La muerte no es más que el comienzo de un nuevo viaje. Uno emocionante cargado de épica y momentos para el recuerdo, de luchas contra enemigos temibles y el reencuentro de viejos conocidos. Si creías que Blizzard no podía sorprenderte, en el análisis de World of Warcraft: Shadowlands verás que esta expansión tiene virtudes de sobra como para divertir durante muchas horas a todo fan de los MMORPG.
Cuando Sylvanas Brizaveloz rasgó los cielos de Azeroth abriendo las puertas del mundo de los muertos… bueno, creo que todos imaginábamos que algo grande estaba a punto de suceder en el universo World of Warcraft. Y así ha sido. Shadowlands dibuja un futuro prometedor con el que es difícil no ilusionarse. Da igual que seas todo un veterano en el MMORPG de Blizzard o que estos sean tus primeros pasos en este colosal mundo de fantasía. Su acción, el PvP, las mazmorras para grupos, su bella y por momentos terrorífica puesta en escenas, la historia, sus personajes… hay tantas cosas buenas de las que hablar, tantos detalles que comentar, que siento que no hay mejor momento que este para perderse en las Tierras Sombrías y desentrañar los grandes misterios del que sigue siendo uno de los juegos más exitosos del momento.
Hay contenidos y desafíos para todos los gustos, para toda clase de jugadores, con una progresión que valora tu tiempo, que no exige pasar incontables horas realizando tareas tediosas para desbloquear los mejores contenidos y recompensas. Y así, claro, es aún más divertido. Combates, exploras y casi sin darte cuenta ya estás peleando en los escenarios más desafiantes, guerreando con otros jugadores, equipándote y mejorando para estar siempre a la altura de los nuevos retos que se avecinan. Y aquí Shadowlands se muestra fuerte con un buen contenido final capaz de mantenerte horas pegados al PC profundizando en las nuevas opciones que incorpora la octava expansión de World of Warcraft. No todo es perfecto, claro; algunas mecánicas de juego se sienten aún hoy más anticuadas que nunca, y si bien la aventura principal es divertida y emocionante, peca de ser poco imaginativa en el diseño de sus misiones. Mata esto, ve allá, busca esto otro, tráeme flores… y así durante horas.
La historia acompaña, la ambientación es genial, pero reconozco que por esta clase de misiones y mecánicas de juego mis primeras horas fueron un poco cuesta arriba. Luego Shadowlands coge impulso, muestra su mejor cara, y te olvidas; pero es una pena que, aún habiendo novedades importantes, el juego se sienta conservador en exceso. Pero ¿qué nos depara el futuro más inmediato? Visto lo visto, hay motivos para emocionarse.
La guerra en el Más Allá
A estas alturas, tras más de 15 años disfrutando del universo WoW, podría decirse que ya está todo visto, que en Blizzard tienen difícil sorprender con nuevas historias capaces de atraparnos como antaño. Soy el primero que tenía ciertas dudas con Shadowlands pero a las pocas horas estaba enganchado a sus personajes, a sus mundos, a la épica de muchos de los combates a los que te enfrenta. Es además un juego que sabe tocar la fibra sensible de todo fan de World of Warcraft, pues en las Tierras Sombrías, donde van a parar las almas de los muertos, nos cruzaremos con viejos enemigos y grandes aliados para revivir algunos de los momentos más icónicos de la saga. Todo ello con la habitual maestría a la que nos tiene acostumbrados Blizzard, que aúna a la perfección imagen y sonido para crear cinemáticas (incluso con estilo cómic) impactantes con las que es difícil no vibrar de pura emoción. Pero, ¿qué diablos hacemos en las Tierras Sombrías? ¿Qué planea Sylvanas? ¿Y quién es ese extraño y malévolo Carcelero?
Los grandes héroes de Azeroth han caído presa de este ser despreciable que gobierna en Las Fauces, un infierno donde van a parar las almas de las criaturas más temibles de todos los planos de la realidad. Os podéis imaginar el ambiente que allí se respira, y es algo que Blizzard ha querido potenciar con un escenario final que sea, en verdad, un auténtico infierno también para aquellos jugadores que decidan adentrarse en él. No busca ser divertido, quiere que lo pases mal, que sientas la presión de la muerte sobre tu cabeza, y creo que lo consigue de forma notable. Cuantos más enemigos mates, cuanto más ruido hagas, peor para ti ya que el Carcelero, como Sauron en Mordor, pondrá sus ojos en ti enviando a sus huestes más peligrosas. Y escapar de ello es una pesadilla. Pero antes de enfrentaros a tal desafío disfrutaréis de un divertido y épico viaje por las Tierras Sombrías, divididas en varios reinos que una vez más sorprenden por su diseño artístico.
