Análisis de Potion Permit. Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?

Análisis de Potion Permit. Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?
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Ha llegado el momento de sacar nuestro caldero y preparar pociones para ayudar a la buena gente de Moonbury. Recién llegados de la capital, tendremos que ganarnos el favor de los habitantes, mejorar el pueblo, enfrentar enemigos e incluso enamorarnos si así lo deseamos en nuestra nueva vida como alquimistas. Análisis de Potion Permit.

Nos encontramos en un momento en el que los juegos de simulación han recuperado mayor protagonismo desde que en plena pandemia, Animal Crossing rompiera récords. Así lo demuestra la amplia tirada de juegos anunciados en el último Nintendo Direct, la fiebre que parece haber ahora con Graveyard Keeper o el lanzamiento de Disney Dreamlight Valley. También conocidos como "come-horas", estos juegos nos permiten prosperar y crear mundos llenos de matices, personajes y sucesos. Sin embargo, lo que tienen de bueno con ese estilo tan pausado y con tantas horas de entretenimiento, son también barreras para muchos que por falta de tiempo, prefieren experiencias más directas. Para enganchar al público estos juegos cada vez tienen que ser más creativos e ir un paso más allá. Vamos a gestionar, sí, pero un cementerio. Vamos a socializar, pero con los villanos y personajes más conocidos de nuestra infancia. Veis por dónde voy, ¿verdad?

Aunque a priori parece otro juego más de crear pociones, este juego de MassHive editado por Meridiem tiene algo que desde el primer momento me hizo querer comprarlo: su preciosa estética. Pero no vayáis a pensar que Potion Permit es simplemente un juego bonito y ya. También sorprende por el detallismo con el que recrea tu vida como alquimista en un poblado repleto de personajes con un encanto especial, y lo divertido que resulta ponerse frente al fogón para preparar las mejores pociones. Así que si eres amante del género, de la estética retro pixel art y estás buscando una aventura con la que poder relajarte, atento que a lo mejor aquí tienes tu nuevo pecado culpable.

Bienvenidos a Moonbury

La forma más sencilla de justificar los inicios en un juego de simulación es ser recién llegados a algún lugar. En este caso, somos alquimistas, parte de la Asociación de Médicos, enviados al pueblo de Moonbury para ayudar a la hija del alcalde de una dolencia que está acabando con su vida. Nada más poner un pié en el sitio, nos damos cuenta de que no somos bienvenidos, sin embargo, tenemos que cumplir nuestra tarea cuanto antes.

Así, se nos facilita un lugar cochambroso para trabajar, una clínica que se cae a pedazos y nos encontramos con la oposición de un curandero que más que un médico, parece un osteópata de poca monta. No lleva bien lo de estar siendo suplantado y menos cuando tras el éxito inicial, nos quedamos de forma permanente a vivir en el pueblo. Sin embargo, nuestra primera victoria no hace que estemos mejor valorados, pero sí se abre una puerta al componente social en el que a través de interacciones, cumplimiento de encargos y otorgando regalos, podremos ganarnos la simpatía del pueblo. En este caso, se trata de confianza que se representa mediante un pulgar hacia arriba o hacia abajo en función de la aceptación con la que contemos.

Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?

Más allá de hablar de la trama que, si bien está desarrollada, no es el punto principal del juego, preferiría señalar algunos de esos detalles que enamoran de los que os hablaba al principio. Si nos referimos a los personajes, estos son muy variados y algunos responden a estereotipos puros haciendo uso de un humor muy sutil, pero que te saca una risa. La mujer rica, el alcalde, el farsante, el viejo loco, el policía…Cada uno de ellos cuenta con una personalidad diferente y eso se traduce también en sus casas. La forma en la que están representadas, nos dejan ver mucho más de ellos que lo que a veces nos cuentan.

No esperaba encontrar combates en este título y, sin embargo, así es

Este nivel de detallismo brilla junto a una estética pixel art que nada tiene de humilde y que, de la misma manera que me ocurrió cuando jugué a Souldiers, me conquistó por su nitidez. Y ya no sólo eso, sino la cantidad de animaciones que vemos a lo largo del juego como nuestro movimiento al hacer una voltereta, el tabernero limpiando jarras o las gotas de sudor cuando alguien nos dice algo incómodo. Cuando paseamos por los distintos biomas, hay detalles tan pequeños como mariposas revoloteando, el humo de las chimeneas o incluso patos de cuello verde, que da la casualidad de que son típicos de mi tierra y los llamamos collverds. Os podéis imaginar entonces la sorpresa que supone encontrarte esta clase de elementos en un juego que en un inicio era uno más.

Un pizca de esto, un poquito de aquello

Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?

Con esta primera impresión tan positiva, la siguiente tarea era ver cuáles eran nuestras capacidades como alquimista. Con esto, no os imaginéis una especie de Full Metal Alchemist con leyes de intercambio equivalente o algo así. Es un poco más sencillo, pero interesante cuanto menos. Nuestra herramienta principal de trabajo es un caldero en el que podemos echar ingredientes y crear diferentes tipos de remedios para dolencias algo alocadas. Estos ingredientes los encontramos explorando, por supuesto, pero nuestro camino estará lleno de enemigos.

