Los misterios no se han acabado en el mundo Pokémon. Un nuevo videojuego dentro de la reconocida serie Mystery Dungeon viene para recordárnoslo. Combates por turnos, mazmorras de diseño aleatorio y la premisa de ponernos en la piel de un "pocket monster" son los pilares de una saga que continúa cosechando entregas. En esta ocasión estrenando gráficos tridimensionales y otras interesantes características en Nintendo 3DS. Te contamos cómo es este portal hacia el infinito...
La licencia Pokémon ha sabido expandirse hasta suponer una de las mayores fuentes de ingresos para Nintendo. No sólo hablamos de los dibujos animados, películas, mangas y hasta parques de atracciones, sino por supuesto de videojuegos. Ahí es donde ha radicado realmente el éxito de la saga, principalmente con la serie de "colores", pero también con un conjunto de spin-offs, dentro de los cuales podríamos decir que los más populares son los pertenecientes a la marca Mystery Dungeon.
Una saga que, de hecho, tiene vínculos con otras propiedades intelectuales como Dragon Quest o los famosos chocobo (de la franquicia Final Fantasy). Y es que estamos hablando realmente de un género, caracterizado por presentar mazmorras generadas de forma aleatoria, en las que nuestra función es acabar con enemigos y subir escaleras hasta enfrentarnos a un jefe final. Estructura que se plasmó tal cual con los "pocket monsters" a partir del 2005, gracias a varios títulos que nunca despuntaron, pero que sí lograron conectar con muchos fans.
Ahora nos llega el último eslabón dentro de la cadena, un Pokémon Mundo Misterioso: Portales al Infinito que conserva todos los atributos de sus predecesores, principalmente basados en ponernos en el rol de un pokémon (en lugar de ser entrenadores) para protagonizar una aventura de batallas por turnos. El esquema sigue vigente en esta ocasión, sólo que ahora con algunas novedades relacionadas con la llegada de la subserie a Nintendo 3DS. Los gráficos tridimensionales suponen la revolución más evidente, pero también cuenta el añadido del efecto estereoscópico y ciertos detalles que, aunque no logren un salto cualitativo, sí que proponen lo suficiente como para contentar a la base de fieles seguidores.
Pokémon y mazmorras
Lo primero que probablemente interese a los potenciales jugadores de esta obra es que se sitúa en la región de Teselia, dándonos la oportunidad otra vez de escoger el pokémon en el que nos vamos a convertir. Tenemos cinco opciones (Pikachu, Tepig, Oshawott, Axew y Snivy), no siendo nuestra elección algo que modifique la trama, consistente en -cómo no- salvar al mundo de una terrible amenaza. Nada más caer desde los dominios de los humanos, pasaremos a formar parte de este colorido universo pokémon, donde un compañero (también a escoger) se unirá a nuestro periplo.
Una aventura de estructuración sencilla, mucho más limitada que en la saga principal. Aquí no hay una sensación de progresión basada en encontrar nuevos entornos, debido a que realmente tenemos sólo tres regiones a explorar: la ciudad de Villa Reposo (donde interactuar con personajes entre misión y misión), el Paraíso Pokémon (el cual iremos construyendo a medida que avancemos, levantando tiendas) y las mazmorras.
Estas últimas, en realidad, suponen el núcleo del juego, y a ellas se nos teletransporta según avanza la trama. No hay por tanto una sensación de cohesión entre las partes como en otros videojuegos de la serie, aunque al menos el número de mazmorras es elevado. Hay más de 20, además de que se generan de forma aleatoria cada vez que las visitamos. Teniendo en cuenta que su estructura es laberíntica, esto supone un punto positivo en términos rejugables, aunque también significa un aspecto negativo en el sentido de que se evidencia que no existe un diseño detallado ni inteligente. En realidad, la sensación de monotonía aflora muy pronto, y eso a pesar de que cada escenario posee su propio terreno y especies de pokémon con los que luchar.
Jugador, ¡te toca a ti!
