En 3DJuegos nos encanta pasarlo mal, y es por ello que nos gusta tanto 11 bit Studios. No contentos con hacernos sufrir en PC, aquí tienes el análisis de Frostpunk y su gélida estrategia para Xbox One y PS4. Un juego que en consola no rebaja ni un ápice su mala leche, sigue siendo jo**do de verdad.
A pesar de que el equipo polaco 11 bit Studios gusta de lanzar en primera instancia sus videojuegos en PC, donde está la mayor parte de su público y seguramente también donde se sienten más cómodos. Sin embargo, no descuidan en absoluto al público de consola. Hace ya muchos años que los jugadores de PlayStation y Xbox se quitaron, por suerte para todos, el estigma de interesarles solo las propuestas de acción descerebradas y rápidas. Han demostrado ser un grupo de aficionados más que válido para este tipo de propuestas, y la cálida acogida que dispensaron a This War of Mine: The Little Ones en 2016 demostró a la compañía que merecía la pena lanzar más de sus obras en consola. Para ver This War of Mine en consola tuvimos que esperar año y medio, y es básicamente lo mismo que hemos tenido que aguardar esta vez para sufrir las inclementes temperaturas del Frostpunk de PC ahora en PS4 y Xbox One.
Lo hace con sus responsables demostrando que son más que capaces de sacar buen partido a las entrañas de las consolas en cuestión de hardware, y también que les sobra talento para conseguir métodos de control muy cuidados, exactos y precisos con el pad. También es cierto que sus juegos de estrategia son algo atípicos, a pesar de desarrollarse en tiempo real, y que eso facilita una correcta adaptación a los rigores de no poder usar el siempre recomendable combo de ratón y teclado para este tipo de géneros. This War of Mine tenía un desarrollo que se parecía más a los arcades 2D de los 80 y 90 que a cualquier representante de títulos tácticos o de gestión y supervivencia, con Frostpunk pasa algo parecido.
Frostpunk no perdona errores. No es un juego fácil precisamente
El caso es que su nuevo videojuego es un título de carácter postapocalípticlo donde, a grandes rasgos, el frío se ha cernido sobre el planeta y ha dejado a pequeños grupos de supervivientes tratando de salir adelante. Nosotros tenemos que gestionar todo lo relacionado con una de las ciudades levantadas por uno de estos conjuntos de decenas de civiles, y debemos hacerla prosperar en unas condiciones durísimas. En condiciones normales para explicarte de qué va el videojuego te emplazaría al análisis de Frostpunk, donde explico con todo lujo de detalles su premisa argumental y me centraría en lo jugable, pero es que aquí la jugabilidad está directamente relacionada con ese punto de partida.
Frostpunk, Medidas Desesperadas
El frío obliga a que nuestra ciudad se construya en forma de anillo concéntrico alrededor de una gigantesca caldera que calienta a los ciudadanos, y toda su expansión y crecimiento debe hacerse en círculo para maximizar esa fuente térmica que es nuestra única protección ante temperaturas que pueden superar el centenar de grados bajo cero, una auténtica locura. Y te lo cuento porque, si bien el concepto 2D de This War of Mine ayudaba a controlarlo correctamente en consola con el pad, lo mismo pasa con la estructura de anillos de Frostpunk esta vez: parece ideada específicamente para resultar cómoda en consola.
Eso no quiere decir que todo esté bien, lógicamente, por ejemplo me resulta un poco irritante en ocasiones querer seleccionar un edificio y acabar marcando por error una unidad que pasa por ahí. Nunca apuntar con un stick es tan preciso como hacerlo con el ratón, desde luego, y si en ocasiones ya en PC todo daba esa sensación de estar tan apretado (tenemos que juntar todo lo posibles nuestras estructuras para maximizar el aprovechamiento del calor) ahora en consola queda incluso más patente y provoca ciertas imprecisiones. Es un problema menor, desde luego, y se soluciona tan fácilmente como armándose de paciencia y, a ser posible, pausando la acción cuando algo nos corra prisa… Cosa que pasará muchas veces, desde luego.
Sin embargo, muchas veces las situaciones más críticas se toman con una decisión de Sí/No, por ejemplo. Lo que hace fantásticamente bien 11bit Studios siempre en sus obras es ponernos al límite y jugar con nosotros. Las condiciones tan salvajes que tenemos que afrontar en el título se acaban traduciendo en momentos críticos en los que hay que tomar una decisión que sea la menos mala. En condiciones normales la idea de escolarizar a los niños en parvularios en lugar de ponerlos a trabajar es de auténtico perogrullo, pero tras haber jugado a decenas de partidas entre la versión de PC y la de consola debo confesar con cierta vergüenza que no en todas las partidas he elegido la opción que parece más obvia puesto que a veces las circunstancias lo exigían. Si hacemos extensible este tipo de situación a otras relacionadas con amputaciones, horas extra y muchas cosas más, a menudo terroríficas, nos damos cuenta de que muchas veces los momentos más duros se deciden en pantallas estáticas y ahí te da exactamente lo mismo jugar con pad o con ratón.