Cada región se siente única a todos los niveles. Su música, sus personajes, las historias que en ellas viviréis; y es importante porque una vez alcancéis el final del camino tendréis que elegir la facción a la que os uniréis, con cuatro curias que tienen sus propias misiones y habilidades únicas con las que aumentar las opciones de personalización. He leído a algunos usuarios descontentos con esta necesidad de elegir, porque ciertamente, algunas casas parecen la opción más obvia para cierta clase de personajes, pero en mi caso, me ha encantado implicarme en sus historias y ser parte de su lucha en un nuevo mundo. Hay toda una nueva campaña adicional para seguir explorando las Tierras Sombrías, pero también equipo exclusivo, monturas y hasta diversas actividades secundarias que son de lo más divertidas, como una forja donde en lugar de crear armas, fabricarás criaturas espantosas al estilo Frankenstein. Y en cuanto a las habilidades únicas, más de lo mismo. No son un mero añadido estético, tienen un peso real en la acción, con efectos poderosos que pueden marcar las diferencias en los duelos más reñidos… o evitarlos. Que si te unes a Venthyr obtendrás el poder de teletransportar para evitar batallas innecesarias.
Blizzard ha realizado un gran trabajo diseñando una campaña principal con todo lo que esperas de World of Warcraft, pero también se notan sus esfuerzos para que el contenido final te atrape y te mantenga en la lucha durante mucho, mucho tiempo después de cumplir tus metas principales. Y de nuevo tengo que hablaros de estos pactos con las curias, porque están asociados a una gran fortaleza que será tuya, y nada hay más emocionante que hacerla crecer bajo la atenta mirada de tus aliados. Aquí se usa el Ánima como principal moneda de cambio; un recurso que se obtiene en la mayoría de actividades en el end game. Y lo que más me gusta es que al final, como buena aventura de rol que es, Shadowlands nos apremia a tomar decisiones que afectarán al curso de la partida. ¡Hasta puedes organizar fiestas!, y elaborar una buena lista de invitados es todo un desafío, porque el objetivo es que todos se lo pasen bien. Tú incluido.
Shadowlands sabe tocar la fibra sensible de todo fan de World of Warcraft
Por eso he disfrutado tanto de todo lo que ofrece esta expansión una vez superas las misiones principales. Incluso a la hora de conseguir el equipo legendario se ha mejorado -y mucho- la fórmula con respecto a lo que vimos en el notable Battle for Azeroth, huyendo de labores tediosas para conseguir ese preciado botín siempre que la fortuna te sonría. En Shadowlands puedes cultivar los materiales necesarios para conseguir el objeto deseado y fabricarlo tú mismo con resultados a veces sorprendentes. Para que os hagáis una idea, mientras escribo estas líneas tengo por otro lado a un amigo que está como loco con el equipo legendario que ha forjado, y creo que es un buen indicativo de que Blizzard ha acertado de pleno con este sistema. Queda mucho por ver, claro, pero al menos la esencia es buena y tiene potencial. Lo que me vale para hablaros de la gran novedad de esta octava expansión de WoW: la torre de los condenados, o Torghast.
Shadowlands presenta una gran variedad de mazmorras para grupos con algunas batallas verdaderamente emocionantes y desafiantes en su versión mítica, pero cuando alcanzas el final de la aventura, se abre ante ti un reto nunca antes visto en la serie cuya esencia es la de los míticos roguelike. Este colosal escenario en Las Fauces genera sus mazmorras de forma aleatoria, recompensando a los jugadores con poderes también aleatorios mientras avanzas piso a piso, sala a sala, derrotando a sus temibles enemigos finales. Dependiendo de si juegas en solitario o en compañía de amigos la dificultad se incrementará, teniendo además un número limitado de muertes antes de que aparezca un enemigo invencible que te obligará a escapar de la torre. En principio, como digo, puedes afrontar sus desafíos en solitario, aunque depende mucho de la suerte que tengas con el reparto de habilidades. En este sentido hay cientos de habilidades con variantes exclusivas para cierta clase de personajes y pactos con las curias, lo que en la línea de otros juegos de mazmorras, consigue que paso a paso te sientas más y más poderoso. Hay habilidades que te transforman en un gigante, u otras que te recompensan con ingentes cantidades de salud, o incluso las que te penalizan de alguna forma, como dejarte ciego, a cambio de obtener una fuerza de combate demoledora.
