Lo retro está de moda, y más si se trata de videojuegos con solera que conservan fielmente su espíritu jugable, pero renuevan su apariencia para adaptarse a tiempos más modernos. Boulder Dash Rocks! es clásico, y como mandan los cánones se rige por el tiempo y tu habilidad.
Seguro que más de uno ha jugado alguna vez a este gran clásico que es Boulder Dash, ya sea al original, a posteriores reediciones o a alguna versión en flash que pulula por internet. Lo primero que salta a la vista es su concepto simplista en el que “únicamente” tendremos que cumplir dos objetivos: recoger los diamantes de la pantalla y llegar a la salida, pero claro como ese entrecomillado sugiere, simple no siempre va seguido de sencillo. Y ahora llegamos a esta edición: Boulder Dash Rocks!, en el que de nuevo Rockford (el protagonista) tendrá que recopilar todos los diamantes que pueda para conquistar a su amada y a la vez para dejar en ridículo a su malvado archienemigo.
Concepto clásico renovado
Una vez que encendamos la consola y escojamos nuestro perfil podremos elegir entre dos modos de juego. El primero de ellos, el principal, es el que más tiene que ver con el original. El juego nos plantea una perspectiva bidimensional lateral en la que nuestro personaje levitará ajeno a cualquier gravedad, moviéndose libremente por el escenario sin preocuparse más que por los enemigos y rocas que pueden caer sobre su cabeza.
Lo principal para el movimiento por cada pantalla será saber que es inevitable cavar por debajo de pesadas rocas para conseguir llegar a cada diamante, y a su vez evitar que se desencadene una avalancha que nos aplaste. Para eso tendremos que intuir que movimiento va a realizar cada elemento al caer, unos movimiento que al contrario que en el Boulder Dash original, no se producen de forma instantánea, permitiéndonos mover de uno a tres pasos dependiendo del objeto en cuestión. Si bien explicar el concepto del juego resulta algo confuso, para facilitar esta mecánica durante el juego se han adaptado algunas ayudas o tutoriales que nos describirán a la perfección que hacer en cada momento.
Ante todo Boulder Dash es un título de lógica en el que tendremos que estrujarnos el coco para salir airosos de cada pantalla, ya que por si las rocas no fueran suficiente desafío, también tendremos que aprender a respetar al buen repertorio de enemigos que pueblan cada fase. Gusanos, mariposas, amebas gigantes que cubrirán toda la pantalla progresivamente y como no, los temidos jefes finales, que nos esperan ansiosos para terminar cada mundo. Todo esto sin contar con el enemigo más importante y peligroso, el cronómetro que descenderá inexorablemente a cero. Por suerte también contaremos con aliados en forma de ítems que nos reportarán habilidades temporales de gran ayuyda, como el zapper de munición gravitatoria o láser, y la dinamita, que nos servirá para abrir nuevos caminos.
Boulder Dash no se trata del típico juego frustrante de “ensayo y error”, siendo uno de los factores más importantes la realización de una correcta estructura mental que nos aclare en cada momento la ruta más adecuada y como actúa cada elemento sobre el que actuaremos hasta recoger todos los brillantes. Esto mismo es lo que nos propone claramente el segundo modo de juego, donde en lugar de controlar directamente a Rockford decidiremos qué ruta deberá seguir inicialmente mediante nuestra cruceta o pantalla táctil, para comprobar el resultado al final del recorrido.
Tanta simpleza en el concepto del juego ha derivado en grandes dosis de diversión clásica. Visualmente el juego presenta un aspecto claro y colorido, sin grandes alardes ni defectos, justo en la línea de lo que podía esperarse. Personajes grandes, caricaturescos y graciosamente animados sobre fondos que irán variando según avancemos y tocando las ambientaciones típicas de volcanes, bosques, hielo, etc. El apartado sonoro en cambio resulta bastante pobre y monótono, especialmente a nivel musical.
Boulder Dash Rocks es un gran título de lógica/puzzle, y ahora que están tan de moda los Brain Training no es mala idea probar algo de la vieja escuela que casi seguro que también estimula el córtex prefrontal. Gran número de niveles llegando a niveles de dificultad endiablada y con una gran jugabilidad que eclipsa sus fallos técnicos.
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