Rockstar lo ha vuelto a hacer. El último proyecto de los creadores de la saga Grand Theft Auto es el mejor videojuego que ha pasado por la redacción de 3DJuegos. Una joya, una obra de arte, un título que ningún aficionado debe perderse sin importar su condición, gustos o género favorito. Una oda maravillosa al western crepuscular y un ejemplo de lo que un matrimonio perfecto entre tecnología y jugabilidad puede conseguir. En definitiva, un imprescindible.
En febrero de 2009 Rockstar anunciaba Red Dead Redemption, y ahí comenzaba a dar señales de vida de cara al público uno de los desarrollos más populares, gigantescos y dilatados a los que ha tenido que hacer frente Rockstar. Sólo unos meses después, en mayo, se mostraba el primer vídeo del juego con material in-game; lo que daba una idea de lo avanzado que estaba ya su estado de desarrollo y que también comenzaba a disipar ya cualquier duda que el proyecto pudiera albergar.
¿Dudas? En efecto. La decisión de Rockstar de recuperar el nombre Red Dead de una discreta franquicia lanzada años antes por ellos mismos en PlayStation 2 y la primera Xbox bajo el nombre de Red Dead Revolver se revelaba como una cuestión de mera nomenclatura, puesto que poco tenían que ver uno y otro videojuego entre sí salvo la ambientación el lejano oeste. Donde el juego de 2004 quedaba en un interesante shooter en tercera persona, el Red Dead de 2010 da un salto cualitativo de proporciones épicas para convertirse en uno de los mejores videojuegos que Rockstar jamás ha realizado. Lo más curioso de todo es que el proyecto surge como un ansia de reafirmación en dos sentidos, en primera instancia por llevarlo a cabo la división del estudio en San Diego –normalmente encargada de lanzamientos notables pero no particularmente populares como Midnight Club o Table Tennis- y vista como una ratificación de su calidad en videojuegos de mayor enjundia; y en segundo término por recuperar el género western cuando éste parecía olvidado.
Red Dead Redemption es lo más parecido a sentirse vivo en un mundo tan salvaje y cargado de encanto como el del Lejano Oeste, guste o no guste el género o tan siquiera los videojuegos cualquier persona sin importar su edad caerá rendido y quedará cautivado ante el mundo más vivo, vibrante y arrebatador que hemos visto nunca. Su épica historia, su gigantesco mapeado, su descomunal jugabilidad –solos o acompañados- o la cantidad verdaderamente obscena de tareas totalmente diferentes que podemos llevar a cabo son los puntos maestros del mejor candidato a juego del año en lo que llevamos de 2010.
La Gente no Olvida, Nada Queda Impune –La Historia-
John Marston encaja por carácter y por contexto con la nueva oleada de (anti)héroes que propone Rockstar desde que la Next-Gen ha dado comienzo. Si en el pasado los hermanos Houser se inclinaban por personajes divertidos, con abundantes alivios cómicos y sin mayores lazos con su pasado; desde que lanzaron su primer Sandbox para PlayStation 3 y Xbox 360 –GTA IV- han adoptado un tono más grave, en ocasiones incluso dramático, en el que sus protagonistas se debaten entre un pasado contra el que tratan de luchar y un presente que parece empujarles de nuevo a una vida criminal –Niko Bellic en GTA IV, Johnny Klebitz en The Lost and Damned o el propio Marston en Red Dead Redemption-.
Al igual que Grand Theft Auto IV, que comienza con la llegada de un carguero y nuestro protagonista al “nuevo mundo”, la epopeya de John Marston da comienzo también con un viaje; pero en esta ocasión el de un lento y parsimonioso ferrocarril que recorre las vastas praderas sobre las que más tarde cabalgaremos, y que nos permite escuchar a los lugareños que ocupan las plazas de nuestro vagón como forma de conocer el tipo de situación histórica que nos rodeará en la aventura. El mundo que rodea a estos forajidos está cambiando, y durante el transcurso de la aventura veremos cómo ninguno de ellos se siente cómodo en el nuevo contexto y cómo les cuesta amoldarse a esa nueva era moderna que amenaza inmisericordemente con aplastarles.
