Toda historia llega a su fin. La de The Walking Dead, no sin una producción bastante accidentada, pero por fin vemos el final del viaje de Clementine tras el último capítulo de la cuarta temporada. Con el análisis de The Walking Dead The Final Season concluye uno de los juegos de aventuras cinematográficas que más impacto produjeron en su momento.
Los créditos de The Walking Dead: The Final Season están firmados por un grupo de personas que se hacen llamar a sí mismos Still Not Bitten Team: el equipo al que aún no han mordido. Esta frase, muy utilizada en el mundo de The Walking Dead hace sin embargo una clara alusión a que son los supervivientes a otro tipo de apocalipsis. El del cierre de Telltale Games, que se llevó por delante todos sus proyectos y que, gracias a la mano salvadora de Skybound, la compañía de Robert Kirkman (creador del cómic original), ha podido cerrar la saga. Creo que le damos poco énfasis a lo que ha supuesto el cierre de Telltale. El ascenso y caída de una compañía que en 2012 se vio engalanada de premios por este mismo The Walking Dead y siete años más tarde apenas es un icono relevante del videojuego, todo por una tenacidad en la fórmula que ha arrastrado a la compañía a la bancarrota y la obra al estancamiento.
The Walking Dead: The Final Season es una experiencia muy parecida a la que ya has podido disfrutar en cualquiera de sus otras temporadas. Por mucho que el estudio se haya empeñado cada vez más en dar espacio a escenas de acción, ni el motor ni el presupuesto son capaces de adaptarse a una experiencia satisfactoria. Cada vez que Clementine levanta su arco o saca el cuchillo sabes que viene una de esas escenas de acción flojas, mal resueltas que no han logrado evolucionar correctamente del inmovilismo de los quick time events. Pero cuando sus personajes hablan, se relacionan y las situaciones se ponen tensas de verdad, te das cuenta de que Telltale, aun en las peores situaciones laborales que puedas imaginar, siempre tuvo algunas de las mejores plumas de esta industria. Y con ellas, salvado buena parte de este pastel.
The Walking Dead: The Final Season es el culmen de los aciertos y errores de Telltale Games
Esta cuarta temporada no solo tiene reminiscencias a algunos de los mejores momentos de toda la serie, sino que llega a explorar desafíos narrativos que pocas veces se ha explorado en el videojuego, como la responsabilidad de tener a tu cargo a un menor. La relación entre Clem y AJ es la balsa que sobrevive a todo este tsunami. El punto de anclaje de unos guionistas que han utilizado un mundo hostil para hacernos preguntas sobre los valores morales de nuestra orgullosa, demasiada, civilización moderna.
AJ es ese niño a nuestro cargo que no ha conocido nuestro mundo. Solo monstruos, terror, odio y violencia. Clem es lo opuesto. Vivió la era anterior a la hecatombe, lo suficiente como para haber sido educada en sus valores. Y el Still Not Bitten Team ha sido lo suficientemente inteligente como para plantear, a través de su protagonista, si los principios éticos que el jugador posee son realmente aplicables a una sociedad tan transfigurada como la que acontece en Los Muertos Vivientes. La forma en que vemos el perdón, el arrepentimiento, la venganza y la crueldad no significan lo mismo en este mundo de cruda supervivencia que en un debate teórico y cargado de moralina por redes sociales en nuestra época, y eso queda patente a lo largo de todas las situaciones en las que se ven envueltos los protagonistas.
Vivir o sobrevivir
Telltale siempre fue acusado de ser más un ilusionista que un verdadero constructor de caminos en cuanto a las decisiones que tomábamos. El famoso "X recordará esto" que nunca se termina de aplicar. Pero creo que el inminente final ha logrado que el equipo se plantee si el verdadero impacto de nuestras acciones es llevarnos por un camino distinto o, más bien, producir un impacto en la forma de ver las cosas del jugador. Mostrarnos las consecuencias de nuestro modo de pensar, más que si nuestras decisiones nos llevan a un lugar completamente distinto en la historia. Y en el fondo, aunque esto sea menos rejugable, creo que es más importante.
The Walking Dead consigue que veas a través de AJ, como si se tratase de un hijo virtual, el impacto de tu propia hipocresía. De enseñar una lección con palabras y después aplicar en la práctica otra distinta porque te conviene; ver las consecuencias y la confusión de alguien que te ve como su único pilar moral. Ese, y no otro, es el verdadero impacto de tus decisiones en esta temporada, y probablemente la mejor que ha conseguido Telltale hasta la fecha.
Por la parte técnica, sin embargo, el desarrollo sigue siendo un desastre. Mientras que visualmente no le pido mucho más, pues creo que han logrado ese talante artístico que imita en color perfectamente la brocha del cómic, con un juego de colores, contrastes y sombras monocromáticas bien conseguidos, el resto entorpece la obra hasta el punto de sacarte del estado mental en que te sumerge el guion. Animaciones toscas, poco creíbles, que en los momentos más álgidos, donde las emociones de los personajes están a flor de piel, echan a perder la escena por la incapacidad de recrear un llanto o una risa. Tirones constantes y parones por cargas que no vienen a cuento y, por si fuera poco, una traducción vergonzosa, de esas que canta a Google Translator a leguas. Que son capaces no solo ya de sacarte de la partida, sino de explicarte incorrectamente, por la mala traducción, momentos clave de la misma.
The Walking Dead: The Final Season es el culmen de los aciertos y errores de Telltale Games, que demuestra que la dirección y gestión de una empresa afecta a menudo en la producción de sus juegos. El gran trabajo del núcleo principal en cuanto a guion y a la hora de plasmar el estilo visual del cómic es una experiencia ya conocida, pero que se sigue disfrutando, más aún por lo que supone el cierre y el final del viaje de un personaje como Clementine. En el camino, sin embargo, se tambalea como el muerto viviente que es, arrastrando la misma fórmula durante siete años, incapaz por la ambición desmesurada de sus gestores, ahora lo sabemos, de evolucionar. Un final digno, eso sí, merecido de concluir si disfrutaste el viaje, pero como ocurre con el propio mundo de The Walking Dead, también crudo, abrupto y amargo.
The Walking Dead: The Final Season supone la conclusión del viaje de Clementine en esta aventura que se inició rodeada de premios y que ha tenido un amargo final con el cierre de Telltale. El resultado es una temporada sólida, aunque quizá algo apresurada, pero bellamente escrita y planteada. No logra zafarse de la mordedura de unas mecánicas anquilosadas en la misma fórmula y problemas técnicos y de traducción, que empañan el resultado final de la obra.
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- Logra captar cada vez mejor el estilo visual del cómic.
- Problemas técnicos muy incómodos.
- Estructura algo apresurada.
- Traducción con multitud de errores y frases traducidas automáticamente.
