Pocas experiencias en los videojuegos son tan irrepetibles como Death Stranding de lanzamiento. Ya no es que la historia de Hideo Kojima sobre las distancias entre los humanos y las relaciones entre ellos fuera profético con respecto a la pandemia que llegaría pocos meses después. Es que fue precioso ver cómo un par de las mecánicas propuestas evolucionaban durante el estreno.
¿A cuáles me refiero? Pues evidentemente a la construcción de infraestructuras de forma comunitaria y a los likes. El permitir que las interacciones online en un videojuego sean solamente positivas, y el contexto que nos arrojaba la historia, nos hacía que ayudar a los demás fuera algo coherente; algo que te pide el cuerpo.
Desde entonces había pensado mucho en eso, pero por contraposición a lo vivido durante estos años en experiencias como FIFA, League of Legends o Warzone, donde la competitividad empuja a la toxicidad dentro de la comunidad. Cuál ha sido mi sorpresa cuando durante Gamescom tuve la oportunidad de probar durante una media hora Fashion Dreamer para Nintendo Switch, y como aquel crítico culinario de Ratatouille, recordar a base de sabores.
La de Fashion Dreamer fue una de las presentaciones de Gamescom más peculiares que he vivido, y ya he ido unas cuantas veces a Colonia. Dos desarrolladores japoneses, uno con el pelo de colores, ropa estampada y riñonera cruzada, y otro con una indumentaria más elegante, pero igualmente poco vista en una feria de videojuegos donde no hay término medio entre el cosplay de Genshin y la camiseta de Fruit of the Loom.
El like como mecánica principal del juego
Decía eso de Ratatouille porque sí, este juego tiene un componente social muy superior a aquellos Imagina ser Diseñadora de Moda o incluso Style Boutique, ambos de Nintendo DS. Ahora será posible tanto vestir avatares de NPCs, como de personas reales, exponer tus propias prendas y recomendar los outfits de otras personas.
Todo esto se consigue con una mecánica que os sonará de Death Stranding: el like. Durante nuestro deambular por las distintas zonas de Eve, el mundo virtual donde se desarrolla el juego, conoceremos Musas, personajes tanto creados por jugadores como NPCs, a los que podemos darle "me gusta".
¿Para qué sirve esto? Pues para recibir todas las prendas que vista dicho personaje, pudiendo entonces ponernos manos a la obra para crear nuestros sets. Todo esto sin tener que gastar monedas o divisas conseguidas durante la partida, todo de forma gratuita y directo a tu armario.
NPCs como maniquís andantes
La segunda ingeniosa pata de Fashion Dreamer es el uso de los NPCs como maniquís andantes. Cada uno de los que te encuentres te pedirán un look en función de sus gustos y personalidad. Gracias a esto, se pondrán lo que les recomendemos y podrán aparecer en otras partidas, coleccionando likes como diseñador.
Y esto nos lleva a la tercera y última. Gracias a los más de 1400 objetos y las innumerables combinaciones de colores y patrones, podremos confeccionar todo tipo de piezas de ropa completamente exclusivas. Pero, para ello, necesitaremos gastar divisa de la que hemos conseguido mediante los likes, así como el resto de actividades secundarias propuestas.
Yo no soy el público objetivo de Fashion Dreamer, pero es inevitable el ver las buenas ideas que el equipo de desarrollo ha tejido. Nintendo, más que nadie tras el éxito de DS y Wii, sabe que llegar al récord de mayor número de consolas vendidas de su historia sólo se alcanza abriéndose a nuevos públicos. Y Fashion Dreamer ha de rellenar ese catálogo.
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