Análisis de Eastshade, lo importante es el camino

Análisis de Eastshade, lo importante es el camino
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El deseo de nuestra madre es que visitemos y pintemos los lugares más emblemáticos de la misteriosa y fantástica isla de Eastshade. Y allí nos dirigimos. En el análisis de Eastshade, te contamos cómo es posible crear mundos abiertos, con misiones que cumplir y mucha exploración, sin necesidad de combates ni contadores de experiencia.

Hay un fenómeno muy común que sucede en el entretenimiento y, sobre todo, en el entretenimiento que ofrece largas horas de duración. Cualquiera, a poco que haga memoria, recordará esa vez que le dijeron la famosa frase de "a partir de la temporada 5 de x serie, engancha". O cuando llevas 30 horas de un JRPG, o medio libro leído. Normal que enganche, somos animales de costumbres, y todo lo que hacemos un hábito, termina por gustarnos, ya sea una serie, un juego, el gimnasio o la pesca.

Lo difícil siempre es empezar. Cuando la madre de nuestro protagonista nos pide ir a la misteriosa tierra de Eastshade, es normal que sientas cierto recelo. Lo nuevo siempre tiene la peculiaridad de asombrar, sí, pero cuesta arrancarse a explorar todo el vasto mundo que ofrece. Recorrer por tanto los primeros caminos de esta nueva tierra es extraño, ya que Eastshade no sigue los convencionalismos de los mundos abiertos. Vamos, que aquí no vienes a combatir ni matar a nadie. En el fondo, tu viaje trata de admirar el paisaje del que tu madre, presuponemos moribunda, se enamoró una vez, hace tiempo y de comprender por qué esta tierra causó tanto impacto en ella.

Como digo, la mecánica de Eastshade, pese a cumplir numerosas misiones, no es combatir ni subir de nivel, tanto como recorrer esta misteriosa isla, conocer a sus habitantes, disfrutar el paisaje... y pintarlo. Eastshade es peculiar porque introduce algo que hoy día es casi vital para entender no solo los videojuegos, sino nuestra vida diaria. Capturar una imagen. En este caso nuestro talento como pintor nos permitirá tomar capturas de pantalla y trasladarlas mediante un sencillo efecto al lienzo. Más allá del disfrute personal de capturar el hermoso paisaje, los habitantes de Eastshade querrán nuestros servicios y nosotros necesitaremos dinero, su ayuda o conocimiento para avanzar en la aventura. Es una mecánica muy imaginativa, porque no solo nos permite admirar el paisaje como un obseso del botón de Imprimir Pantalla, sino que crea una buena sinergia entre la resolución de puzles y lo estético, cuando tenemos que encuadrar todos los elementos que los habitantes de la isla nos proponen como requisito para un cuadro válido. Una de las “misiones”, de hecho, que más disfruté fue la de una capitana de barco, apesadumbrada por haber perdido su velero. No me pidió nunca nada y, por voluntad propia, lo pinté y le regalé el cuadro. Que el juego reconociese mi acción y me ofreciera una recompensa fue uno de esos pequeños grandes momentos que Eastshade esconde.


Pide que el camino sea largo

Es extraño, porque la primera vez que puse Eastshade me pareció casi como un Oblivion con mods. Hay algo en sus melodías, en sus brillantes colores y su arquitectura que me recuerda mucho a Cyrodill. Pero en vez de ser un mundo bello, pero violento como la capital de Tamriel, aquí la mecánica principal se basa sencillamente en la contemplación. Nuestra madre nos pidió que pintásemos cuatro cuadros de lugares clave en Eastshade, pero acceder a ellos nos llevará a la verdadera misión: empaparse de este mágico lugar.

Cada rincón de Eastshade es un cuadro en sí mismo, y podremos pintarlo con nuestra habilidad.
Cada rincón de Eastshade es un cuadro en sí mismo, y podremos pintarlo con nuestra habilidad.


