Análisis de Surviving the Aftermath. Un constructor de ciudades con un toque RPG que atrapa, ¿merece la pena?

Análisis de Surviving the Aftermath. Un constructor de ciudades con un toque RPG que atrapa, ¿merece la pena?
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Reconstruir la sociedad tras el apocalípsis suponemos que sería una tarea ardua y costosa, pero Surviving the Aftermath además hace que sea tremendamente divertida. Bajo el sello en la distribución de Paradox Interactive, este constructor de ciudades combina elementos de estrategia y supervivencia con algunos apartados más centrados en la narrativa y el rol más puro. Te contamos todo lo que necesitas saber en nuestro análisis.

Cuando nos acercamos a juegos en perspectiva isométrica solemos encontrar dos variantes muy diferenciadas: la estrategia o el RPG de corte más clásico. Combinar ambas no es una tarea sencilla, pero Surviving the Aftermath consigue tomar elementos de ambos géneros, creando un marco interesante sobre el que pivota la reconstrucción del mundo tal y cómo lo habíamos conocido. La recurrente estética postapocalíptica le viene de maravilla para cuadrar una campaña principal que va mucho más allá de conseguir hitos urbanísticos, apoyándose, fundamentalmente en buenos textos cargados de trasfondo e historia que han conseguido cautivarme, convirtiéndose en un buen motivo para seguir hacia adelante en Surviving the Aftermath.

Además de esa historia principal, el título recurre a frecuentes eventos a las puertas de nuestro asentamiento que no sólo dan dinamismo a la progresión, salpicándola de decisiones que ponen a prueba nuestro liderazgo, sino que muchas de ellas acaban teniendo consecuencias inesperadas. Decidir si confiar en un aldeano que cree haber encontrado una solución para fabricar ropa más rápido o reprender a unos niños de nuestro asentamiento por robar tablones de la tan preciada y escasa madera que extraemos son algunos ejemplos de las diatribas en las que Surviving the Aftermath nos pone durante la partida a través de estos eventos emergentes. Lo cierto es que el impacto que estos tienen sobre el global de la experiencia no siempre va a ser el mismo y, en ocasiones, negarnos a ayudar al necesitado puede acabar tornándose en un conflicto armado del que podemos salir muy mal parados en términos de daños a la infraestructura o pérdidas de capital humano. Me ha sorprendido para bien que el número de estos eventos es muy amplio, repitiéndose muy pocos de ellos al cabo de la campaña completa, la cual he tardado unas diez horas en completar aproximadamente.

Esta apuesta por salpicar un título de estrategia y gestión de pequeños hilos narrativos se ve complementada por algunas misiones secundarias de las que os hablaré un poco más adelante ya que la jugabilidad dentro de Surviving the Aftermath se puede dividir en dos aspectos muy concretos: la gestión de nuestro asentamiento y la exploración del mundo por medio de los especialistas. Centrémonos primero en la administración de nuestro enclave. Aquí tendremos que ir construyendo estructuras de cada vez mayor complejidad mientras gestionamos recursos muy limitados como madera, metal o cemento. Precisamente en este apartado donde Surviving the Aftermath más complicado puede acabar resultando. El cuello de botella que origina la extracción de metal es algo que he encontrado demasiado pronunciado. Me explico.

No me ha gustado demasiado verme atascado en mi progreso

Si eres asiduo al género esto no te resultará para nada extraño, casi todos los títulos de gestión suelen tener un escollo similar relacionado con alguno de sus recursos. La diferencia en Surviving the Aftermath la marca que este elemento se presenta de manera procedural, algo que, ligado a la suerte que tengamos a la hora de disipar la niebla del escenario con nuevos puestos de avanzada, puede alterar sustancialmente el ritmo de la partida. No me ha gustado demasiado verme atascado en mi progreso sin que esto fuera una amenaza real más allá de ver pasar los días por culpa de la limitada extracción y disponibilidad para el comercio de un elemento que, en la segunda mitad del árbol de desarrollo va a ser imprescindible para casi cualquier cosa que queramos emprender.

La escasez es la tónica en Surviving the Aftermath

Algunas zonas no revelarán sus secretos hasta que hayamos acabado con los enemigos.
Algunas zonas no revelarán sus secretos hasta que hayamos acabado con los enemigos.

La escasez de materias primas es uno de los problemas con los que hay que lidiar en Surviving the Aftermath, pero desde luego no es el único. Tendremos que tener a nuestra población contenta, suministrándoles condiciones higiénicas de habitabilidad, opciones de ocio y fomentando la natalidad dentro de nuestro asentamiento. Nuestros ciudadanos se ven expuestos a condiciones muy adversas como radiación que tendremos que eliminar, olas de frío y calor e incluso lluvias de meteoritos. Cada uno de estos eventos conllevan una serie de cuidados especiales. Recoger la cosecha antes de que lleguen las heladas, procurar calefacción a las viviendas cuando todo está nevado o doblar los suministros hídricos cuando las temperaturas son asfixiantes son solo meros ejemplos de algunos sucesos que requerirán de mayor atención por parte del jugador.