Me lo he pasado en grande explorando esta torre de los condenados y sigo con ganas de seguir avanzando hasta alcanzar la cúspide de un escenario que promete brindarnos muchas alegrías en los próximos meses. Además, ya está disponible la primera raid Castillo de Nathria acompañada de los jefes de mundo, que ya campan a sus anchas por las Tierras Sombrías, siendo un buen ejemplo del gran potencial que tiene esta expansión. Y con esto quiero decir que hay diversión para rato, y es la mejor noticia que podíamos tener. Se echan en falta nuevas clases de personaje, más habilidades para las existentes, así como sorpresas en los trabajos o las propias mecánicas de juego. Aquí Blizzard ha pecado de conservadora en extremo, pero lo suple con una gran variedad de mazmorras que destacan por su diseño y sus emocionantes combates, y todo ese buen end game del que hablaba antes. Así que, si hacía tiempo que no jugabas, o esta es tu primera vez, creo que no hay mejor momento que este para entrar en el mundo de World of Warcraft.
Shadowlands me ha sorprendido también por la vistosidad y variedad de sus escenarios, lo que ya es tradición. Sí, es un juego viejo como el que más, que no destaca ni por las animaciones ni el modelado de sus personajes; pero está tan bien diseñado, y hay tanto buen gusto en el arte tras los escenarios, los personajes, las mazmorras, que una vez más te tienes que rendir al talento de los artistas de Blizzard. Del colorido y luminosidad de Bastión a las grotescas y salvajes formas de Maldraxxus, pasando por los bosques de Ardenweald, o las oscuras tierras de Revendreth, que es una de las zonas que más he disfrutado con su temática de vampiros. Es un juego más contenido, que en general es bastante lineal, pero no por ello está falto de secretos y zonas de interés que visitar saliéndose del camino principal. Y como decía, es un juego con un arte fantástico al que le acompaña otra gran banda sonora que está a un nivel altísimo. Cada región tiene sus propias composiciones, y son perfectas, te meten de lleno en el ambiente, y cuando se hace notar… es impresionante.
Se echan en falta nuevas clases, más habilidades, así como mecánicas de juego más originales
World of Warcraft tiene muchos, muchos años a sus espaldas, y se nota, pero Blizzard siempre se las ingenia para que su MMORPG luzca bonito y sea capaz incluso de impresionar con su puesta en escena y el ya habitual gran doblaje al español. Podría innovar más, se echan en falta novedades de peso en detalles como las clases, y requiere de un mejor equilibrio entre habilidades, pactos y personajes; pero si buscas una gran aventura de rol online, y quieres disfrutar explorando mundos increíbles, luchando contra enemigos poderosos y compartir el viaje con amigos, es una de las mejores opciones que vas a encontrar. E insisto, da igual que seas veterano o un recién llegado; Shadowlands ha plantado los cimientos de un futuro muy prometedor que me muero de ganas de seguir explorando.
El viaje a las Tierras Sombrías que nos propone Shadowlands es una experiencia realmente divertida que dibuja un futuro prometedor para el MMORPG de Blizzard. Su campaña es emocionante, tiene grandes momentos cargados de épica y otros que tocan la fibra sensible de todo fan de World of Warcraft, pero lo mejor llega cuando alcances el end game y te enfrentas a las mazmorras más desafiantes, a esa gran torre de los condenados que es su principal novedad, y disfrutas además de las misiones y actividades especiales de cada una de las cuatro casas que gobiernan en este Más Allá. Es decir, hay mucho que descubrir y muchas buenas batallas que librar. Se echan en falta algunas novedades extra en personajes, clases y oficios, pero en general, es una gran expansión de WOW.
Comprar World of Warcraft: Shadowlands- Una campaña divertida con escenarios muy variados y grandes momentos
- Los contenidos finales: la torre de los condenados, los pactos y las mazmorras
- Historia, arte y música. WoW sigue estando a un gran nivel después de 15 años
- Las misiones, en general, son poco imaginativas
- Se echan en falta novedades en las mecánicas de juego, clases y profesionales
