En 2008 llegó a los cines una película con un tremendo trío de actores de la talla de James McAvoy, Angelina Jolie y Morgan Freeman, y que a pesar de haberse tambaleado en cuanto a las valoraciones de crítica y público, fue un enorme éxito. Wanted fue una extravagancia frenética, divertidísima y de la que aún a día de hoy espero una continuación, pero que impactó en el imaginario colectivo por romper las leyes de la física con sus balas con efecto. Una pasada imaginativa —heredada obviamente de la mente de Mark Millar— y fantástica que en el videojuego pudo brillar, y jamás lo hizo. Bajo esa idea de romper las leyes de la física, de dejarse llevar por lo desconocido en un mundo que rivaliza con la realidad y donde el placer de matar es el fin último al disparar una bala, nace Children of the Sun; una locura, básica en lo jugable y narrativo, pero que vive y muere para una sola idea: ¿qué pasaría si como asesino solo tuvieras una bala por cargador y varios enemigos que matar?
He estado jugando durante esta pasada semana a lo nuevo de Devolver Digital para deciros que se puede sacar un videojuego, incluso una película, con una única idea, y estirarla o deformarla hasta abarcar el conjunto completo de un proyecto sin siquiera dar indicios de cansancio; solo hace falta tener buen pulso y la mente fría para conseguirlo. El nuevo, y primer, juego de René Rother apuesta todo a una idea, jugar como una asesina con una bala por misión, y la moldea al gusto durante las apenas 4 horas que dura el juego; y lo mejor de todo es que lo hace sin dejar de ser atractivo —imaginativo, arriesgado... son adjetivos que entran a la perfección en la frase— y rejugable en ningún momento.
Violencia catártica y el placer de matar
Children of the Sun es una aventura diferente. Si conocéis a Devolver Digital, la editora tras juegos como Cult of the Lamb o Hotline Miami, sabréis que los estadounidenses no apadrinan juegos mainstream en cuanto a ideas manidas, típicas y que bien podría tener su sello o el de cualquier otro estudio. Hablamos de ideas originales, de aquellas de autor, y René Rother encaja perfectamente aquí.
La ópera prima del berlinés, único desarrollador de este juego, es más una de forma que de fondo. No quiere contar algo tremendo, que deje poso o con perlas narrativas a la espera de que el jugador las una y saque, incluso, sus propias teorías. Aun así, lo que nos cuenta, una historia de venganza y una secta que se ha hecho con el control de los bajos fondos estadounidenses con un líder religioso a medio camino entre satanista y narcotraficante; tiene suficiente interés como para que en las pequeñas secuencias cinemáticas mantengamos la atención en todo momento de cara a unir puntos.
La historia de la asesina, una antigua seguidora de esta secta y que vio como su líder abusó de ella y la expulsó sin medias tintas no es una de empatía, tampoco de sentirse identificado o siquiera querer llegar al final y batirte en duelo con el malo malísimo para dar el punto y final a una historia. Es el placer de matar. Somos unos asesinos, alguien que "se pone cachondo", como dice incluso la protagonista, al apretar el gatillo, y nos encanta hacerlo. Children of the Sun no tiene muchas capas y no es complejo, y aún con todo da un aura de curiosidad morbosa a todo sin dar un mísero porqué que hace las delicias de todos los que queremos apretar el gatillo y disfrutar de la sangría sin remordimientos.
Un puzle mortal
Eso sí, y como he comentado, lo mejor y más destacable de Children of the Sun es su apartado puramente mecánico. Si no es un juego de fondo, lo es de forma. Un día, a René Rother se le debió ocurrir, "¿qué pasaría si Hitman tuviera una bala y 12 personas que matar?", y conformó un juego en base a esa idea. No os miento, tampoco es una quimera del juego para llamarte la atención, en todas sus misiones tienes una sola bala, una oportunidad para aniquilar a enemigos con cientos de metros de distancia, a diferentes altitudes y con diferente equipamiento; solo tienes que tirar de imaginación y cierto prueba y error.
Y es que, en el fondo, Children of the Sun es un juego de puzles, un rompecabezas por misiones que Rother se permite moldear al gusto para no dejar de sorprender al jugador. Cada capítulo, que nos llevará a ubicaciones semi-oníricas y donde iremos tumbando uno a uno a los miembros de la secta, se puede completar de diferentes formas, a cada cual más interesante.