Estamos, por lo tanto, ante personajes prácticamente idénticos a los del clásico western crepuscular de Sam Peckinpah, Grupo Salvaje, que no por casualidad fue escogido por parte de Rockstar como regalo o incentivo por la descarga de uno de los videos multijugador del título desde el Bazar de Xbox Live. Ambas obras se sitúan el difuso salto entre los siglos XIX y XX, y en ambas también los protagonistas asisten sorprendidos a la llegada de artefactos que no comprenden como coches, aviones, etcétera. Muy reveladora, de hecho, resulta la conversación entre el sacerdote y la joven al comienzo de la aventura en el vagón del tren “sólo los ángeles pueden volar”, advierte el clérigo a la muchacha.
Marston, desde luego, no es un ángel; de hecho dista mucho de ello. Pese a ello quizá sea el más bueno y honrado de los protagonistas modernos de juegos de Rockstar, y es que es el que con más ahínco busca una redención que tiene tanto de propósito personal como de necesidad de defender a su familia. Su proceso pasa por una venganza, un ansia casi sobrehumana por su parte de acabar con Bill Williamson, el antiguo jefe de la banda a la que pertenecía. Según transcurra la aventura iremos conociendo los motivos, el pasado común de ambos y todos los detalles que el hermético Marston irá desgranando poco a poco con quienes sean de su confianza y que, por supuesto, no describiremos para conservar la experiencia del jugador intacta.
Lo que sí vamos a comentar es que el habitual repertorio de ricos personajes secundarios que trufan los videojuegos de Rockstar vuelve a estar presente, y en esta ocasión con más fuerza que nunca. El atajo de perdedores, tarados y psicópatas que suele componer un GTA no podía faltar en Red Dead Redemption, con mención especial al tridente del primer tercio del juego –Nigel West Dickens, Seth y Irish-, tres verdaderos lunáticos con unos diálogos sencillamente geniales, y repletos de manías, tics y puntos característicos que nos regalarán algunos de los mejores momentos del videojuego. También hay lugar para personajes más realistas como por ejemplo Bonnie, el más tridimensional de los caracteres que encontraremos en la aventura, y también con el que más se sincerará Marston en cuanto a sus miedos, anhelos y deseos.
Y hablamos antes de la calidad de los secundarios que del guión porque éste se desarrolla en torno a ellos. John, nuestro protagonista, está a la altura de Niko Bellic en cuanto a su interés como protagonista, quizá un peldaño por debajo, y va soltando gota a gota información sobre él en compañía de estos “personajes de reparto”, generalmente en las cinemáticas que acompañan a cada misión, y también en los larguísimos viajes a caballo o en carromato que llevaremos a cabo con el resto de secundarios. Se suceden diálogos punzantes, tremendamente mordaces –especialmente sarcásticos por parte de nuestro brillante protagonista- y con algunas crestas de ola verdaderamente impecables en cuanto a frases lapidarias y sentencias desafiantes.
El argumento de Red Dead Redemption es, en suma, fantástico. Nadie debe dudar de la siempre perfecta labor de los hermanos Houser y compañía en este sentido, con un guión que atrapa y que nos guiará con maestría durante las innumerables horas que nos llevará superar el modo campaña del videojuego. No tiene la ligereza de las primeras obras de Rockstar, sino más bien el ya comentado tono solemne de la trilogía GTA IV, que encaja a la perfección con esta maravillosa historia de redención, de pérdida, de sueños rotos y de personajes perdidos en las vastas praderas que recorren.
El Pistolero –Campaña Individual-
El definir a Red Dead Redemption como un GTA en el lejano oeste podría sonar a falta de respeto hacia el trabajo del estudio interno de Rockstar ocupado de su desarrollo; sin embargo Jerónimo Barrera, uno de los principales ejecutivos del estudio, se pronunció hace poco en los siguientes términos: “La gente habla del juego como un GTA con caballos, lo cuál es exactamente nuestra idea de lo que era el lejano Oeste”, comentó el ejecutivo. Como “GTA con caballos” que es, la primera aventura de John Marston tiene todos los tics, manías y conceptos que Grand Theft Auto ha hecho populares en los últimos años, con especial mención hacia la entrega IV de GTA, de la que Red Dead Redemption es especialmente deudora.
