Análisis de No Straight Roads. Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad

Análisis de No Straight Roads. Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad
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Crear un videojuego en que los golpes de guitarra vayan al ritmo de la música. Esa es la premisa de No Straight Roads, un juego con bastante personalidad y ciertamente entretenido que sin embargo no termina de acertar a la hora de enfocar su jugabilidad. Os lo contamos todo en nuestro análisis.

Os habrá pasado alguna vez. Videojuegos que no os convencen en una primera partida pero que a medida que los juegas te van gustando más y más, hasta el punto de que te acaban enganchando. Evidentemente no son los mejores títulos que has probado, pero tienen algo que merece la pena. Eso exactamente me ha ocurrido con No Straight Roads. Mis primeros momentos con él fueron difíciles, pero poco a poco me fui acostumbrando a su irregular jugabilidad, hasta acabar divirtiéndome con sus no pocas virtudes.

El principal problema que veo al título es que pretendía hacer del ritmo una clave fundamental, pero al final se ha quedado en un hack 'n slash del montón, eso sí, con una potente banda sonora. Es un producto bastante inconsistente en cuanto a sus contenidos, con interludios de exploración algo arcaicos, pero por otro lado unos jefes finales que están inspirados y encima resultan altamente desafiantes.

¿El balance? Intermedio. Es el típico videojuego con muy buenas ideas, pero una ejecución regular. No obstante, para ser el primer proyecto de la malaya Metronomik se puede hasta comprender. Además, el juego goza de cierta personalidad, algo que nunca es fácil conseguir. Cuenta con creativos de la talla de Wan Hazmer (extrabajador de la saga Final Fantasy) y Daim Dziauddin (artista conceptual de Street Fighter V). Se nota la mano de autores con experiencia en un juego de atmósfera trabajada y personajes carismáticos. La pena es que no todo está al mismo nivel, razón por la que no podemos hablar de un juego más destacado. Esa es la pena.

Golpes entretenidos, ¿y con ritmo?

No Straight Roads se define a sí mismo como una aventura de acción que combina combates rítmicos con una potente banda sonora. Lo último tengo que decir que es totalmente cierto. La música es lo mejor que vais a encontrar en este lanzamiento. Cuenta con algunos nombres como Falk Au Yeong (Sonic Mania), Masahiro Aoki (Astral Chain) o la reputada Video Game Orchestra. Jugad con auriculares y disfrutaréis mucho más de la experiencia, gracias a una gran variedad de ritmos.

¿En qué falla entonces un juego de este estilo si el apartado sonoro es tan competente? En que las batallas no son tan rítmicas como prometía. Los enemigos tienen una pauta de comportamiento que responde confusamente a los golpes de sonido, y el flujo no es consistente con la forma en que se juega. Dicho de otra forma: los combates se resuelven mucho mejor como si esto fuera un juego de acción normal que como un juego musical. Es un fallo grande, apoyado por unos controles que no responden del todo bien: a los golpes les falta respuesta, los combos resultan simplones y los saltos son poco precisos.

Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad


Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad

La sensación es que el juego se queda en tierra de nadie al no combinar con acierto la música con la acción. Aun así, tengo que decir que los jefes finales resultan muy gratificantes. Constan de varias secciones, y a medida que avanzas la melodía va ganando acordes, haciéndose cada vez más intensa. La dificultad también va in crescendo, y eso considero que es una de las mejores cosas que se han sabido hacer. Además, y aunque duela, creo que obligarte a repetir cada jefe (¡desde el principio!) cuando mueres se convierte en una buena decisión: te obliga a superarte.

Pero me diréis: ¿entonces esto es una especie de Cuphead en que sale un final detrás de otro? Ni es tan difícil, ni tiene tan poca exploración. Entre medias de los jefes tenemos una urbe conocida como Vinyl City. No os voy a engañar, recorrerla no es lo más satisfactorio del mundo, y se parece más a una experiencia de comienzos de siglo. En cuanto a diseño resulta algo anacrónico, pero es una parte del juego que estamos obligados a hacer, y después de todo no me lo he pasado del todo mal recopilando puntos de energía para solventar el apagón que han sufrido los diferentes distritos de la ciudad.

Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad

Completar el juego lleva unas 6-8 horas y no tiene demasiados alicientes para rejugarlo

Todo por ganar fans, que es al final el objetivo del juego, y lo que permite desbloquear una serie de habilidades para nuestros protagonistas, aspecto central de la jugabilidad. Primero serán cosas como el doble salto, pero poco a poco iremos activando poderes combinados. Porque sí, aquí jugamos en dúo, dos personajes entre los que podemos alternar en todo momento. La mecánica he de reconocer que está bien implementada, y tiene un cierto toque estratégico porque el segundo protagonista recupera vida mientras el otro está en activo. Un acierto es que exista cooperativo local, algo que hace el periplo más llevadero. La versión de Nintendo Switch incluye la posibilidad de que intervenga un tercer jugador, manejando a un ayudante que recoge objetos y proporciona bonificaciones.

No es demasiado largo. Completar el juego lleva unas 6-8 horas y no tiene demasiados alicientes para rejugarlo, más allá del desbloqueo de dificultad para los jefes y algún que otro coleccionable. Eso sí, el tiempo que os llevará superarlo es variable, porque aquí no hay selector ni historias: el desafío es el que viene por defecto. En este sentido, aplaudo el atrevimiento por no crear un juego demasiado amable, algo que se podría haber intuido por el tono que defiende el juego.

Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad

Un tono que es irreverente, hay que decirlo. La trama es un cachondeo, una especie de parodia-crítica del mundo de las discográficas. Estamos en la capital de la música mundial, lugar en que la NSR domina de forma corrupta y autoritaria, monopolizando la industria de la música. Cada distrito está controlado por una de sus estrellas, y nosotros entraremos en escena para chafarles el chiringuito que se han montado. Somos los indies que acabarán con la corriente mainstream, por así decirlo.

Y eso suena muy bien (perdonad el mal chiste), sobre todo cuando Mayday y Zuke, nuestros personajes, tienen personalidades tan dispares. Una es una loca, el otro un pasota. A mí me ha convencido, más cuando compruebas que el doblaje de las voces (en inglés) es de calidad y que los textos están correctamente localizados en español. Existe un cierto interés por hacer que No Straight Roads mantenga una cierta calidad.

Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad


Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad

Ya si hablamos de gráficos la cosa cambia un poco. Brilla la parte artística en referencia a los diseños de personajes, a los impactantes efectos visuales y a un variado cromatismo en cada una de las escenas. Pero falta detalle. Los modelados acaban siendo simples y existen parcelas muy poco trabajadas, sobre todo en la exploración. Esto es algo que se hace más notorio en el modo portátil de Nintendo Switch, en que el juego pierde calidad de representación.

Lo dicho: un juego con luces y sombras, que al final a mí por lo menos me ha entretenido lo suficiente como para que me parezca interesante. No algo recomendable a ciegas, porque su jugabilidad no está planteada con acierto, aunque pienso que si quieres buena música y vivir una experiencia medianamente desafiante, con jefes imaginativos y cierta irreverencia, puede que te convenza.

Interesante

Sin sello
Música y acción al destiempo, pero con mucha personalidad

No Straight Roads

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

La propuesta de No Straight Roads es interesante y hasta cierto punto entretenida, con ciertas dosis de desafío. Es una lástima que su acción hack 'n slash no vaya al unísono de la potente banda sonora que contiene, puesto que esa era el objetivo principal del juego. Aun así, sus jefes son imaginativos, el apartado artístico carismático, la historia desenfadada y, por encima de todo, puede llegar a demostrar buenas dosis de diversión. Ten en cuenta sus virtudes y defectos si vas a jugarlo, pero mal juego no es.

Comprar No Straight Roads
  • La banda sonora es variada, inspirada y acompaña bien a la acción
  • Los jefes finales son imaginativos y resultan tan desafiantes como divertidos
  • Argumento y personajes irreverentes pero carismáticos
  • Posibilidad de jugar en cooperativo local
  • El sistema jugable no conjuga bien acción con ritmo musical
  • Algunos sistemas no terminan de funcionar bien, como el control o la exploración
  • Técnicamente irregular: le falta detalle en modelados y animaciones
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 6-8 horas
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