Esta mecánica funciona muy bien las primeras veces, especialmente cuando te pilla de improviso y no cuentas con los medios para hacerle frente y ves como tus aldeanos van falleciendo poco a poco. Sin embargo, acaban sintiéndose algo planas hacia mitad de la partida. Una vez estabilizada la población y bien gestionados los recursos es difícil que ninguno de estos sucesos te pille desprevenido, por lo que acaban tornándose insustanciales. Algo parecido a lo que ocurre con las invasiones y ataques tanto de la fauna local, como de otras facciones.

Las decisiones que tomemos en algunos momentos pueden tener resultados inesperados.
Las decisiones que tomemos en algunos momentos pueden tener resultados inesperados.

La ambientación postapocalíptica de Surviving the Aftermath es algo que no me ha terminado de convencer en términos jugables. La estética sucia y oxidada de su mundo casa perfectamente con lo que se quiere contar, pero creo que el título abusa demasiado de la misma paleta de colores con diseños muy similares entre sí, a lo que se suma que la evolución de muchos de los edificios no va a ser muy notoria por las limitaciones del mundo en el que estamos. Todo esto ha tenido como resultado que más de una vez tuviera que clickar sobre varias estructuras buscando exactamente la que requería en ese momento. Cierto es que la vista isométrica del juego permite visualizar el contenido por capas, pudiendo destacar las construcciones, recursos o biología a gusto del jugador, pero no me ha sido cómodo navegar entre los distintos edificios.

Una cuestión de diseño que podría haber sido mejor, al igual que el sistema de asignación de puestos de trabajo y portadores que no permite fijar un mínimo de estos últimos y que te hace tener que estar llevando ‘las cuentas de la vieja’, penalizando demasiado crear una estructura en un momento dado para la que no contamos con la población suficiente con la que atenderla. Son pequeños detalles sí, pero al final, son estas pequeñas cosas las que determinan que la experiencia con un título de estas características pase de buena a notable.

Un constructor de ciudades con un toque RPG que atrapa, ¿merece la pena?

Lo cierto es que Surviving the Aftermath cuenta con una buena cantidad de variantes y materias primas a las que atender, pero no puedo decir que sea un juego excesivamente profundo en el apartado de gestión. No es complicado llevar adelante nuestro cometido siempre que se sepa ver dónde están nuestros límites en cada momento, tratando de no abarcar en ningún caso más de lo que podemos. Si nos ceñimos a seguir esta línea y a gestionar bien el mapa de campaña, completar Surviving the Aftermath no debería de ser un problema para nadie en cualquiera de sus niveles de dificultad.

Es una experiencia muy accesible a cualquier tipo de jugador

Porque si algo ha conseguido el equipo de Iceflake Studios durante todo el tiempo que el juego ha estado en Early Access es crear una experiencia muy accesible a cualquier tipo de jugador. Buena fe de ello es su selector de dificultad que huye de los manidos modos fácil, medio y difícil y nos deja escoger cómo queremos que sea cada uno de los apartados de la experiencia, explicando bien qué repercusiones tendrá en la configuración del mapeado y la aventura, algo que me ha convencido y mucho. He podido probar distintos modos de dificultad y personalización y lo cierto es que se nota bastante cuando nos decantamos, por citar un ejemplo, por tener un mundo donde los recursos son muy escasos o priorizar la investigación y el progreso por encima del bienestar de nuestros ciudadanos. A pesar de que Surviving the Aftermath no sea un título demasiado largo, estas posibilidades de personalización junto con los eventos emergentes hacen que sea apetecible darle más de una pasada.

Los especialistas, clave del progreso en Surviving the Aftermath

Un constructor de ciudades con un toque RPG que atrapa, ¿merece la pena?

Hace unas líneas os comentaba que el juego se puede dividir en dos apartados. Quitando la gestión más pura de un constructor de ciudades, el aspecto diferenciador de la obra reside en los especialistas. Estos personajes son fundamentales para poder progresar en el árbol de conocimiento del juego. Ellos son quienes van a salir al exterior, representado por una suerte de mapa de campaña dividido en áreas que nos son desconocidas hasta que las exploramos. En este mapa podremos encontrar víveres como medicación, herramientas o prendas de abrigo y, sobre todo, puntos de ciencia, los cuales usaremos para llevar a nuestro asentamiento al siguiente nivel.

Estos especialistas también pueden actuar en nuestro campamento, siendo un recurso muy eficaz para recoger recursos, cazar animales o defendernos de amenazas de manera rápida. Sin embargo, esta suerte de superhéroes van a dar lo mejor de sí fuera de los muros de nuestro asentamiento. Los hay de varios tipos, hay guerreros, buscadores o científicos. Cada una de las clases tiene una predisposición mayor a realizar una determinada acción, contando con más puntos de acción por turno, más resistencia o mayor velocidad de extracción en función de sus distintos perfiles.

