Análisis de Paper Beast. Puzles de lógica y de papel

Análisis de Paper Beast. Puzles de lógica y de papel
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Visitamos un extraño mundo virtual, en el que tendremos que interactuar con diversas criaturas de papel y averiguar el puzle que nos presentan. Es uno de los juegos más experimentales de Chahi, y se nota. Os lo contamos en nuestro análisis de Paper Beast, una obra entre lo experimental y lo extraño que plantea puzles ingeniosos en un mundo virtual muy particular.

El otro día, mientras jugaba a Ori and the Will of the Wisps, pensé: «Qué inteligente es este juego». Puede que la obra de Moon Studios no esté categorizada dentro de los juegos de puzles, como sí lo estaría este Paper Beast, pero no hay duda de que presenta situaciones en las que realmente te tienes que quebrar la cabeza. Ori va más allá, y es que en los grandes puzles, al fin y al cabo, lo interesante no es solo la solución, sino averiguar cómo funciona el puzle en sí mismo. Entender cómo se compenetran sus distintas partes. Darte cuenta de que, efectivamente, esto no es una sección que tienes que solventar con habilidad, sino que necesitas primero un plan. Es una propuesta arriesgada. Si no te sale bien, puedes frustrar doblemente al jugador. No solo le estás proponiendo un desafío, al fin y al cabo, sino que ni siquiera le explicas cuál es.

En Paper Beast sucede lo mismo que en Ori. El mundo es una serie de puzles camuflados, porque el jugador ni siquiera es consciente al principio cuando recorre sus majestuosos páramos. No se ve un patrón o una estructura clara y, por tanto, caes en ese mismo peligro de frustrar al jugador. Creo que Paper Beast, aunque tiene puzles interesantes e ingeniosos, resuelve peor esta papeleta que otros juegos, porque la forma de entender sus desafíos recae demasiado en un pronunciado ensayo y error muy experimental. Como jugador, no solo no entiendes el puzle, sino que en muchas ocasiones tampoco sabes ni tan siquiera para qué tienes que resolverlo.

En un momento dado, por ejemplo, deberemos solucionar una situación para terminar haciendo crecer un árbol, y en él aparecerá una especie de globo aerostático que nos llevará a otro nivel. Para ello, deberemos reanimar con agua una serie de criaturas. La única forma de empezar a resolver el puzle es tocándolo todo y, en medio de ese proceso, puede que descubras cómo un suceso lleva al siguiente. Pero también suele ocurrir que interpretes mal la situación y termines mucho tiempo dando vueltas sin saber qué hacer, porque los objetivos y las pistas no son del todo claros. La lógica tampoco ayuda. Las mecánicas básicas no están explicadas, así que mucho de lo que sucede en el juego depende de lo que experimentes y de lo inspirado que te encuentres en ese momento.

Cuando funciona, el juego fluye, ya que el mundo de Paper Beast es bastante atractivo. Gracias a utilizar un diseño con texturas más planas sin muchos detalles, las gafas de realidad virtual parecen interpretar una imagen mucho más clara. La forma de moverse por el mundo, a base de esos teletransportes entre posiciones, es cómoda y evita la sensación de mareo. Los sonidos cumplen su función, logrando transportarte a este extraño mundo de animales de papel y desiertos infinitos. Hay algo bello en sus entornos desolados, que enfatiza una extraña sensación de quietud y desasosiego, no hay duda.

La atmósfera, además, une este universo a un extraño presente virtual, que nos hace conscientes de que aquí pasa algo raro. El juego empieza como si estuviésemos cargando una especie de videojuego en un inquietante futuro, pero aunque esto crea momentos bastante interesantes que te hacen sospechar que aquí puede haber gato encerrado, lamentablemente son demasiado escasos y espaciados en el tiempo como para que sintamos un genuino interés por saber qué está pasando. Sencillamente, hay demasiados momentos exclusivamente centrados en los puzles como para crear un hilo narrativo que capte nuestro interés.

