Decía Brandon Sanderson hace unas semanas en un vídeo en el que comentaba sus cinco mundos de videojuego favoritos, que una de las cosas que más le gusta de los mundos de fantasía es cuando estos se inventan trabajos que no pueden existir en la realidad. Y desde entonces no puedo dejar de pensar en este concepto. De igual forma, creo que tiene mucho interés cuando dentro de un mundo fantástico, alguien tiene que seguir trabajando a pesar de las circunstancias; cuando tu trabajo no es “ser el héroe”. Eso justo es lo que me he encontrado con Dredge, el nuevo título independiente apadrinado por Team 17, y desarrollado por un pequeño equipo de Nueva Zelanda llamado Black Salt Games.
El juego nos pone en la piel de un pescador en medio de un mundo en el que los Dioses Antiguos propios de la literatura de Lovecraft son algo más que una leyenda. A la vez que debemos medrar en nuestro trabajo y mejorar nuestro barco y herramientas, iremos conociendo más detalles sobre esa amenaza latente en los océanos.
Las cartas sobre la mesa, desconocía por completo la existencia de este juego hasta el viernes por la tarde. Sólo me sonaba el nombre gracias a una charla con el compañero Rubén Márquez de Vidaextra, pero no había visto nada de gameplay. Fue entonces cuando vi un pequeño vídeo con ese minúsculo barco cruzando las olas y, sobre todo, el bucle jugable que presentaba Dredge.
La virtud de mezclar bien las cosas
Si hay una cosa que los buenos juegos independientes saben hacer bien, es cuadrar sistemas como la progresión. Esto es así porque se permiten mezclar dos o tres mecánicas muy simples nunca antes unidas, para dar como resultado una nueva cosa. En Dredge tenemos cuatro: exploración con ciclo día-noche muy diferenciado, gestión de inventario al estilo del maletín de Resident Evil 4, minijuegos de pesca y gestión económica de las mejoras.
Vamos punto por punto. El primero es el que más tiene que ver con la ambientación. Tal y como decían en Juego de Tronos, la noche es oscura y alberga horrores. Esos horrores se plasman con una barra superior de “locura” que aumentará en la oscuridad hasta el punto de generar alucinaciones tan peligrosas como rocas que aparecen de la nada… O directamente una abominación marina. Podemos mitigarlo mejorando las luces del barco, o descansando habitualmente, pero será un peligro habitual.
Aunque el estilo gráfico no lo convierte en terrorífico, tal y como se anuncia el juego, sí que casa bien con la segunda y tercera mecánica. La mayoría de estas amenazas marinas tratarán de golpear el casco de nuestro barco, generando roturas en él o directamente destruyendo el mismo hasta que aparece una pantalla de fin de la partida. El problema es que esto nos romperá casillas de nuestro inventario, que no es otra cosa que el almacenamiento del barco al estilo del maletín del Resident Evil 4.
Reparar cada casilla nos costará dinero, así como estos golpes pueden inutilizar las luces o las cañas si la rotura es sobre ellas, o incluso tirar por la borda la recompensa lograda faenando. Como en un survival horror tradicional, se nos pide gestionar unos recursos bajo presión. En vez de balas, aquí son casillas de un tetris repleto de pulpos y caballas, así como el dinero que hemos estado ahorrando para comprar una red pensada para peces de zonas profundas.
Y por último tenemos unos minijuegos de pesca tremendamente inteligentes. No es por hacer de menos al juego, sino más bien al contrario, pero es que son todos idénticos. Simplemente tendremos que apretar un botón en el momento marcado en la pantalla, como siempre ha sucedido en este tipo de juegos, pero se las ingenia para presentarlo de cuatro o cinco formas distintas que dan cierta impresión de variabilidad.
La honestidad como bandera
Dredge es un juego honesto, porque sabe que la fórmula, por completa que es, se queda sin fuelle si se alargase demasiado. Nos plantea cinco zonas diferenciadas, cinco talismanes arcanos que recoger, y un puñado de misiones secundarias para presentarnos algunas mecánicas, darnos un extra de dinero o piezas de investigación.
Quizás la recta final se pueda hacer un poco pesada por la obligación de hacer de recadero un poco de más, o por lo complejo de maniobrar sin chocarnos contra los obstáculos y perder el progreso realizado. Sin embargo, no he podido dejar de jugar durante el fin de semana porque el bucle jugable te atrapará lo suficiente. Siempre podrás pescar un poco, mejorar una pieza o comprar un objeto necesario para ampliar el inventario.
Tampoco es una revolución a la hora de mostrar una historia lovecraftiana, uno de los fetiches de la industria actual, ni llega a dar verdadero terror. Pero sí que tiene ciertas historias complementarias, notas y una ambientación que recuerdan a La llamada de Cthulhu.
Dredge es una agradable sorpresa y una muestra de lo que puede hacer el desarrollo independiente. Black Salt Games agarra un par de ideas, tres mecánicas muy funcionales y arma un juego tremendamente bien parido. La ambientación lovecraftiana se aprovecha en el plano jugable dando vida al ciclo día-noche mientras la gestión de inventario y las mejoras te obsesionarán durante tu partida.
Comprar Dredge- Es de terror, pero no te debería dar demasiado miedo.
- La progresión está muy bien marcada.
- Te perderás una buena historia si no te fijas en los diálogos y notas.
- La gestión del inventario te enganchará.
- El tramo final puede hacerse algo pesado si no te organizas bien.
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