Al combatir con nuestros especialistas el juego nos dará una aproximación sobre el devenir del combate.
Al combatir con nuestros especialistas el juego nos dará una aproximación sobre el devenir del combate.

La manera en la que el mapa de campaña conecta con el progreso de nuestro asentamiento está bien integrada, pues, aunque ambas partes pueden ser disociables, no se entienden la una sin la otra. De hecho, una vez hemos avanzado lo suficiente, vamos a poder convertir a estos especialistas en colonos, piezas fundamentales que establecerán campamentos fijos en distintas regiones del mundo. Cada región tiene sus propiedades, algunas son más aptas para asentar un campamento que atraiga a nuevos supervivientes que se unan a nuestra causa y otras van a ser más propicias para la investigación.

El proceso de transformación de especialista a colono tiene sus costes ya que es irreversible, algo que va a hacer que el listado de nuevos líderes no deje de verse alterado durante todo el transcurso de la partida. Conviene gestionar bien su movimiento en el mapa de campaña ya que muchas veces, ya sea por las misiones secundarias que he comentado al principio del análisis o porque un área concreta del mundo esté dominada por una facción enemiga y no sea posible explorarla hasta haberlos derrotado, estos especialistas van a entrar en combate, momentos en los que habrá que recurrir a la superioridad numérica si no queremos ver a estos singulares personajes muertos antes de tiempo.

Establecer rutas de comercio, con puntos de control que se van a hacer muy necesarios cuando vayamos expandiendo nuestras fronteras es otro de sus cometidos. Lo cierto es que el sistema de comercio no se puede tildar de novedoso, pero sí de efectivo y amigable, siendo muy claro su uso desde la interfaz y, por qué no decirlo, muy necesario en momentos de apreturas.

Un constructor de ciudades con un toque RPG que atrapa, ¿merece la pena?

Surviving the Aftermath muestra un apartado técnico bastante sólido, capaz de correr fluido a 4K y 60 fps

Desarrollado con el motor Unity, Surviving the Aftermath muestra un apartado técnico bastante sólido, capaz de correr de forma fluida a 4K y 60 imágenes por segundo usando una RTX 2080 Super de NVIDIA. Si bien no es un título exigente en cuanto a prestaciones y, como he mencionado anteriormente, cuenta con un diseño para sus edificios que considero mejorable, destaca su apartado artístico, con unas muy buenas ilustraciones que sirven para personificar adecuadamente a los especialistas o dar al jugador un pequeño esbozo de algún lugar o hecho concreto con el que la imaginación del usuario es capaz de hacer el resto.

Totalmente traducido al castellano todavía tiene algunos apartados que retocar en alguna de sus facetas. Llama la atención la traducción de la palabra ‘cemento’ u ‘hormigón’, que en su lugar se llama ‘concreto’, proveniente del inglés concrete. Un detalle que no es grave, pero que convendría que retocaran lo antes posible. Con voces en inglés, destacan las distintas emisoras de radio que podemos sintonizar en cualquier momento, cambiando así la melodía de manera que se huye muy bien la repetitividad sin dejar, eso sí, ninguna tonadilla para el recuerdo.

Cumple sin más

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Un constructor de ciudades con un toque RPG que atrapa, ¿merece la pena?

Surviving the Aftermath

Por: El equipo de 3DJuegos
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Surviving the Aftermath es un título de construcción de ciudades que mezcla bien elementos de supervivencia, gestión de recursos y eventos emergentes. Su mapa de campaña y el progreso ligado a los especialistas son lo mejor de un juego que puede volverse algo obtuso en algunos momentos por culpa de los cuellos de botella que origina la falta de algunos recursos hacia mitad de la partida. Su dificultad adaptable al gusto del jugador invita a darle un repaso a pesar de todo. Sin embargo, existen facetas que hubieran requerido algo más de mimo como la gestión de los ciudadanos o los eventos climatológicos, que pueden acabar siendo completamente intrascendentes. Un buen juego en su género al que cabría haberle pedido un poco más.

Comprar Surviving the Aftermath
5 Cosas que debes saber:
  • Surviving the Aftermath cuenta con una historia interesante que va más allá de conseguir hitos urbanísticos.
  • El progreso del árbol de conocimiento ligado a su mapa de campaña y el uso de los especialistas le da un toque distinto.
  • El diseño de sus edificaciones puede acabar resultando algo confuso cuando tenemos mucho volumen de las mismas.
  • Los eventos emergentes son una continua distracción que ameniza la partida acompañándose de unas buenas ilustraciones.
  • Los eventos climatológicos acaban teniendo menos peso a medida que progresamos, hubiera sido deseable que mutaran un poco más.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en castellano y voces en inglés
Duración: 10 horas
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