Siempre me ha parecido que los Hitman son algo distinto dentro de los juegos de sigilo. Y no porque se puedan combinar sus escenas con acción, sino porque todo lo que ocurre en cada nivel es, más bien, una agradable coreografía. Todos los elementos están dispuestos para que nuestro querido Agente 47 aproveche las oportunidades y resuelva el puzle. Porque sí, detrás de su estructura se esconde un juego en el que, si resolvemos sus desafíos correctamente, nos daremos cuenta de que se trata más de encontrar un orden dentro del caos. Siempre puedes tratar de jugar en sigilo o acción como tú quieras, pero a Blood Money le gustaba medir tu partida y darte un rango en base a tus acciones. Algo que quizá las nuevas entregas han perfilado de manera distinta, para abrazar aún más la libertad ofreciendo muchas oportunidades.
Pero por construir estos niveles abiertos maravillosos, creo que Blood Money se terminó perfilando como uno de los grandes favoritos de la franquicia, que pulía la fórmula de los clásicos creando niveles más complejos y atractivos: desde una feria en ruinas, un desfile en el Mardi Grass de Nueva Orleans o una casa de protección de testigos. Así, terminó por ser una de las versiones más reeditadas y remasterizadas que convenció a muchos jugadores... hasta que llegó Hitman: Absolution y creo que erró el tiro, diluyendo la fórmula para ser algo más accesible en pos, eso sí, de un buen espectáculo visual.
Y si os hablo de nuevo de Blood Money es porque a esa gran cantidad de versiones que tuvo se le une otra más: la de Switch. Feral Interactive ha convertido el juego a la híbrida de Nintendo con algunas cuantas novedades interesantes, sin terminar de ser del todo una remasterización, ni nada por el estilo. Y sin terminar de ser nuevas, en el fondo, ya que se ha reaprovechado el trabajo que se realizó para la versión homónima del juego en dispositivos móviles, lanzada en noviembre del año pasado y que ya incluía estos nuevos elementos.
Con esta edición Feral se ha querido centrar en mejoras de calidad de vida. Así, tenemos por ejemplo un nuevo minimapa para no tener que pasar por el menú; un modo instinto que, como los últimos Hitman, nos avisa de oportunidades cerca de nuestra posición; alertas que nos avisan de zonas prohibidas o de guardias que están sospechando; apuntando con el giroscopio, para tratar de ser más precisos; auto-recarga y cambio rápido de armas, de nuevo para no parar tanto la acción teniendo que ir al inventario; e incluso una perspectiva de apuntado por encima del hombro, más cómoda para un gunplay al que ya se le notan las costuras, sinceramente.
¿Merece la pena esta versión?
Quizá las malas noticias vengan por la parte técnica, entonces, en la que Feral no ha hecho ninguna floritura tratándose de un juego de 2006: 1080p para televisión y 720p para la pantalla de Switch, pero a 30 frames por segundo. Es cierto que, dependiendo de cómo juegues, no necesitas mucho más, pero este juego podría haber conseguido subir a 60 fps sin mucho problema. Por tanto, creo que el jugador que se acerque de nuevo a Hitman: Blood Money tiene que sopesar sus oportunidades, como el propio Agente 47. Y lo digo porque el juego llega a un precio de 25 euros, que me parece un poco alto, y más aún por el hecho de que en PC puedes conseguirlo perfectamente por 2 euros, como estuvo hace recientemente en las ofertas de Steam.
Si tienes una Steam Deck u otro PC consolizado, no creo que las novedades merezcan tanto la pena, y además ganarás el doble de frames por segundo. Pero si tu única forma de descubrir uno de los grandes juegos de esta saga es a través de esta Feral Edition, tienes un port decente. Eso sí, tienes que saber lo que tienes entre manos: Blood Money es un clásico, pero uno al que se le nota el paso del tiempo tanto en lo técnico como en lo jugable. En la inteligencia artificial de los enemigos, el propio sistema de disparo o algunas acciones que pueden costar más de la cuenta.
Como a todo, sin embargo, uno se acostumbra, y cuando empecé a entrar en su dinámica, descubrí porque destacó tanto. Sus escenarios eran grandes y premiaban la atención al detalle. Su sistema de guardado es exigente y limitado, y te aseguraba que no vas a abusar de esta mecánica. Y sigue habiendo algo especial en él; en pasar desapercibido entre todos los guardias para llegar a tu objetivo final, deshacerte de él con tu arma preferida, y salir del nivel sin dejar rastro alguno. Así es este port: un trabajo más, pero un trabajo limpio.
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