Un reino sometido al yugo de frutas autoconscientes, un montón de armas absurdas, multijugador local y cuatro clases para elegir. La obra de Space Can es simple, absurda, divertida y cuenta con un apartado artístico digno de elogio.
¿Alguna vez te han dicho eso de "deberías comer más fruta y verdura, que son buenas para la salud"? Bueno, créenos si te decimos que en ningún momento se referían a las peras suburbanas, piñas ninja o duraznos artilleros que encontrarás en Juicy Realm, una simpática producción de Space Can que nos propone adentrarnos en un reino absurdo en el que los vegetales están ahora en lo alto de la cadena alimenticia. Nosotros establecemos un campamento seguro, elegimos uno de los cuatro personajes disponibles al comienzo del juego y partimos en una expedición roguelike en solitario o con un amigo para dar caza a estos enemigos ricos en vitaminas.
Desde el momento en que ves el juego en movimiento, una cosa queda clara: artísticamente es digno de aplauso. Podríamos dedicarle una parte avergonzantemente grande del análisis a desmenuzar la cantidad de pequeños detalles que esconden sus personajes y entornos: la expresión de ilusión que pone nuestro avatar cuando maneja un tipo de arma particularmente poderosa, o un diente de león deshaciéndose en un montón de hojas al pasar por encima, le dan mucha riqueza visual al programa —¡nada mal, considerando que hablamos de un desarrollo bastante modesto!— y un toque desenfadado y divertido que le sienta realmente bien.
Llega el apocalipsis frutal
Es justamente ahí donde reside el encanto de Juicy Realm, en darnos personaje, armas y enemigos originales y divertidos como los que esperarías ver en un cómic o un anime de humor. Y lo cierto es que en ese sentido funciona muy bien, nos ha gustado dar espadazos a diestro y siniestro con el ninja, plantar torretas de fuego con la comando y encontrar utensilios tanto abrumadores como absurdos que llevar al combate: ¿un rifle de rayos láser como arma primaria y una baguette para el cuerpo a cuerpo? Es perfectamente viable, y es sólo el principio. ¿Recuerdas el pollo de plástico que protagonizó incontables 'memes' y remixes en las redes sociales el año pasado, por su característico sonido al apretarlo? Pues está en el juego, y también tienes una pistola con el logo de Steam que dispara etiquetas de los típicos descuentos de la plataforma de Valve.
Nos encanta el estilo divertido y desenfadado que tiene Juicy Realm, apostando por un diseño atractivo y fresco
Nos encanta el estilo divertido y desenfadado que tiene Juicy Realm, rompiendo a menudo la cuarta pared y con un diseño atractivo y fresco. Pero incluso si es el alma del juego, no sería justo quedarnos con eso. ¿Cómo responde a los mandos? Pues lo cierto es que ahí nos deja con un sabor agridulce, nos da alegrías y decepciones casi a partes iguales. Siendo un shooter roguelike, es probable que hayas probado propuestas similares en el pasado, como podría ser Enter the Gungeon. Bueno, pues Juicy Realm es una simplificación de eso: no es tan difícil ni complejo, no hay más que cuatro clases, mapas generados de forma semialeatoria y un puñado de frutas y verduras que machacar para pasar a la siguiente zona.
Conforme derrotamos a los jefes que nos encontramos en la aventura, desbloqueamos la siguiente zona, que va introduciendo enemigos nuevos y también algunas mecánicas. No te vamos a contar mucho al respecto para no destriparte nada, pero para que te hagas una idea iremos encontrando trampas que activar o arenas movedizas en un desierto. Pero ahí se queda, y nos hubiera gustado ver bastante más profundidad. No es que tengamos nada contra la acción de Juicy Realm, pero teniendo en cuenta que la progresión es lineal y siempre empezamos desde el mismo campamento, a más de uno se le puede hacer muy pesado o repetitivo a las pocas horas.
Olvídate de subir de nivel, conseguir objetos o aprender habilidades: la única progresión que vas a encontrar aquí es la posibilidad de desbloquear a ciertos PNJ en el campamento que te darán la opción de empezar tu expedición con alguna que otra ventaja, como una segunda arma, o un mercader entre nivel y nivel que te venda alguna pasiva para la duración del viaje. Y cuando te atascas con algún jefe, empezar prácticamente de cero puede sacarte de quicio. También se puede interpretar positivamente, claro, y es que a mucha gente le puede gustar la coletilla del ensayo y error y crear una cierta progresión a partir de ahí. Por ejemplo, el primer aguacate que encontré me disparó un cañonazo que no pude prever, pero para la siguiente ya ninguno de los suyos me resultó un problema.
¿Justifica eso la rejugabilidad del título? Pensamos que no, y que es probablemente su mayor problema: las primeras áreas son demasiado fáciles, muchos jefes tienen mecánicas bastante injustas de invincibilidad y las armas cuerpo a cuerpo (todas ellas) funcionan de forma casi idéntica. Tampoco te explican en ningún tutorial cómo funciona la herramienta única de cada clase, y algunas frutas tienen ataques sorpresa que igual te llevan un par de vueltas aprender a esquivar. En un contexto como este, ¿cómo haces que sea divertido repetir el recorrido sin atajos, ni armas ni habilidades diferentes? Para Juicy Realm, la respuesta es cambiar el orden en el que se presentan los niveles dentro de la misma fase. Y no es suficiente.
Con todo, haciendo un balance nos quedamos con un juego que destila buen rollo por los cuatro costados y que, como mínimo, te agradará jugar durante unas horas. Se agradece también el modo cooperativo para añadirle un plus de interés a la rejugabilidad, que es el pie del que cojea. Juicy Realm llega únicamente con textos en inglés y un apartado sonoro bastante discreto, que hace su función cuando tiene que hacerlo, pero que en general se reduce a los gritos y farfulleos de los enemigos al intercambiar plomo entre nosotros.
Juicy Realm nos propone sumergirnos en un divertido y absurdo reino donde las frutas y verduras forman una enorme insurrección. Sobre el papel, la propuesta es tan acertada como su puesta en escena, pero irónicamente a los mandos descubrimos que le falta "jugo": es difícil no sentir a las pocas horas que ya lo has visto todo, y la falta de progresión y de interés le falta puntos a jugarlo de nuevo tras caer en combate. Puede ser una experiencia recomendable, al menos mientras nos dure.
- Artísticamente posee encanto y personalidad, se siente muy fresco
- Algunas armas son particularmente divertidas de usar
- La interfaz y la navegación es muy clara y cómoda
- El nivel de dificultad presenta altibajos espontáneos algo molestos
- Las armas cuerpo a cuerpo son casi idénticas
- No hay muchos alicientes para rejugarlo cuando vuelves a la base
