El fanático del tenis y los videojuegos es huérfano de entretenimiento tenístico en su consola o PC desde hace más de una década. Resulta irónico que parezca que la única que se toma en serio el deporte es Nintendo para hacer una saga de humor con sus personajes insignia. ¿Se lo toma en serio Torus? Te lo cuento en el análisis de Matchpoint: Tennis Championships.
¿A qué se debe la incomparecencia del tenis entre los videojuegos deportivos? ¿Cómo se explica que un deporte tan seguido, respetado y valorado en todo el mundo no tenga su ración anual por parte de alguna gran editora del sector? La situación es tan crítica para los amantes del tenis y los videojuegos que muchos nos conformaríamos con tener, al menos, una experiencia decente por lustro, un juego que estuviese a la altura de los ejercicios de Sega o 2K con las sagas Virtua Tennis o Top Spin. No ha sido el caso en los últimos cinco años con ejemplos como AO International Tennis de Big Ant Studios o Tennis World Tour de Breakpoint. Hoy no traemos grandes noticias: Matchpoint tampoco lo logrará.
El videojuego de los australianos de Torus Games se presenta como un muy modesto simulador de raqueta, con unas pocas licencias del circuito masculino y femenino y algunos vicios rescatados de las más mediocres producciones deportivas de hace dos generaciones. Modelados pésimos de unos tenistas que no parecen estar ni en forma, escenarios carentes de alma, repeticiones que no muestran nada, uno de los peores públicos que se han visto en los últimos tiempos y la sensación general de ser un juego de segunda en casi todos sus apartados. ¿Casi todos? Efectivamente: jugablemente es muy pasable, y es lo único que puede salvarse de un programa completamente decepcionante de tenis virtual.
Crea tu tenista, toma tu equipo y lánzate a convertirte en el rey de los Grand Slam jugando contra algunos de los mejores jugadores del planeta. Buenas noticias: Nadal no podrá impedírtelo porque no está en el juego. Espera, ¿entonces la ausencia de don Rafael en el juego son buenas o malas noticias? Lo vemos en el análisis de Matchpoint: Tennis Championships. ¡Vamos Rafa!
Doble falta
No engaña a nadie Torus Games (y seguramente tampoco lo pretenda) desde su mera presentación. Se ve como una producción humilde desde el menú de inicio, con una banda sonora inocua y con un comentarista que te recibe en el partido con menos ganas de narrar que Antonio Lobato en Roland Garros. Pero una vez acabas el tutorial recuperas parte de la confianza perdida: resulta que la belleza de Matchpoint: Tennis Championships puede estar en el interior, y la verdad es que en lo meramente jugable puede ser una experiencia pasable. El movimiento de nuestro tenista por la cancha se acompaña de cinco devoluciones posibles: tiros liftados, planos, globos, cortados y dejadas.
No hay partidos a dobles o modos extra que te permitan sacar partido al juego más allá de la mera competición
El tiempo entre la recepción e impresión de la fuerza del impacto es en el que el jugador puede apuntar en la zona contraria. No inventa nada, es verdad, pero funciona. A partir de aquí, la base del tenis impera, pero lo importante es que no te hará falta grandes jornadas de entrenamiento para conocer las bases del juego y disfrutarlo en competitivo o en el modo carrera que acompaña a Matchpoint, seguramente, el modo más ambicioso y principal del producto. Eso sí, olvídate de grandes sesiones de simulación, gestión de contratos y recursos publicitarios; aquí podrás jugar, entrenar, mejorar estadísticas, evolucionar equipo y escalar puestos hasta convertirse en el número 1. Simple y llanamente.
Llama la atención que Torus haya decidido que los jugadores jueguen los partidos completos a tres y cinco sets para poder avanzar en los torneos menores, por lo que la carrera de nuestro tenista se convierte en una auténtica tour de forcé solo apta para amantes del juego de raqueta. En lo que sí han sido muy acertados los desarrolladores es en crear un sistema en el que estudiamos a nuestros rivales y descubrimos sus defectos según cometen errores y conocemos sus puntos débiles. Tendrás que hacer grandes méritos para poder disputar los grandes torneos del circuito mundial que, desgraciadamente, no cuentan con la licencia de ninguno de ellos.