Al igual que cualquier entrega de Grand Theft Auto, Red Dead Redemption se lo toma con calma en sus inicios. Los primeros compases en MacFarlane’s Ranch pueden dar al jugador la equívoca sensación de que el juego tiene un problema de ritmo, sin embargo no pasarán ni veinte minutos antes de que el mundo entero se abra ante nosotros y las primeras misiones estén a nuestra disposición.
A partir de entonces el juego tiene todas las características de un Sandbox al uso, pero aderezadas con todas las increíbles posibilidades del lejano oeste que, hasta ahora, sólo había sido tratado en similares términos por el notable Gun de Neversoft. Sin embargo donde el videojuego de Activision tropezaba –calidad de la historia, interés de los tiroteos, actividades secundarias…- es precisamente donde más brilla el título de Rockstar, y donde entregas anteriores de sus diferentes sagas ya han demostrado inusual maestría.
No obstante si GTA IV ya era un ejemplo a seguir por situaciones variadas y curva de progresión perfecta, Red Dead Redemption es incluso más brillante. Llegará el segundo capítulo, con más de 25 misiones superadas a nuestras espaldas y con un número de horas francamente respetable, y el videojuego todavía estará enseñándonos determinados aspectos totalmente inéditos y presentándonos armas y situaciones a estrenar.
Una de las habilidades de Red Dead Redemption es precisamente la de hacer parecer que es un videojuego de acción sencillo y sin complicaciones, cuando en realidad llegados a la mitad de la aventura estaremos manejando un número de opciones sobre cómo realizar las cosas verdaderamente ingente. Lógicamente cada uno hace las cosas a su manera, para eso es esto un Sandbox, y nadie nos obliga a hacer maniobras complicadas como la de saber manejar el lazo para atrapar a un criminal, atarlo y llevarlo ante el sheriff cuando podemos sencillamente pegarle un tiro y dejar que se lo coman los buitres. Eso es lo que genial que tiene lo nuevo de Rockstar y que han tenido la práctica totalidad de sus títulos, que el convertir a John Marston en un héroe admirado o en un repugnante bastardo está únicamente en nuestras manos y, sobre todo, que su primer Sandbox en clave de Western es tan sencillo o complicado como nosotros mismos deseamos que lo sea.
Quien jugara a GTA IV descubrirá que la epopeya gangster de Niko Bellic tiene mucho que ver en términos de dinámicas de juego con este western épico. El modo historia de ambos se compone de decenas y decenas de misiones que suelen tener que ver con tiroteos, persecuciones –aquí a caballo-, misiones de escolta –aquí con diligencias- y en Red Dead Redemption también con muchas fórmulas totalmente nuevas como algunas misiones de caza, de doma de caballos, de cuidado de ganado…
Una campaña, en definitiva, insuperable que compone el mejor Sandbox que hemos visto hasta el momento, tanto por su impecable funcionamiento y mecánica como por su cautivadora ambientación y extraordinario argumento. En términos de duración el juego tiene el último de sus puntos a su favor, con una cantidad ingente de horas sólo para actividades secundarias –jugar al póker, ir de caza, ejercer de caza recompensas o sencillamente pasear por sus impactantes escenarios- y con un modo historia que se mueve en un número de horas similares a las del propio GTA IV, y que sería absurdo cuantificar en términos concretos porque variarán enormemente según quién lo juegue y cómo lo juegue.
Buscando Respuestas en una Botella –Cosas que Hacer-
Sería absurdo y extenuante detallar todo lo que se puede hacer en Red Dead Redemption actividad por actividad, y de hecho también haríamos flaco favor al lector que disfrutará mucho más descubriéndolas por sí mismo. Lo que sí vamos a dar son una serie de pinceladas generales sobre en qué consiste la experiencia de jugarlo tanto por lo que se refiere a la campaña individual propiamente dicha, como también por todas las tareas secundarias que pueden llevarse a cabo.
