Tras más de dos años en acceso anticipado, la apuesta por la supervivencia de los padres de Fallout: New Vegas y The Outer Worlds llega al mercado con su versión 1.0. La reinterpretación de 'Cariño, he encogido a los niños' de Obsidian es un juego conceptual y estéticamente muy fresco, cimentado sobre una estructura jugable clásica y con un cooperativo sensacional.
Me resulta fascinante ver cómo se desenvuelve un estudio al que tengo asociado con un estilo de juego en concreto cuando se suelta la melena con propuestas alternativas, proyectos más pequeños y enfoques originales, y si hablamos de Obsidian Entertainment, estoy convencido de que la veterana compañía tiene mucho que aportar a la industria más allá de aquellos inolvidables RPG por los que todos la conocemos. Los padres de Fallout: New Vegas, Pillars of Eternity y The Outer Worlds nos sorprendieron este verano durante el Xbox Games Showcase con Pentiment, un título en dos dimensiones que recoge el aspecto de las representaciones artísticas medievales para presentar una puesta en escena única. Mientras tanto, el estudio ha explorado el género de la supervivencia con Grounded, un juego que ha estado más de dos años en acceso anticipado y que, si bien no ha llegado para inventar la rueda, estrena ahora la versión 1.0 reivindicando su lugar en un género muy explotado en los últimos tiempos con una premisa tan interesante como nostálgica.
En un mercado ocupado por fenómenos como Minecraft, Ark: Survival Evolved, Conan Exiles o DayZ, ¿qué hace de Grounded un juego suficientemente atractivo como para que celebremos que Obsidian se haya metido de lleno en el género de la supervivencia? La respuesta la encontramos en un taquillazo de finales de los ochenta que narraba las aventuras de un grupo de niños abandonados en el patio trasero de su casa después de que, un divertido Rick Moranis en el papel del excéntrico científico Wayne Szalinski, los redujera accidentalmente al tamaño de un pequeño insecto. La inspiración en 'Cariño, he encogido a los niños (1989)' no se limita a la premisa argumental, Grounded está ambientado en 1990, potenciando un nostálgico viaje hacia la infancia de toda una generación que funciona como algo más que un simple recurso estético.
Una ambientación que define la jugabilidad
Al igual que en Pentiment, la ambientación de Grounded cumple un papel fundamental en su jugabilidad. La estética desenfadada del título, la apuesta por los niños como protagonistas de la aventura y los elementos noventeros con los que nos topamos durante la exploración del jardín, suavizan nuestra percepción de un entorno que es más hostil de lo que podría parecer. Grounded es un juego de supervivencia y eso supone que nuestra vida va a estar en constante peligro. Contamos con elementos clásicos del género como la necesidad de alimentarnos e hidratarnos, el cansancio y las amenazas externas, siendo más o menos exigente dependiendo del nivel de dificultad por el que optemos. Al tratarse de un jardín, los principales enemigos con los que nos tendremos que ver las caras van a ser los pequeños animales que allí habitan, y no te dejes engañar, son aterradores.
El miedo a través de la cotidianeidad es una de las grandes bazas de Grounded, y estamos hablando de terror genuino, porque recorrer el jardín puede llegar a ser más estresante que abrir puertas en la Mansión Spencer. En ocasiones me he encontrado volviendo a mi base, con la mochila hasta arriba de recursos valiosos y sin apenas agua o comida, en plena noche y con una antorcha a la que le quedan pocos segundos para apagarse; un momento perfecto para que una enorme araña aparezca de debajo de una hoja con los ojos inyectados en sangre. Te garantizo que se te para el corazón.
Esta tensión tan intensa va cesando conforme avanzamos en nuestra aventura y conseguimos estar cada vez mejor equipados, sin embargo, esto no resulta algo negativo: las mejoras de equipo y el desarrollo de armas y herramientas más efectivas van a ser el motor que nos empuje a explorar las peligrosas tierras que nos rodean y la satisfacción tras poder hacer frente a un enemigo que antes nos parecía imbatible es tan agradable que nos va a mantener pegados a la pantalla durante horas. Porque son muchas las horas que vamos a poder dedicarle a Grounded mientras seguimos teniendo una larga lista de tareas por hacer.
El miedo a través de la cotidianeidad es una de las grandes bazas de Grounded
En cuanto a la historia, no esperes una narrativa profunda, la trama de Grounded está insertada casi como un recurso para hacernos recorrer el jardín. En este sentido, esperaba encontrarme con algo más elaborado una vez abandonado el acceso anticipado, pero con apenas cuatro pinceladas, Obsidian nos pone a investigar los tejemanejes de una oscura compañía científica y a la búsqueda de un científico desaparecido que parece ser la respuesta que nos llevará a recuperar nuestro tamaño y volver a casa. Gracias a las indicaciones de nuestro simpático asistente robótico, Brasabot, exploraremos unos laboratorios en miniatura dispersos por diferentes partes del mapa que nos servirán de punto de referencia para continuar avanzando en nuestra aventura y a la vez como pequeños puzles que resolver.
