Análisis de Bugsnax. Un extraño y a veces turbio experimento que deberías plantearte probar

Análisis de Bugsnax. Un extraño y a veces turbio experimento que deberías plantearte probar
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Tenía ganas de probar Bugsnax, y no me he arrepentido de hacerlo. Para los que buscamos cosas distintas en una industria donde a veces cuesta encontrar estas geniales excentricidades, este videojuego supone una auténtica bocanada de aire fresco… ¡o más bien de bichos! Os comento en el análisis cómo es su turbia propuesta.

Aún recuerdo lo mucho que me llamó la atención Bugsnax cuando se mostró en el evento de revelación de PlayStation 5. En aquel tráiler, se mostraba a unos adorables animales comiéndose a unas aún más adorables frutas de ojos saltones. Perturbadoras imágenes. Y es que el videojuego parece haber sido ideado en un momento de, cómo decirlo, excitación mental. Atrevido y al mismo tiempo curioso, los desarrolladores de Young Horses (creadores de Octodad) nos han propuesto algo único para la ocasión.

No os asustéis, en realidad el juego tiene sentido, y la trama es más familiar de lo que parece. Te pones en el papel de un periodista de investigación que viaja hasta la isla Merienlandia en busca de respuestas sobre una misteriosa desaparición. ¿Qué tiene de particular este lugar? Bueno, básicamente lo que ya habréis visto: es el hogar de los bugsnax, unos seres mitad insecto, mitad tentempié que encantan a los lugareños. Y sí, se los comen… además con curiosos resultados, como transformar sus extremidades de una forma un tanto macabra. Pero oye, somos los que comemos, o eso dicen. En fin, un pequeño detalle sobre el juego, pero que explica su peculiar tono.

Bugsnax es una aventura en primera persona en que debemos traer de vuelta a los habitantes de un campamento abandonado en circunstancias desconocidas. Como si de un Animal Crossing se tratase, debemos ir en busca de estos personajes, pero no para hacer crecer la isla, sino para desentrañar el secreto que recae sobre Isaberta Megafigura, una exploradora que desapareció sin dejar rastro. Por tanto, el juego es algo así como un "averigua el misterio", con elementos conversacionales, pero también de exploración y algún que otro puzle. Una ingeniosa combinación de ingredientes que dan lugar a un juego compacto, entretenido, cargado de humor, no muy ambicioso, pero que puede hacer pasar un rato agradable.

¿A qué saben los bichos?

No es sencillo aclarar qué es Bugsnax, y creo que ese es el mejor indicador de lo original que resulta su concepto. Básicamente, nuestra labor consiste en recomponer un campamento en que sus habitantes acabaron cultivando ketchup por la escasez de insectos. Sí, como lo leéis. Acabaron a malas unos con otros, y nuestra tarea es escuchar sus historias y cumplir las tareas que nos encomenden para avanzar en este peculiar sistema de juego. Pero os preguntaréis, ¿qué es lo que tengo que hacer como jugador? Y sobre todo: ¿es divertido?

Un extraño y a veces turbio experimento que deberías plantearte probar


Conforme avanzamos, conseguimos nuevas herramientas de captura.
Conforme avanzamos, conseguimos nuevas herramientas de captura.

Una buena porción del juego consiste en atrapar los bugsnax (meriensectos) que pululan por la isla. Es un "hazte con todos" muy al estilo Pokémon. Los hay que son terrestres, aéreos y hasta acuáticos. Unos te lanzan fuego, otros te embisten y la mayoría huyen de ti. Poseen distintos hábitats. Algunos aparecen sólo de noche y cuando estás lo suficientemente cerca los escuchas cantar su propio nombre de una forma demencialmente cómica. Te suena, ¿verdad?

Para atraparlos, dispones de una serie de artilugios. El habitual es una trampa que se activa a distancia, pero también hay un tirachinas que arroja chocolate para atraer a tus víctimas. Eso entre otros varios gadgets que no detallaré para no estropear sorpresas. Sólo os diré que su forma de uso no es evidente y que atrapar a determinadas especies suponen pequeños puzles, algunos bastante gratificantes de superar. No es un juego difícil, pero puede que algún bicho esté bastante oculto, razón por la cual tendréis que estar continuamente con la cámara fotográfica, que es, para no aburriros con explicaciones, algo así como una copia del escáner de Metroid Prime.

Hay un bosque, un desierto, una playa, un poblado… y en cada zona encontrarás personajes, retos y bugsnax diferentes (hay cerca de un centenar). Se plantean como regiones interconectadas, aunque mediante pantallas de carga bastante anacrónicas. Y creo que es bueno adelantar este dato, porque el juego parece hecho a la antigua usanza. Me ha recordado mucho a la época de RARE de Nintendo 64. No solamente por su humor, sino por un diseño de juego desfasado, pero aun así entrañable. Es colorido, tiene encanto… Personalidad, en una palabra. Pero tampoco puedo esconder que es un juego que parece pertenecer a otra época.