En cualquier caso, al menos dificultad existe, ya que hallar las escaleras de cada nivel no es sencillo (podemos guiarnos mediante el mapa de la pantalla táctil). Las más de 20 horas de juego dicen mucho en favor de la duración del programa, el cual tal vez debería haber realizado un mejor trabajo en términos de variedad: la mayor parte de encargos tienen que ver con encontrar un objeto, rescatar a alguien o acabar con un determinado rival. Si a esto le sumamos que el sistema de combate no ha evolucionado, el resultado no es el mejor posible.
Hablando de las batallas, estas son por turnos, pero sin llevarnos a la tradicional pantalla de lucha presente en otros videojuegos de Pokémon. Aquí todo se desarrolla durante el mismo plano de exploración. Disponemos de cuatro tipos de ataque, aparte de la oportunidad de rodearnos de hasta tres aliados que actúan por su cuenta. Las ofensivas disponen de un límite de usos (algo a tener en consideración), y podemos establecer la pauta de conducta de nuestros ayudantes, aunque hemos de reconocer que no sirve de mucho. A menudo perderemos a nuestros compañeros sin que podamos hacer nada. La IA deja bastante que desear.
Pero si se puede convivir con estos errores (también presentes en otros lanzamientos de esta subserie) probablemente el disfrute no se verá resentido. A ello contribuye de manera satisfactoria que tengamos la posibilidad de obtener experiencia y así subir de nivel a nuestras unidades, algo que favorece la sensación de progresión. Aparte, no hay pocos ítems para comprar/recoger, desde los que recuperan salud hasta los que curan determinados estados. Tal importancia adquieren los ítems, que se incluye un baúl para guardar pertenencias.
Misterios en 3D
La campaña principal es pues monótona en su concepto, como siempre ha sido, algo ahora más patente por el inexorable paso de los años. La idea de levantar una ciudad con tiendas nos parece brillante, pero no se le ha dado el suficiente peso. Siguen primando las mazmorras, que por desgracia resultan poco estimulantes. Eso, unido al ritmo lento favorecido por las interminables cajas de texto que se suceden con asiduidad, no da el mejor de los resultados.
Pero no todo es negativo. Tenemos una vertiente cooperativa para hasta cuatro jugadores. Sí, se requiere un cartucho por persona, y no está disponible desde el principio, pero es interesante porque nos propone misiones para completar en compañía, algunas con pokémon legendarios como rivales. Una apuesta atractiva para un videojuego que posee soporte SpotPass (notificaciones y demás), así como StreetPass (para compartir semillas de resurrección y recibir recompensas a cambio). Adicionalmente, se prometen descargas de contenido adicional.
Y existe un extra más: el Magnoportal, que aprovecha la cámara de Nintendo 3DS para desbloquear nuevas mazmorras mientras buscamos objetos circulares en el mundo real. Las funcionalidades de la portátil no están por tanto desaprovechadas. El motor gráfico muestra por primera vez modelos tridimensionales. Pasar de los "sprites" 2D a los modelados 3D es un gran cambio, y para bien, el cual se ve apoyado por la función estereoscópica. La música supone otro de los aspectos más cuidados del lanzamiento, con variedad y calidad. Si esta inercia hubiese sido para todo el conjunto, hablaríamos de otro título, pero por desgracia es bastante mejorable y sólo recomendable para los acérrimos y numerosos fans.
La serie Mystery Dungeon aterriza en Nintendo 3DS estrenando gráficos tridimensionales, pero sin aportar grandes cambios a la fórmula original. El añadido de una ciudad a construir, el multijugador cooperativo de cuatro usuarios y el uso de la cámara para abrir nuevas mazmorras suponen interesantísimas propuestas, pero nunca acompañadas de un diseño sólido en la aventura principal, que envejece mal al no aportar las suficientes novedades a la fórmula. Gustará a los fans, y más considerando que supera las 20 horas de juego, pero es más difícil que logre conectar con otro tipo de jugadores.
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