Puzles de papel

Puzles de lógica y de papel

Todo este carácter experimental de la obra no sorprende si sabemos quién la firma. Eric Chahi, el legendario desarrollador francés que creó clásicos como Another World o Heart of Darkness, ya sorprendió hace casi una década con su cara más innovadora: From Dust. En este caso imperaba la manipulación del entorno, y ahora, con Paper Beast, haciendo un uso de la realidad virtual para impulsar el puzle basado en las físicas y las propiedades elementales —tierra, aire, fuego y agua—. Así, encontraremos siempre momentos en los que habrá que buscar la salida achicando el agua o acumulando arena, mientras que en otros tendremos que ayudar a estas fantásticas criaturas a sortear una pendiente o el viento que les impide el paso. Entender la lógica interna de cada situación será fundamental para seguir adelante.

Puzles de lógica y de papel


Las bestias de papel son de distinta índole, con particulares intereses.
Las bestias de papel son de distinta índole, con particulares intereses.

El control es simple. Al modo de desplazamiento que hemos mencionado se le suma un láser que sale de nuestro Dualshock si utilizamos esta configuración o de PS Move, con los que el juego también es compatible, y que nos permite coger objetos, elementos e incluso las propias bestias de papel y desplazarlas por el mundo para lograr el efecto deseado. Por ejemplo, descubrimos una mecánica con una criatura en forma de gusano. Una extremidad absorbe tierra y la otra la expulsa, por lo que tendremos que colocar cada parte en el lugar correcto para amontonar tierra o, por el contrario, extraerla.

Paper Beast también tiene un modo extra, alejado de la “campaña principal”. Se trata del Sandbox, que reincide en esa idea de Chahi de jugar con el entorno y modificarlo a nuestro antojo. Literalmente es una caja de arena, un lugar donde ubicar elementos que hemos adquirido y colocarlos conjuntamente para ver las interacciones que tienen entre sí, mientras vamos dando forma al mundo y su orografía. Otra manera de disfrutar el juego mucho más relajada.

Con todo, me resulta extraño concluir si Chahi ha creado aquí un buen avance en el género o algo tan experimental que es posible que muchos jugadores se sientan un poco alienados en su desarrollo. Por un lado, no hay duda de que emana en el jugador una gran satisfacción cuando resuelves uno de sus desafíos, pero muchas veces llegas a la solución de una forma tan casual o con tal agotamiento —algo que en mi caso puede ser mayor ya que me cuesta jugar largas sesiones con las gafas— que no consigues disfrutar siempre de la recompensa de resolver el puzle. Me recuerda a aquellos momentos en las aventuras gráficas clásicas de point and click en las que me sentía completamente atascado y, en vez de pensar en ideas creativas para solucionar el puzle, terminaba probando todo mi inventario con cada rincón del escenario, llegando a la solución, sí, pero agotado e insatisfecho.

Este universo virtual es extraño, cuanto menos. Forma parte del misterio.
Este universo virtual es extraño, cuanto menos. Forma parte del misterio.

La obra de Chahi tiene algo de esto, porque hay una fina y peligrosa línea que se pisa cuando camuflas los objetivos, las mecánicas y las pistas que le das al jugador. Y Paper Beast se mantiene haciendo un complicado ejercicio de malabarista en esta línea. A veces te pierde por completo y otras te estimula con su encanto personal. Cuesta saber, al final del viaje, qué ha pesado más.

Interesante

Sin sello
Puzles de lógica y de papel

Paper Beast

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Paper Beast es un juego extraño, experimental, pero parte de su encanto radica precisamente en ello. Sus puzles invitan no solo a resolverse, sino a averiguar qué es lo que te pide. En ocasiones, esto puede llegar a frustrar demasiado, aunque cuando consigue su objetivo, alcanzas ese momento “eureka” tan ansiado. Por tanto, me es difícil realizar una única conclusión sobre Paper Beast. Su esencia es tan frágil como sus criaturas de papel y algunos se verán conmovidos por ella, mientras que otros percibirán más su frialdad.

  • Algunos puzles son ingeniosos.
  • El mundo virtual que nos presenta es atractivo.
  • Los puzles no siempre son muy intuitivos y pueden llegar a frustrar.
  • Cuesta entender la finalidad del juego y lo que te quiere contar.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español
Duración: 8-9 horas
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