El juego es angustia y agobio en estado puro
Sin entrar en detalles tampoco en lo jugable, nuevamente te emplazo a que ojees la review de Frostpunk que escribí en su momento hablando del grueso del juego, la maravillosa sensación de construir poco a poco una ciudad y ver cómo va avanzando y creciendo sigue siendo fantástica, y tampoco tiene par todo lo relacionado con sentir la amenaza que se cierne sobre nosotros. Cuando nuestras medidas más impopulares, pero también más necesarias, empiecen a generar descontento y la presión social crezca. Cuando veamos que nuestra turbina está al límite para mantener a la ciudad no ya caliente sino templada, y las previsiones marcan que en un par de días se producirá una bajada de 20 grados más. Frostpunk es angustia y agobio en estado puro e, independientemente de si te interesan o no este tipo de géneros, es una experiencia en ocasiones tan extrema que, al menos, deberías echarle un vistazo.
Y más cuando la versión de Xbox One y PS4 es tan completa. Si lo tienes en la edición para PC que salió en 2018, habrás ido viendo cómo el juego se va enriqueciendo notablemente a base de una serie de contenidos descargables gratis con los que sus responsables han ido engordando la propuesta con mucho éxito. Hay misterios y otros telones de fondo que explorar gracias a ellos, pero mi parte favorita es el modo Infinito, una alternativa ideal para los que gustan de experiencias más cercanas al sandbox y que no nos ata a los límites temporales del modo campaña con su desbloqueo progresivo de mapas. Aquí tenemos dos alternativas, una más difícil con un clima duro y recursos más limitados, y otra un poco más caracterizada por la exploración que, con la mayoría de edificios ya desbloqueados y unas condiciones más tranquilas, nos permite descubrir los entresijos del juego y es ideal antes de adentrarse en la mucho más inclemente campaña.
Cabe recordar, además, que el videojuego va a ampliar sus contenidos con el pase de temporada de Frostpunk, con dos grandes añadidos: The Last Autumn y el impronunciable Project ‘TVADGYCGJR’. Uno que saldrá en el actual año 2019, y otro que se hará esperar hasta el 2020.
En cuanto al tema visual. He probado la versión de Xbox One, tanto en su modelo estándar como en la potente edición para Xbox One X, y en ambos casos el rendimiento es el adecuado. Aunque no se trate de un juego particularmente exigente, puesto que es principalmente estático, está bien dejarlo claro. En comparación con la versión de PC no se ven demasiadas diferencias, mostrándose en consola con la nitidez necesaria para un juego tan sobrio y poco espectacular, como efectivo y rotundo en su apartado gráfico y técnico. Al fin y al cabo, el juego es muy compacto en todo lo cosmético y, además, cuenta con una dirección artística de auténtico sobresaliente.
La llegada del sobrecogedor Frostpunk a consolas se ha zanjado con otro gran trabajo por parte de 11bit Studios. El juego necesitaba nitidez y fluidez en lo estético, y un traslado adecuado en términos de control para lo referente a su manejo con el pad. En ambos aspectos cumple con nota. La base era muy buena, y la transición a consola inmaculada. Si tenías esta deuda pendiente con los grandes videojuegos de 2018 no te lo puedes perder, y si quieres darle otra vuelta con todos sus DLC y contenidos extra con la comodidad del sofá no se me ocurre una mejor forma de volver a disfrutarlo.
Comprar Frostpunk- La adaptación técnica y de control del juego está muy bien conseguida.
- Frostpunk sigue siendo una propuesta muy atípica, muy diferente a nada que puedas encontrar.
- Las decisiones morales son tan difíciles y duras como esperábamos
- Las habilidades permiten desbloquear cosas muy interesantes y útiles
- Tiene muchísima identidad visual y jugable. Es tremendamente único
- La presencia del modo infinito ayuda a prolongar la vida de una campaña con poca rejugabilidad.
- Cuando la ciudad crece sigue siendo difícil encontrar algunos edificios en concreto.
- Todo está tan apretado a que a veces cuesta seleccionar exactamente lo que queremos.