Las conversaciones son frecuentes, con opciones al estilo aventura gráfica.
Las conversaciones son frecuentes, con opciones al estilo aventura gráfica.

Videojuegos así merece la pena que existan, solo por el descalabrado humor que tienen

Lo bueno es que creo que las 6-8 horas que dura no dan para odiar sus defectos; más bien todo lo contrario. Sí, es un juego indie, pero no os engañéis: es interesante. El misterio detrás de la isla y sus personajes es algo que me ayudó a seguirlo jugando. Una de las partes que más me gustan es cuando convences a un personaje para que vuelva a tu poblado y le haces una entrevista. Es ahí cuando me di cuenta de los "chismes" que se traen, de lo inocentemente adulto que es el videojuego. Uno es un alcalde venido a menos, otro un agricultor huraño con problemas "familiares" y hasta tenemos al típico cotilla que no puede vivir sin enterarse de todo lo que pasa a su alrededor.

Es un juego turbio, pero ya solo por esto merece la pena darle un tiento. Las tareas a realizar en ocasiones son poco interesantes, pero no se puede decir que no tenga cierta profundidad. Hay un ciclo día noche, opción de acelerar el tiempo, un campo para cultivar nuestras cosas y hasta una pequeña granja de bichitos. Además, sientes cómo evoluciona su mundo, desde un poblado desierto a una aldea con vida, cada vez con un mayor número de vecinos. Ese es el otro objetivo del juego: conseguir que todo vuelva a ser como antes.

Un extraño y a veces turbio experimento que deberías plantearte probar

Sin habérmelo pasado en grande, tampoco puedo decir que me haya sentido decepcionado. Tal vez sí esperaba un mejor apartado técnico. Se nota que es un juego hecho con pocos recursos, pero aun así le cuesta pasar por un juego actual. No es porque los diseños sean simples, sino por la baja carga poligonal y el deficiente trabajo de texturización. Lo bueno es que lo he jugado en PC y no he encontrado problemas de rendimiento, debido a las abundantes opciones de configuración, y a que obviamente no propone unos requisitos elevados. Funciona en equipos muy modestos, y en mi caso lo he movido con total fluidez en mi i7-3770 con una Radeon RX470. Pero lo dicho, he echado de menos un poco más de ambición en lo tecnológico, porque de lo puramente artístico no puedo decir nada malo. De hecho, me parece una genialidad en concepto.

Iremos viendo cómo el poblado se llena de vida y nuevos habitantes.
Iremos viendo cómo el poblado se llena de vida y nuevos habitantes.

Los bugsnax son cosas tan surrealistas como un ciempiés con forma de bocata, un escorpión que pica con un jalapeño o un escarabajo con cuerpo de hamburguesa. Parece salido de un sueño (o de una pesadilla, según se mire), pero originalidad no falta, y eso es lo que más me ha gustado del planteamiento. Videojuegos así merece la pena que existan, solo por su descalabrado humor. No hace falta decir que la música va a la par, con tonos que tienden a ser alegres, simpáticos, pero que por sí solos no logran levantar una obra que resulta del montón en cuanto a ejecución.

Esa es la conclusión: original y atrevido, pero también regular en sus mecánicas, así como desfasado tanto en lo técnico como jugable. A veces parece un guiño a otra época, pero incluso así se mantiene lejos de las mejores producciones. ¿Deberías probarlo? Para los poseedores de una PS4 o una PS5, ha aparecido recientemente en PlayStation Plus, así que podéis darle una oportunidad. Dada la cantidad de lanzamientos existentes, no debería ser una prioridad, pero si sois amantes de los experimentos raros en los videojuegos, este es sin duda uno de los casos más curiosos que hemos tenido en los últimos tiempos.

Interesante

Sin sello
Un extraño y a veces turbio experimento que deberías plantearte probar

Bugsnax

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Bugsnax es el típico videojuego hecho para salirse de lo habitual, para deleitar a los paladares que creen haberlo probado todo. No tiene la mejor realización técnica, ni tampoco una jugabilidad precisamente actual, pero si quieres algo original puede que sea tu opción. Su aspecto infantil esconde un trasfondo turbio, con personajes interesantes, una trama enigmática y cantidad de bichos surrealistas a los que capturar. Un experimento hecho para los que precisamente quieran algo único y pocas veces posible.

  • El misterio de la isla te lleva a interesarte por la trama y sus personajes
  • Humor a raudales, tanto en lo argumental como estético
  • Variedad de bugsnax, cada uno con una pauta de comportamiento
  • El diseño en general es turbio pero genial en lo puramente artístico
  • Misiones algo repetitivas y situaciones no siempre bien resueltas en lo jugable
  • El aspecto técnico del juego parece de otra época: bastante desfasado
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 6-8 horas
Ver requisitos del sistema
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