No hay mucho más que hacer en Matchpoint: no hay partidos a dobles o modos extra que te permitan sacar partido al juego más allá de la mera competición. La lista de tenistas licenciados, como anunciaba al inicio de la reseña, es algo corta y su parecido con los homónimos reales es meramente testimonial. No podrás pasar por alto la estrafalaria apariencia de los rivales en torneos modestos: parece que Torus ha dejado activo el creador aleatorio de tenistas y el resultado, más que divertido, es inquietante. Habría requerido algo más de mimo ahí, pero está lejos de ser su único defecto estético.
Tenis de baja categoría
Visualmente puede ser uno de los juegos más pobres que se han estrenado en la actual generación de consolas, pero es que Matchpoint es flojo hasta para los estándares más modestos de PlayStation 4 y Xbox One. A duras penas hay algo que se pueda salvar en su puesta en escena: pésimos tenistas masculinos y femeninos, ningún detalle a destacar en los escenarios, ausencia total de efectos de la pelota sobre la cancha y un público descacharrante, como hacía años que no veíamos en un juego deportivo. Uno llega a preguntarse si lanzar el juego con la portada de Xbox Series X o PlayStation 5 no le hará más mal que bien.
En el sonido es poco menos que mediocre. Seguramente el peor comentarista que hemos tenido en mucho tiempo, melodías de medio pelo y unos efectos aburridos y planos. Online no he tenido grandes problemas para disfrutar de partidas que han funcionado decentemente, sin grandes problemas a destacar que compliquen el juego con jugadores europeos. Añadir algo más de salsa al ranking en línea también podría haber sido una buena idea que queda en el tintero de las mil cosas que podría haber hecho Taurus para engrandecer su simple producto.
Si eres capaz de perdonar sus incuestionables problemas, quizás puedas disfrutarlo
¿Pero es Matchpoint un juego que no deba recomendar? Francamente, creo que no es el juego que los amantes del tenis se merecen. Creo que está en las antípodas de lo que algún día fueron los grandes exponentes del género deportivo de raqueta, pero también sé que hay mucha hambre de tenis virtual y no hay mendrugo alguno que llevarse a la boca ni ahora ni en los próximos meses. Si eres capaz de perdonar sus incuestionables problemas de presentación, contenido y estética, quizás puedas disfrutarlo en tu consola u ordenador. Te acabe gustando o no el software, lo que no podrás discutir es que los seguidores de uno de los deportes más bellos del planeta merecen algo a la altura de lo que disfrutan los amantes del fútbol y baloncesto de forma anual.
Decir que Matchpoint: Tennis Championships destaca en lo jugable puede ser mucho decir, pero resulta funcional y divertido como simulador de raqueta. No obstante, habla más el hambre por un videojuego de tenis que la cabeza: el videojuego de Torus queda lejos de lo que podríamos esperar de la recreación virtual de uno de los deportes más seguidos y jugados del planeta. Su puesta en escena visual y sonora es absolutamente mediocre, con unos pocos tenistas licenciados de dudoso parecido a sus homónimos reales y alejado de los estándares gráficos más modestos de la pasada generación. Incapaz de sacar partido a las nuevas plataformas, redondea el producto de la forma inadecuada con una notable falta de contenido general. El fan del tenis merece más.
Comprar Matchpoint - Tennis Championships- Un modesto juego de tenis en todos los sentidos
- Jugablemente muy pasable, con la base disfrutarás de buenos partidos solo o en compañía
- Visualmente no hay por donde cogerlo, destacando el pésimo acabado del público y las pobres adaptaciones de los tenistas
- Decir que es aburrido en lo sonoro es quedarse corto. Probablemente, el comentarista más aséptico de los últimos cinco años
- Aunque la simpleza y duración del modo carrera puede ser una virtud, algo más de esmero lo habría ayudado a brillar más
