Análisis de DiRT 5. Un regreso a las raíces de la saga

Análisis de DiRT 5. Un regreso a las raíces de la saga
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Dirt 5 busca recuperar su identidad en un momento idóneo: las puertas de una nueva generación. Pero, más allá de su llamativo apartado técnico, ¿cómo de satisfactorias son sus carreras y campeonatos? Lo averiguamos en este análisis correspondiente a la versión de las presentes consolas.

Gracias a las abundantes preview, se veía avistando que este Dirt 5 tenía ganas de volver a las raíces de la saga. A Dirt 4 le había costado coger el pulso al pedal después de que la saga se bifurcase con Dirt Rally, creando un juego interesante y con propuestas ingeniosas, pero sin posicionarse como un simulador, como este último, o un arcade desenfadado, como la segunda y tercera entrega.

Ahora Codemasters sí está centrada. Vuelven los colores vivos, la música ecléctica en géneros, pero animada en ritmo, y el festival de confetti en circuitos alrededor del mundo. Y se agradece: Dirt 5 recupera esa efusividad por el derrape y por atravesar con nuestras ruedas todo tipo de carreteras que naturales y artificiales. A golpe de Modo Trayectoria, de repente estás en las colinas griegas, que estás en las chinas. De la fría Noruega al cálido Marruecos. Los circuitos se sienten bien planificados para el desfile de deslizamientos que pretende conseguir; pero, en ese camino de vuelta a los orígenes, echamos de menos quizá el pilar más troncal de la saga. Sí, el rally más clásico.

No es que crea que hay escasez de contenido en Dirt 5: el largo modo trayectoria, los desafíos y los diferentes eventos en los que participamos componen un buen paquete. Todo parece listo para el espectáculo, pero si algo demostraron Dirt 2 y 3, es que se puede realizar un juego de rallies espectacular sin perder del todo las formas. Aquí no encontramos las clásicas etapas ni carreras por segmentos. No hay variantes contra vehículos o contra el crono. Y, sobre todo, no están esos largos trayectos angostos que piden no solo velocidad y derrape, sino control y precisión. Y dado que siempre han estado en la saga numerada, incluso en sus entregas más desvergonzadas, se echa de menos la modalidad más clásica, que permitiría un tipo de competición más dedicada, donde nuestro progreso se sintiese más.

Nota: Con el fin de mostrar el juego en su versión de nueva generación, publicaremos el videoanálisis de Dirt 5 el 5 de noviembre, cuando vence el embargo de dicha versión.

En cambio, el modo trayectoria nos presenta pruebas algo más directas y frenéticas. No solo hay carreras en circuitos por vueltas, también hay algún que otro trayecto; pero todo se desarrolla mediante una competición que a veces tiene algo de técnico a la hora de clavar los derrapes y otras de caótico, recordando más al choque de carrocerías de un Motorstorm (pero sin nitros ni explosiones). Y sin embargo, pese a esa añoranza por las pruebas más dedicadas, Dirt 5 logra que te encariñes de él por uno de los sistemas de control arcade más pulidos que recuerdo en mucho tiempo.

Un regreso a las raíces de la saga


La belleza de los paisajes naturales se hace notar, incluso en las versiones de esta generación.
La belleza de los paisajes naturales se hace notar, incluso en las versiones de esta generación.

El control, sobre todo con la vista en cabina, es fenomenal. No hablo en términos de realismo, sino en sensaciones al volante. Dirt 5 usa y abusa del volanteo y contravolanteo. Girar a tope hacia un lado sin miedo e ir compensando el deslizamiento y las fuerzas gravitatorias con la dirección contraria y compensando con el acelerador. Principios de la disciplina, pero aplicados al espectáculo. Y ese concepto me atrae muchísimo, porque sí, en Dirt 5 prima el espectáculo, pero no a costa de unas mecánicas vagas, sino trabajándose el control del volante y las inercias. El resultado, como digo, es poco realista: se asemeja más a un derrape que haríamos en la nieve o el hielo que en el asfalto o grava, pero, como arcade, el resultado es más que bueno y los estímulos que manda al jugador son los que deben ser.

