La saga Halo supuso un punto de inflexión para el género de los shooters y los videojuegos en general. Pero la tercera entrega del Jefe Maestro es la responsable de que una de las mejores escenas de la historia de los videojuegos permanezca grabada en nuestra retina como sinónimo del adjetivo épico incluso 15 años después: la batalla contra un Scarab en la misión "La Tormenta".
El género de los FPS es uno que, desde su popularización con Doom, se ha asociado a los videojuegos intrínsecamente y que ha dado muchas otras sagas llenas de momentos e historias épicas. Pero si hay un nombre que levanta auténticas pasiones -para bien y para mal- y que tiene uno de los relatos de ciencia ficción que más ha capturado la imaginación de los aficionados, es Halo. Título estrella de Microsoft, firmado por Bungie cuando se presentó la primera XBOX, y que con el tiempo se ha mostrado como una saga que ha marcado un antes y un después en la forma de hacer esta clase de videojuegos.
La saga del Jefe Maestro es recordada por hitos como popularizar el juego online en consolas -terreno "quasi" exclusivo del PC a principios de los 2000-, pero también por sus personajes, trama, escenarios, y sobretodo sus batallas, que han dejado una huella imborrable en la forma de hacer y disfrutar los FPS. En su tercera entrega Bungie quiso darlo todo para ofrecer la apoteósica conclusión (que por aquel entonces parecía definitiva) de la historia del John S-117. Lo sorprendente es que, echando la vista atrás 15 años, juegos más recientes intentan pero no consiguen dejarnos tan boquiabiertos con escenas como la que no pocos fans consideran la mejor de toda la saga e incluso de las mejores en la historia de los videojuegos: la irrupción de un Scarab durante la batalla cerca de la autopista a Nueva Mombasa para expulsar al Covenant de la Tierra.
Describir la primera vez que jugué al Halo 3 es una tarea que me resulta imposible sin acordarme de la cuarta misión del juego: "La Tormenta". El plan era lograr que Lord Hood pudiera bombardear la flota de Verdad para forzar su retirada. El escenario transcurría principalmente en amplias extensiones de tierra cerca de un acantilado, con un fuerte énfasis en el uso de los vehículos durante la misión; Warthogs y Mangooses de la UNSC, contra Wraiths, Ghosts y Banshees del Covenant. Acababa de despejar una de las últimas zonas cuando de repente el Sargento Johnson me comunica que "algo grande se acerca". No lo veo pero lo oigo. Me doy la vuelta para comprobar el escenario... y veo un Scarab descender ágilmente por la estructura que estaba detrás de mí y que venía a reforzar la posición del Covenant. Sólo había terminado el primer asalto.
Un relato épico jugable
Esta entrada en escena del vehículo más emblemático del Covenant marcó el pistoletazo de salida de una batalla variada y frenética como no se había visto en la saga hasta entonces, y que me mantuvo en auténtica tensión hasta el final. Si por algo se caracterizó Bungie durante el desarrollo de la saga Halo era el hecho de combinar momentos cinemáticos épicos con una jugabilidad que daba al jugador libertad para encarar el escenario como prefiriese. ¿Pero por qué destaca tanto esta escena entre otras tantas de tantos shooters? Sencillamente porque uno la juega, literalmente, a medida que se desarrolla; no se limita a mirarla mediante una cinemática en la que no tenemos control y luego lo recupera para jugar. Es uno de los primeros y mejores momentos cinemáticos de los shooters modernos en los que el jugador no era sólo el espectador pasivo de una "cutscene". Otros estudios y FPS también han dado escenas de una gran calidad y realmente impactantes, pero yo diría que sólo esta y otras parecidas de Halo 3 -pero esta sobre todo por ser la primera- lograron que realmente lo viviera.
El jugador no era sólo el espectador pasivo de una cutscene
Lo flexible de la jugabilidad de Halo 3, la IA de sus NPCs, y la carga narrativa de ese momento, junto con las magníficas partituras de Martin O'Donell y Michael Salvatori, dieron una secuencia a la que casi ningún shooter se le puede acercar, y no pocos lo han intentado en estos 15 años. No es que la competencia no fuera buena- que lo fue y mucho-, pero Bungie supo tocar las teclas exactas para hacer de esa escena su "Nessun Dorma" de Turandot en clave Halo. Para mí, títulos de sagas más recientes y populares a día de hoy no consiguen que experimente lo que supuso estar sumido en un caos ordenado, batallando contra grunts, jackals y brutes, y esquivando los ataques del mastodóntico blindado alienígena. Primero atacando sus puntos débiles para postrarlo a mi merced, y luego ascender hasta su reactor para neutralizarlo a medida que daba cuenta de su tripulación. Y entre tanto, mis camaradas de la UNSC y los ODST contenían al resto de las fuerzas enemigas para que pudiera terminar con esa lucha. Todo ello en una coreografía de jugabilidad que se sentía natural y fluida.
No niego que hayamos avanzado enormemente en gráficos, en formas de jugar o en escenarios... pero la escena de batalla contra el Scarab en Halo 3 sigue siendo el mejor ejemplo de un relato épico jugable, que aún debe superarse, y que se mantiene como la escena de combate en un shooter, por excelencia.