Así, Eastshade podría catalogarse como un walking simulator de mundo abierto, pero oculta mucho más en su haber, ya que no nos limitamos a recorrer el mundo, sino que tenemos todo un diario de misiones que cumplir para poder progresar en la aventura. Además de pintar cuadros con los que comerciar y cumplir algunas de estas misiones, también existe un sistema básico de recogida de materiales y crafteo, que considero que es el punto más flojo del juego. Es una excusa para recorrer el mundo, claro está, pero en muchas ocasiones notarás que estás invirtiendo demasiado tiempo buscando ese recurso que necesitas, traspasando esa fina línea entre la buena exploración y el alargue innecesario de las horas. Así, tendremos que encontrar materiales y aprender algunas recetas para cumplir determinadas misiones, pero se antoja como un intento de dar variedad a las peticiones de los habitantes más que como un recurso creativo, que siempre ha sido la finalidad de esta mecánica del crafteo. En ocasiones podremos construir hogueras y objetos que nos ayuden en las frías noches, pero en líneas generales es un recurso que se podría haber explotado mucho más y que se queda en lo meramente funcional.

Análisis de Eastshade, lo importante es el camino


Introduce algo que hoy día es casi vital para entender no solo los videojuegos, sino nuestra vida diaria: Capturar una imagen

Pese a que el apartado técnico es muy llamativo (lo necesita para querer explorar la isla a conciencia), no está exento de unos cuantos bugs que denotan un juego ambicioso y quizá difícilmente abarcable para un estudio pequeño. Incluso con un buen equipo es difícil mover el juego en sus opciones gráficas más altas, por falta de depurado, pero, principalmente, existen problemas al quedarse atascado en algunos puntos del mapa. En mi caso, ocurrió al caer detrás de una casa sin posibilidad de salir del atolladero. No tardé mucho en solucionarlo, porque el juego es consciente de ello y posee un menú donde explica cómo acceder a la consola del juego y usar un comando para teletransportarse. Aunque es una solución, no exime el hecho de un diseño algo defectuoso.

Las noches son frías y no podremos andar a nuestro aire hasta que no tengamos una forma de calentarnos.
Las noches son frías y no podremos andar a nuestro aire hasta que no tengamos una forma de calentarnos.


El clásico poema de Ítaca define a Eastshade a la perfección: "Cuando emprendas tu viaje a Ítaca / pide que el camino sea largo, / lleno de aventuras, lleno de experiencias. [...] Ten siempre a Ítaca en tu mente. / Llegar allí es tu destino. / Mas no apresures nunca el viaje. / Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, / enriquecido de cuanto ganaste en el camino". En el fondo, pese a las misiones, las mecánicas de crafteo, etc, Eastshade es un juego costumbrista. En su entorno y sus gentes. Busca, ante todo, transportarte a un mundo fantástico y sumergirte en una vida imposible, sin la necesidad de engancharse a él mediante la acción que prácticamente casi todos los juegos ofrecen. Lograr esto es sumamente difícil, pero al final, tal y como afirma nuestra madre en el juego, quedan siempre los recuerdos. El gran árbol, las ciudades de Lyndow y Nava, el pico de la montaña más alta... Crear recuerdos en el lienzo de la memoria.

Muy Bueno

Sin sello
Análisis de Eastshade, lo importante es el camino

Eastshade

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Eastshade es un juego muy original. Casi podría decirse que único. Un bello mundo abierto con una gran variedad de misiones que cumplir, pero que no busca enfrascarse en combates ni en el progreso de niveles. Solo descubrir cada rincón de esta bella isla y pintarlo, mientras conoces a los curiosos habitantes que la pueblan. Hay algunos fallos y mecánicas que podrían haber dado más de sí, pero cumple con su objetivo principal: llevarte a un mundo imposible y querer explorar cada esquina.

  • Hermosos paisajes que descubrir, recorrer y pintar
  • La mecánica de pintar cuadros para cumplir misiones
  • El crafteo es algo básico y poco imaginativo
  • Fallos técnicos y momentos que puedes quedar atascado
Jugadores: 1
Idioma: Textos en inglés y voces en inglés
Duración: 10 horas
Ver requisitos del sistema
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