Este control pulido no solo es inmensamente placentero, sino que permite a Codemasters centrarse en hacer trazadas perfectas. Cuando comencé el juego en el modo normal, noté rápidamente que faltaba algo. Las pistas eran excesivamente anchas: podías hacer voluminosos derrapes sin tan siquiera acercarte al límite del circuito. Y la inteligencia artificial no acompañaba, terminando muy lejos a nuestras espaldas. Pero a partir del modo Difícil la cosa cambia: entiendes estas pistas anchas. Los rivales no te lo ponen tan fácil y entonces tus ostentosos derrapes tienen que ser sustituidos por otros mucho más arriesgados. Al ser pistas tan anchas, el juego te permite cortar bien las curvas y dar acelerones en las salidas, así como favorecer los giros escandinavos en algunos ensanches. Es aquí cuando te das cuenta que en Codemasters se ha testado mucho el juego para sacar mayor partido de las trazadas. Y quizá por eso me da algo más de rabia no haber tenido esa otra disciplina de Rally más clásico que sacase todo el partido a las grandes mecánicas de conducción arcade de Dirt 5.

Dirt 5 prima el espectáculo, pero no a costa de unas mecánicas vagas, sino trabajándose el control del volante y las inercias

Pero hablando de la inteligencia artificial, no es que esta falle, pero sí puede dar lugar a momentos caóticos: la IA no suele responder de formas distintas a tus acciones, sino que tiende a seguir rutas fijas y los choques entre vehículos pueden, si bien se buscan para crear carreras encarnizadas, poseen unas físicas bastante ligeras que pueden dar lugar a unos cuantos reinicios de carrera. Es bastante normal ver a un coche volando por los aires o cómo un encontronazo termina con tu coche haciendo un trompo del que no te vas a recuperar.

La vuelta al mundo en 130 eventos

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La modalidad principal es muy, pero que muy larga. Dividida en capítulos, conformando 130 eventos en 70 rutas y, según el juego, con una variedad de 9 disciplinas distintas. Más allá de los números, el principal problema que encuentro es que podrían dividirse perfectamente en dos disciplinas: las pruebas principales y las especiales. No hay diferencias palpables como en otros juegos entre Rally y RallyCross, por ejemplo. Aquí a unas las llama RallyRaid, a otras Estampida, a otras Ultra Cross, pero todas ellas comparten los mismos circuitos y solo varían el tipo de vehículo en los que, aunque encontramos algunas variables de peso y potencia, en la práctica tampoco son tan distintos entre sí.

Un regreso a las raíces de la saga


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El control es una de las cosas que más nos han convencido, permitiendo hacer derrapes suaves y precisos.
El control es una de las cosas que más nos han convencido, permitiendo hacer derrapes suaves y precisos.

En estas pruebas principales el juego intenta por todos los medios dar variedad a los circuitos. Y al principio lo consigue, gracias a los efectos climatológicos y los diferentes momentos del día, que en esta nueva variante del motor gráfico utilizado para OnRush (un motor muy solvente y atractivo) crea parajes llamativos y capaces de cambiar clima y tiempo a lo largo de la carrera. A veces nuestro paso por China, por ejemplo, será soleado mientras que en otras circunstancias habrá caído sobre el terreno una copiosa nevada; otras, lo encontraremos más encharcado. Todo ello logra el deseado efecto de todo juego de conducción de no parecer el mismo circuito. Pero, a la larga, es muy difícil no caer en la repetición. Alrededor del segundo capítulo se empieza a sentir cierta fatiga y monotonía. Y quizá es aquí donde las otras pruebas especiales podrían haber ayudado más de lo que lo hacen.

Para intentar mantenerse variado, Dirt 5 incluye eventos especiales, como la clásica Gymkhana, el Pathfinder o las carreras de Sprint. No creo que logran traspasar la mera anécdota en muchos casos. La Gymkhana fue llamativa en Dirt 3, pero ahora se siente algo fuera de lugar. Los eventos de Pathfinder nos instan a escalar los terrenos más escarpados en el menor tiempo posible, pero tampoco he encontrado mucho desafío en los tiempos sin esforzarme mucho, ni las mecánicas de jugar con el acelerador se sienten muy trabajadas. ¿Y el Sprint? Quizá la base de estos Sprint Car sea divertida, conjugando la fuerza de estos vehículos con su inercia, pero en la práctica resulta algo impreciso y caótico.

Por último se encuentran unos desafíos extra: los Throwdowns (Retos). Son eventos en los que retamos a la IA de diversas formas, en carreras uno contra uno o con un vehículo especial, por ejemplo. Se desbloquean a medida que avanzamos en Trayectoria, y habría sido el mejor colofón, un poco a lo Forza Horizon, que siempre regala una prueba especial. Pero tras jugar unas cuantas notamos que, de nuevo, nos llevan por circuitos ya recorridos en carreras muy similares a las de la campaña, sin mucha razón para tener su propio apartado.