En el caso de que os preocupe que estemos ante un farmeo excesivo, este título no es de los que más pecan de ello

No esperaba encontrar combates en este título y, sin embargo, así es. No es uno de los puntos fundamentales también debo añadir. La mecánica de combate es simple haciendo uso de las herramientas que también utilizamos para recolectar materiales. La hoz, el hacha y el martillo son nuestros aliados y conforme avancemos, veremos que algunos enemigos precisan de una u otra arma para ser derrotados. Más allá de eso, nuestros movimientos de ataque son simples, algo lentos y tampoco tenemos opción de defendernos, sólo de esquivar. Con todo ello, he agradecido cierto componente de acción dentro de un género que es de por sí muy tranquilo. La primera vez que me apareció un oso salvaje fue inesperado y me reí. Además, los diseños de todos los seres van desde lo común hasta parecer auténticos Digimon y son necesarios para recolectar estos ingredientes que necesitamos. Por ejemplo, el oso que refería nos dará el ingrediente "Garra de oso".

Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?

En el caso de que os preocupe que estemos ante un "farmeo" excesivo, creo que este título no es de los que más pecan de ello. Esto es así sobre todo por el propio sistema de elaboración de pociones. Cuando vamos a realizar alguna, tenemos que echar los ingredientes en el caldero, pero esto no es como cocinar en Disney Dreamlight Valley que echas los ingredientes en su cantidad correspondiente y listo. Hay un punto más de complejidad que, sin ser muy excesiva, aporta profundidad.

Cada remedio, tiene una figura que tenemos que completar con ingredientes y cada uno ocupa unas casillas determinadas. El objetivo es encajar las piezas para que la figura esté completa. Los ingredientes se dividen en elementos: agua, tierra, fuego y viento. Cuando vamos a realizar una receta, veremos el tipo de elemento que esta admite, habiendo diferentes formas de completar la figura. De ahí que apunte que no siempre necesitamos un material concreto sí o sí. De la misma manera, cuando diagnosticamos a la personas, también veremos pequeños minijuegos o a lo largo de nuestra aventura encontraremos algunos como el famoso "machaca-topos". ¿Son complejas todas estas mecánicas? Sinceramente, no. ¿Aportan un poco más de profundidad y detalle a la experiencia? Sí. ¿Se agradece la variedad en un género que peca a veces de repetitivo? También.

Hogar, dulce hogar

Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?

En los juegos de simulación a cada uno le motiva un apartado. Hay quien busca ser el más rico del pueblo, hay quien quiere ser el más popular y luego están los que son como yo que disfrutan del hogar y buscan tener un espacio acogedor y adorable. Es casi satisfactorio ver cómo están los diferentes espacios del pueblo y su lamentable aspecto sabiendo que poco a poco vamos a poder arreglarlo. No me juzguéis, tengo alma de interiorista e invierto mi dinero en mejorar las infraestructuras, porque sí, no sólo vamos a poder mejorar nuestra casa, también vamos a poder ayudar a la pobre gente de Moonbury.

Cuando os decía que el juego engañaba en el mejor de los sentidos no era mentira

Este apartado, permite que pasemos horas y horas remodelando, fabricando muebles y decorando los lugares . Si no es suficiente, podéis iros a pescar o cocinar si os resulta más lúdico, pero cuando veáis el estado de la clínica y cómo los pacientes se acuestan en esas almohadas roñosas, vosotros también vais a querer ponerle solución e higiene al asunto. Por desgracia, (entre comillas), nuestros actos están limitados por esa clase de detalles que pretende aportar un poco más de vida realista al asunto: los horarios, la energía y la vida. Cada establecimiento cuenta con una serie de franjas visitables para poder entrar. Sin embargo, descubrí que lo fácil es irse a dormir o entrar y salir de distintos edificios para acelerar el tiempo, tiempo que pasa muy rápido si queremos. Por otra parte, la vida depende de los enfrentamientos y no es un aspecto por el que vayáis a estar especialmente preocupados, aunque la dificultad sea progresiva en cada zona. Por contra, la resistencia o energía si puede ser un inconveniente cuando se trata de picar piedra, pero podemos restaurarla fácilmente comiendo o descansando. Como detalle gracioso, también podemos ir a un balneario para recuperar fuerzas.

Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?

En el tintero me dejo muchos otros elementos como la comunicación del personaje a través de bocadillos con emojis o la existencia de un casino o que contamos con una mascota fiel con la que también podemos interactuar y al que podemos poner nombre incluso. Este simpático perrete nos seguirá a todas partes con energía, pero también tendremos que atender sus necesidades. Como podéis ver, cuando os decía que el juego engañaba en el mejor de los sentidos no era mentira. MassHive Media ha sabido sacar todo el partido a los recursos con los que contaba, encontrándonos con un juego indie muy completo y entretenido, abrumador incluso si me apuras. Añado Potion Permit a mi lista de descubrimientos inesperados, agradeciendo su belleza y recordándome en algunos casos a la magia de To the Moon.

Diversión entre pociones

Sin sello
Un simulador de alquimista para crear la poción del éxito, ¿lo consigue?

Potion Permit

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Potion Permit es un juego indie que cuenta con una serie de propuestas claras que sabe cumplir de forma satisfactoria. Destaca por su belleza y detallismo e intenta aportar un poco más de profundidad a sus mecánicas para hacer de él una opción interesante si te gusta el género de simulación. No es perfecto, pero sí entretenido.

5 Cosas que debes saber:
  • El juego se vale del pixel art como recurso artístico, siendo muy detallado en todos sus escenarios.
  • Nos encontramos ante un RPG que alterna simulación, combates y puzles.
  • Para preparar las pociones o remedios tendremos que resolver puzles de lógica.
  • Todos estos remedios requieren de ingredientes que tendremos que encontrar por los diferentes lugares o biomas.
  • Hay ciertos toques de humor que conectan con el jugador y se ganan su simpatía.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español
Duración: 20-25 horas
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