Exploración, crafteo y combates desafiantes
La trama de ciencia ficción y los misterios tras nuestra reducción son el telón de fondo de un juego que nos propone unas dinámicas ya clásicas en el género y que, si eres aficionado a los títulos de supervivencia, vas a reconocer rápidamente. Las mecánicas son sencillas: debemos recoger recursos de nuestro entorno para desarrollar armas y herramientas que nos permitan acceder a nuevos recursos y poder así pertrecharnos para continuar avanzando. Cada elemento del jardín se verá fielmente reflejado en nuestras construcciones y equipo, integrándolos perfectamente con nuestro entorno: desde una fortificación construida con ramitas, hierba y cuerda de fibras vegetales hasta un equipo completo extraído de los exoesqueletos de un insecto para acorazarnos.
Grounded juega con una fórmula popularizada por títulos como Monster Hunter, donde los sets de armadura y las armas están íntimamente relacionados con los enemigos a los que nos enfrentamos, con sus atributos y características particulares. Buena parte del equipo que fabricaremos lo extraeremos directamente de los restos de peligrosos insectos a los que tendremos que dar caza, dejándonos una agradable curva de desarrollo donde combatiremos para equiparnos y tener acceso así a nuevos desafíos.
Un juego en el que no dejamos de explorar
Pero los grandes enemigos del juego no los encontraremos a simple vista, estos se sienten como jefes finales y están bien escondidos. Porque Grounded, ante todo, es un juego en el que no dejamos de explorar, y lo consigue sin un inmenso mundo por el que movernos. El humilde patio trasero de una casa de 1990 puede albergar tantos secretos por descubrir como para mantenernos horas recorriendo cada centímetro de jardín y no dejar de encontrarnos con sorpresas. Intrincados laberintos en hormigueros, muñecos de acción basados en franquicias de videojuegos clásicos y muchas otras sorpresas que no te quiero estropear dotan de una tremenda personalidad a un espacio que, erróneamente, podía parecer demasiado cotidiano para resultar interesante. Recorremos el terreno sin minimapa, con un mapa general de fácil acceso y, sobre todo, mirando al cielo, puesto que está repleto de puntos de referencia que nos servirán de guía a la hora de explorar. Las distintas zonas del jardín están bien diferenciadas y algunas son como un pequeño bioma: un gran árbol que coronar, las profundidades de un estanque o una nube de pesticida pueden ser mundos completamente diferentes cuando son afrontados desde el tamaño de una pequeña hormiga.
Supervivencia solo o en compañía
Aunque gran parte de mi aventura la he recorrido solo, hay que destacar el innegable atractivo del juego cooperativo para hasta cuatro jugadores que Grounded nos propone. Construir una enorme base de varios pisos, reforzando las defensas para resistir los ataques de los insectos y recolectar materiales para desarrollar nuestras herramientas es tremendamente divertido si lo hacemos acompañados de tres de nuestros amigos. También cambiarán las estrategias para hacer frente a los enemigos más grandes y la exploración se hace menos estresante con un compañero cubriéndote las espaldas.
En cualquier caso, debes tener claro que, aunque el enfoque de Grounded es bastante original, sigue a rajatabla la estructura de la mayoría de juegos de supervivencia, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva, así que, prepárate para dedicarle mucho tiempo a tareas sencillas como fabricarte un arma un poco mejor que la que llevas, levantar unas paredes o desarrollar nueva infraestructura para tu base. Grounded mantiene una fórmula donde cada nuevo paso requiere de nuevas herramientas y, por lo tanto, farmeo y exploración. Esto, sumado a un entorno que no deja de exigirnos nuevos desarrollos y coleccionables con un impacto directo en los atributos de nuestro personaje, componen un juego que sin duda disfrutarán los aficionados al género y que supone un soplo de aire fresco por su propuesta desenfadada, la original ambientación, las referencias nostálgicas y un precioso apartado artístico que rebosa ingenio en todos y cada uno de sus diseños.
Aunque Grounded es un proyecto significativamente más pequeño que los grandes títulos a los que Obsidian nos tiene acostumbrado, la mano del veterano estudio se puede ver en el ingenio con el que ha presentado cada detalle del enorme mundo que nos rodea. Una nostálgica aventura en miniatura que cuenta con todos los elementos de un juego de supervivencia clásico, una trama interesante aunque poco presente y un cooperativo divertidísimo.
- Un juego de supervivencia de corte clásico, con todo lo bueno y lo malo que ello supone.
- La historia, aunque interesante, es anecdótica.
- El diseño de armas, herramientas y construcciones es tan original como ingenioso.
- La ambientación nostálgica y desenfadada sirve para aliviar la presión de la supervivencia.
- Funciona bien en solitario, pero lo disfrutarás más en compañía.
