oro será necesario para acceder a las partidas de Arena, o desbloquear nuevas cartas. Podemos pagar por él, pero también lo obtendremos fácilmente superando los retos diarios.

Salta a la vista que no estamos ante un portento gráfico, pero disfrutar de una partida a Hearthstone es una experiencia audiovisualmente muy agradable. Un factor que nos parece genial por la cantidad de horas que llegaremos a pasar delante del monitor combatiendo durante al menos "una partida más". Y es esta filosofía, la que suele imperar en esos juegos sencillos pero a su vez agradablemente profundos, la que nos ha enamorado de lo último de Blizzard. Un videojuego que promete darnos muchas alegrías en el futuro añadiendo nuevas cartas y héroes, como recientemente confirmaron sus creadores. ¿Las pegas? Simplemente que Hearthstone puede no ser tan profundo como les habría gustado a los más experimentados en el género, y que ahora la variedad de cartas no es tan elevada como desearíamos.

En el caso de esta versión para iPad, también nos encontramos con ralentizaciones puntuales en los momentos de mayor acción; amén de que los tiempos de carga son algo más extensos que en PC. Pero por todo lo demás, como señalábamos al inicio de este análisis, se muestra idéntica al título que ya disfrutamos semanas atrás en compatibles. Tanto es así, que podemos usar nuestra cuenta de Battle.net para conservar las cartas y el oro acumulado en el juego de PC.

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Adictivo como pocos, contamos ya por decenas las horas de juego que hemos dedicado a este apasionante juego de cartas free-to-play, que demuestra que Blizzard puede dar el do de pecho en cualquier proyecto que se proponga. Muy fácil de jugar pero difícil de dominar, pocos títulos del estilo ofrecen un acabado tan sobresaliente como Hearthstone: Heroes of Warcraft. Probadlo, y vosotros también caeréis rendidos a sus encantos.

  • Muy adictivo. Hearthstone: Heroes of Warcraft es puro vicio.
  • Cada héroe es un mundo, así que podemos desarrollar diversos estilos de combate.
  • Fácil de jugar, difícil de dominar.
  • Amplias opciones para configurar libremente nuestro mazo de cartas.
  • Visualmente el juego está muy trabajado. Es bonito y sobre todo, muy claro en su interfaz.
  • La descripción de algunas cartas no es todo lo clara que esperábamos.
  • A la larga, se echan en falta algunas cartas más y opciones de juego más profundas.
  • Algún modo de juego extra no estaría de más.
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: Incalculable
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