Tenemos el clásico sistema de "apuntado y marcaje de enemigos", que aquí apenas sirve para llevar un conteo de los enemigos más que para hacer fácil el matarlos; y una sola bala que disparar. Una vez apretamos el gatillo no hay vuelta atrás, pero aquí es donde Rother se vuelve creativo, y es que hilando con la Wanted de Mark Millar, las balas no están regidas por la física y cada vez que impactemos a un enemigo podremos moverla a placer para encadenar asesinatos; en caso de que fallemos, toca empezar de cero.
Casi como aquellas mecánicas que difícilmente casan en juegos como Assassin's Creed, donde encadenamos asesinatos por arte de magia, aquí tenemos que hacer lo propio con una bala que no pierde fuelle y busca matar a todos los enemigos. Lo mejor de todo es que Rother no se permite un solo segundo para dejar de innovar. Mientras que en su primera decena de misiones el sistema es básico, con un mapeado amplio que nos hace fácil encadenar las balas y que parece dejar poco poso, como una aventura más cuya idea original parece morir pronto, se va renovando y actualizando de forma constante.
Rother hace magia y malabares con lo que propone. Incluso sin miedo a romper el ritmo del juego o acelerarlo sin avisar
El siguiente grupo de misiones nos permite hacer rebotar las balas en superficies específicas para seguir encadenando muertes; o nos da la posibilidad de acertar en las partes débiles de los enemigos para ganar un bonificador de muerte y por el cual cada dos bajas podremos mover la bala en un entorno 3D sin limitaciones; incluso parar el tiempo o acelerar la bala para romper armaduras y estructuras. Rother hace magia y malabares con lo que propone. Incluso sin miedo a romper el ritmo con una serie de objetivos donde se entremezclan mecánicas para dar paso, poco después, a misiones más simples que sirven como tutorial para una nueva mecánica de asesinato.
Y es que todo, en realidad, se moldea al gusto del jugador ávido por nuevos desafíos y en pro de superar unos puzles diseñados para divertir. No hay una sola misión aburrida o en la que digas "esto ya lo he visto antes". Incluso aunque repita ciertas secuencias mecánicas entre misiones, su diseño de escenarios y el hecho de que cada misión se puede completar en apenas un minuto, hace que jamás sientas cansancio. Es una idea única que permea en un juego de más de cuatro horas y lo hace sin flaquear.
Eso sí, hay veces que los malabares de Rother se notan cansados, y en lugar de pisar el freno Children of the Sun pone sobre la mesa escenarios enormes, algunos diseñados para matar sin siquiera planificación, obligándonos a actuar al momento; otros con enemigos en movimiento; y, lo mejor de todo, con movimiento ultra limitado. Y es que no hablamos de un Hitman per se donde podemos buscar posiciones y movernos a placer por su mundo, estamos acotados a un espacio infinitesimal de un mapa mucho más grande y debemos aprovechar cada resquicio que nos deja ver para encadenar los golpes. Todo ello junto a pequeños minijuegos puramente narrativos y anecdóticos, pero con cierto regusto a "desenfreno narrativo" propio de estas obras de autor donde tenemos escenas sexuales, o unos Pacman donde los fantasmas cambian por sectarios.
Children of the Sun no es solo estética, es desafío y divertimento, pero sobre todo rejugabilidad. En caso de que se os haya pasado por la cabeza la idea de que vivir y morir con una sola idea puede llevar a que el juego peque de cierta falta de ganas por comenzar una nueva partida o por repetir eternamente un mapa que nos haya dejado un dulce sabor de boca, dejadme deciros que no. Cada puzle se puede completar de una forma diferente y eso hace que el juego de la dupla René Rother y Devolver Digital sea uno que, al estilo SIFU, entre en ese selecto grupo de juegos de desafiarnos por encima de lo imaginable. Un total logro para una ópera prima.
El problema aquí, casi como todas las obras apadrinadas por Devolver Digital, es si es un juego para ti. No soy muy ducho en los puzles y aunque me gusta rebanarme los sesos en según qué ocasiones, suelen abrumarme más que animarme a desconectar tras un largo día de trabajo. Con Children of the Sun apenas he podido apartar la vista de la pantalla gracias a su mezcla de originalidad y desenfado violento. No es para todo el mundo, pero creo que ya solo por su idea base y cómo la moldea pensando siempre en nosotros, merece la pena.
Comprar Children of the Sun- Es una experiencia cortita, pero muy rejugable.
- Su diseño de mapas es variado incluso aunque no apueste por ubicaciones muy imaginativas.
- Se pueden superar los puzles de varias formas, solo deja volar tu imaginación.
- El juego toca temas peligrosos como el sexo, la muerte, acoso o violencia física, pero lo hace en pro de su narrativa.
- Visualmente es atractivo, aunque a veces hay ciertas luces y sombras en su apartado estético.
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