Un regreso a las raíces de la saga

En este afán por seguir dando variedad, Dirt 5 ha incluido su propio editor al que ha llamado Playgrounds y que nos permite construir nuestros propios circuitos y pruebas de Gymkhana. No se pueden comparar con los que propone el juego, que se amoldan más a los entornos naturales, mientras que aquí son pistas cerradas, pero la cantidad de opciones que propone permitirá a los más ingenioso realizar buenas pistas, intentando fomentar la participación gracias a las votaciones y las selecciones de los mejores circuitos semanales. Los circuitos ya creados como muestra por Codemasters dejan entrever las locuras que se pueden hacer con este modo, que además propone pistas algo más cerradas y estrechas, como mencionaba antes que echaba de menos del Rally clásico.

La belleza de derrapar

Un regreso a las raíces de la saga

Los circuitos ya creados en Playgrounds dejan entrever las locuras que se pueden hacer con este modo de edición

Todos estos eventos especiales lucen más gracias a las opciones multijugador. En Dirt 5 podemos competir en carreras online y local, pero el punto más interesante es que todo el modo Trayectoria, incluidas las pruebas más especiales como la Gymkhana o el Pathfinder, se pueden jugar con amigos, y es así cuando brillan algo más estas pruebas, gracias a que la competición está más reñida. Si a todo ello le sumamos que el juego admite una pantalla partida para hasta cuatro jugadores en una misma consola, creo que aunque uno pueda terminar algo fatigado de su modo en solitario, siempre va a poder tener una excusa para volver a redescubrir el juego en su faceta multijugador.

Para este análisis, solo podemos hablar de la versión de la presente generación, aunque hemos podido probar el juego también en Xbox Series X. El juego se ha visto mucho gracias a las versiones previews y los datos facilitados por Codemasters, por lo que, aunque no podamos daros nuestras impresiones, sí podemos decir que Dirt 5 posee varios modos de juego: en el modo Calidad se favorece la resolución a 4K dinámicos mejorando efectos gráficos, mientras que el modo Rendimiento la resolución dinámica es más baja. También existe el afamado modo 120 frames por segundo, que sacrificando aún más la resolución, consigue duplicar la tasa para televisores y monitores compatibles.

El modo trayectoria es muy completo e intenta dar variedad, aunque en las etapas finales se acusa cierta repetición en los circuitos.
El modo trayectoria es muy completo e intenta dar variedad, aunque en las etapas finales se acusa cierta repetición en los circuitos.

En la versión para esta generación hemos podido probar el juego en Xbox One X y el resultado no es en absoluto negativo, pero se hacen más concesiones, relegando el modo Calidad a 30 frames por segundo, mientras que el modo Rendimiento es el que alcanza la fluidez de los 60fps que tan bien le sienta a esta conducción. Está claro por nuestras previews que Dirt 5 es un juego que se beneficia de la nueva generación, pero también es muy vistoso en la presente, aunque haya que hacer esos sacrificios a la hora de escoger entre una resolución 4K o los frames por segundo. También hemos notado unos tiempos de carga más largos con respecto a las previews que se beneficiaban del disco SSD de la nueva generación. En el apartado musical, las voces que "narran" el modo Trayectoria como si de un podcast se tratase, me terminaron por agotar por llevar ese rollo animado artificial que tampoco es nuevo en la versión española de la serie, mientras que en el original se beneficia más de la buena dinámica debido a su amistad y el bagaje profesional de Troy Baker y Nolan North. La música se compone de temas que puede que sean de la más rabiosa actualidad, pero que suenan muy bien en la carrera, con temas de The Prodigy, Chemical Brothers, Pearl Jam, The Killers o Stormzy.

Muy Bueno

Sin sello
Un regreso a las raíces de la saga

DiRT 5

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Creo que Dirt 5 sale airoso del derrape, precisamente porque recupera parte de su identidad que con su cuarta entrega quedó algo en entredicho. Pero noto también que todavía hay margen de mejora si recupera aún más el espíritu de la saga, volviendo a apostar por un Rally espectacular, pero Rally al fin y al cabo; y mezclarlo con ese pulidísimo control que se siente tan bien a la hora de realizar ajustadas trazadas y fuertes contravolantes. Da gusto ponerse al volante mientras el barro salpica la pista y disfrutas unas vistas muy conseguidas.

  • El control es muy satisfactorio en un juego arcade.
  • Circuitos bien diseñados que invitan a ser dominados.
  • Aspecto visual muy llamativo y una buena selección musical.
  • El modo Trayectoria va cayendo en la fatiga, a medida que se repiten pruebas y circuitos.
  • Las pruebas y eventos especiales no logran insuflar variedad al modo principal.
  • Pese a inspirarse en Dirt 2 y 3, se echan de menos pruebas de Rally más clásico.
Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en español y voces en español e inglés
Duración:
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