Aunque el capitalismo está siempre presente, estos juegos demuestran que se puede vivir con otros sistemas

Aunque el capitalismo está siempre presente, estos juegos demuestran que se puede vivir con otros sistemas

Muchos cozy games presentan un "capitalismo blando", proponiéndonos otros estilos de vida que también son posibles

Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
Stardew Valley
barbara-gimeno

Bárbara Gimeno

Colaboradora
barbara-gimeno

Bárbara Gimeno

Colaboradora

Tradicionalmente, los videojuegos han sido un espacio donde los sistemas económicos se convierten en mecánicas duras y nos piden acumular oro, farmear recursos e ir subiendo de nivel a costa de pasar horas y horas repitiendo o desarrollando determinadas tareas. Desde los RPG clásicos hasta los MMO más recientes, la lógica del capital se cuela con facilidad en todos los géneros: trabaja más, produce más y consigue más. Sin embargo, y de forma paralela, ha surgido un género que plantea una alternativa sorprendente: los cozy games. En ellos, el dinero no es el motor, sino simplemente un mero acompañante. La verdadera riqueza está en las relaciones, la creatividad y el cuidado de un mundo compartido.

Stardew Valley, Animal Crossing o Spiritfarer son algunos de los ejemplos más claros de este fenómeno. Sus economías "blandas" no buscan reproducir el estrés del mercado real, sino ofrecernos un refugio, una experiencia donde el tiempo se mide de otra manera y donde el valor no se traduce en cifras, sino en vínculos. Estos juegos no solo han conquistado a millones de jugadores, sino que también han abierto un debate sobre cómo el ocio digital puede ofrecer un modelo de vida alternativo

Riqueza en la tierra y en el corazón

Cuando Stardew Valley llegó en 2016, sorprendió al público porque recuperaba y actualizaba la tradición de Harvest Moon. Pero su verdadero giro fue la manera en la que redefinió la economía del jugador. Es verdad que el juego incluye monedas, cultivos que ir vendiendo y progresos que dependen de la producción y del dinero que vayamos generando. Pero, en el fondo, lo que determina el sentido de la experiencia del juego no es tanto cuánto oro acumulas, sino qué tipo de vida eliges construir en tu granja.

La clave está en la libertad. Puedes elegir obsesionarte con optimizar cada metro cuadrado de tierra que tienes en tu terreno, diseñar sistemas de riego automáticos y convertirte en un magnate rural. O, por la contra, puedes avanzar despacio, cuidar animalitos, pescar en el río e ir entablando relaciones con los vecinos. Lo que convierte a Stardew Valley en un cozy game no es tanto lo que permite ganar, sino lo que permite dejar de lado, o sea, la presión, la ansiedad por ser "el mejor" y la obligación de triunfar. Aquí la riqueza se mide en las cenas que compartimos con los vecinos, en matrimonios y amistades y, en definitiva, en la sensación de pertenencia a una comunidad que va creciendo contigo.

La clave está en la libertad. Puedes elegir obsesionarte con optimizar cada metro cuadrado de tierra que tienes en tu terreno, diseñar sistemas de riego automáticos y convertirte en un magnate rural

La deuda más amable del mundo

Si hay un título que representa la economía blanda por excelencia, ese es Animal Crossing. La saga entera, y especialmente New Horizons en 2020, propuso un modelo de juego donde la deuda no es tanto un castigo, sino un motor de progreso. Tom Nook te ofrece un préstamo para tu casa, digamos que no te presiona con los pagos (aunque sí que a veces atosiga). Pagas cuando puedes, y mientras tanto disfrutas decorando, pescando o charlando con tus vecinos animales.

Lo más interesante de Animal Crossing es que subvierte la lógica capitalista sin eliminarla del todo porque hay dinero, hay comercio e incluso hay un mercado de nabos que parodia la bolsa, pero todo está filtrado por un ritmo pausado, donde el valor más importante no es el dinero acumulado, sino la isla que construyes y las relaciones que mantienes con los demás.

El museo de Sócrates, las conversaciones con Canela o las visitas de amigos online hacen que la experiencia sea, esencialmente, comunitaria. De hecho, para muchos jugadores, pagar la deuda de la casa se convierte en una anécdota frente a lo verdaderamente valioso para ellos, que es crear un espacio que refleje quiénes son y compartirlo con otros.

Más allá del oro, el precio del adiós

Si Stardew Valley y Animal Crossing hablan de vivir, Spiritfarer habla de despedirse. El juego de Thunder Lotus nos pone en la piel de Stella, una barquera que ayuda a las almas a pasar al más allá. Aquí la economía se mide según los recuerdos que vas creando con cada pasajero antes de decirle adiós.

Construyes habitaciones, cocinas los platos favoritos de algunos de los viajeros y acompañas en paseos y conversaciones. El dinero existe, sí, pero es un accesorio pequeñito en comparación con la misión central, que es la de dar consuelo. Cada tarea cotidiana tiene un peso emocional que va mucho más allá de lo económico. Lo más importante no es cuánto producimos, sino cómo lo ofrecemos y a quién se lo damos.

Spiritfarer es un juego que brilla como un recordatorio de que el valor más alto está en la empatía. La economía blanda aquí se convierte en una metáfora de la vida misma: lo que dejamos una vez abandonamos este mundo no son las riquezas materiales, sino los vínculos que cultivamos.

Una alternativa en píxeles

La popularidad de los cozy games no es casualidad, desde luego. En un tiempo donde el burnout y la ansiedad son males comunes y más extendidos, millones de jugadores buscan espacios digitales donde el progreso no se mida según el estrés que te provocan, sino en calma. La economía blanda de títulos como Stardew Valley, Animal Crossing o Spiritfarer nos ofrece esa alternativa: mundos donde el dinero nunca marca las prioridades y donde la comunidad, la creatividad y el cuidado ocupan el lugar central.

Estos juegos no solo entretienen; también cuestionan, aunque de forma sutil, los sistemas que dominan nuestra vida real. Nos invitan a imaginar cómo sería una economía donde la deuda no nos esclavizara, donde el trabajo tuviera sentido personal y donde las relaciones fueran más valiosas que los bienes materiales.

La revolución de los cozy games no está en eliminar el dinero, claro, sino en domesticarlo, en pasarlo a un papel secundario. Nos recuerdan que otra forma de vivir es posible, aunque sea dentro de una pantalla. Y en esa invitación encontramos no solo un pasatiempo, sino también una lección sobre lo que realmente importa.

En 3DJuegos | Estos juegos parecían sacados del cajón de los descartes, pero aún así Nintendo acertó con ellos

En 3DJuegos | Hay juegos que duran lo mismo que un viaje de tren pero se quedan en tu mente para siempre




VÍDEO ESPECIAL

50.925 visualizaciones

Estos han sido los MEJORES JUEGOS del AÑO - RESUMEN de la gala PREMIOS 3DJUEGOS LENOVO 2025

Otro año más 3DJuegos ha celebrado la entrega de premios a los mejores juegos de 2025.Una gala llena de referentes como Sandfall Interactive, las mentes tras Clair Obscure: Expedition 33; la streamer Abby; Christian Gálvez o nuestro premio 3DJuegos Legado, Charles Cecil, desar...