En primer lugar hay que señalar que el caballo responde casi a una extensión de nuestro cuerpo en el juego, y es que será la herramienta sustitutiva de los coches en este Grand Theft Auto del lejano oeste. Rockstar, además, busca que sintamos una empatía por estos elegantes animales que nos servirán de montura, tanto por su perfecta ejecución técnica como por el hecho de que el caballo de alguna manera gana experiencia a nuestro lado haciéndose más versátil y veloz cuanto más lo montemos. Lógicamente podemos cambiar de caballo cuando queramos, y lamentablemente en algunas de las misiones perderemos a nuestros rocines, pero nadie nos impide robar uno, comprarlo o sencillamente dar una vuelta por la pradera buscar uno salvaje y domarlo hasta obtener su favor.
Si en algún momento perdemos a nuestro caballo de vista, o sencillamente hemos llevado a cabo una misión en la otra punta del mapa bastará con llamarle presionando la cruceta del pad hacia arriba. Rockstar se toma una de sus escasas licencias con el realismo al hacer que éste donde esté nuestra montura, ésta regrese en sólo unos segundos a nuestro lado. Por otra parte el control de la bestia puede parecer ciertamente incómodo en primera instancia, pero hemos de recordar que el manejo de los vehículos en GTA IV también se atragantó a muchos usuarios durante los primeros minutos de juego. Superada la fase de aprendizaje descubriremos la tremenda comodidad de su dirección, lo natural de su movimiento y lo acertado en general del modo de cabalgar con ellos.
La cantidad de diálogos que escucharemos por el camino y lo largo de los viajes hará que a menudo recurramos a la técnica de dejar mantenido el botón inferior del pad –A en Xbox 360, X en PlayStation 3- para sencillamente mantener la velocidad que los caballos de nuestros acompañantes estén empleando. Hasta tal punto es detallada esta opción que ni tan siquiera tenemos que mover la palanca si no lo deseamos, puesto que hay una pequeña guía de dirección que también nos echará una mano si nos despistamos. Esto nos parecería una intrusión de ser obligatorio, pero como únicamente se trata de una opción más, lo cierto es que nos parece acertado a la hora de descansar algo los dedos mientras disfrutamos de los trayectos y el paisaje.
Por lo que respecta a los tiroteos la fórmula es virtualmente idéntica a la de GTA IV, con su mismo sistema de coberturas, un manejo del apuntado gemelo y una paleta de armas quizá no tan variada como la de su homólogo contemporáneo, por las necesidades de la coherencia con la época, pero igualmente fresca y repleta de alternativas como la de diferentes fusiles, recortadas, rifles de francotirador, revolver, filos y cuchillos arrojadizos o el clásico lazo.
Así pues en las escenas de acción será primordial acurrucarse tras las diferentes coberturas empleando el botón superior derecho del pad, y desde allí asomarnos lo justo para ir acabando con nuestros enemigos uno por uno, contando con un sistema de salud que se recarga si no recibimos daños durante unos instantes. Hemos observado algunas deficiencias en la IA en momentos puntuales, especialmente cuando los combates involucran a varios personajes por uno y otro bando, pero en líneas generales y siempre teniendo en cuenta que estamos ante un Sandbox la oposición de los enemigos es más que notable.
El Dead Eye, por si fuera poco, nos ayudará a hacer de los tiroteos una experiencia más precisa. Conforme vayamos avanzando en la aventura irá progresando desde una mera cámara lenta con la que disparar una bala con precisión, hasta un sofisticado método de apuntar a varios personajes al mismo tiempo con la acción casi detenida y acabar con ellos en un abrir y cerrar de ojos con varios proyectiles al mismo tiempo. El Duelo es otra de las opciones con las que solventar los enfrentamientos, en esta ocasión contra un solo pistolero, y a menudo seremos retados en los pueblos por los más valientes pistoleros en función de nuestra popularidad. El método puede resultar algo más básico que el de otros westerns recientes como el brillante Call of Juarez: Bound in Blood, pero aún así hace un trabajo más que digno a la hora de plantear estas situaciones de tensión máxima.
Por otra parte otro de los puntos interesantes del combate es el hecho de que el punto de mira se intensifica o desvanece en función de la probabilidad que tenemos de dar en el blanco. Éste es mucho más sutil que en GTA IV, por ejemplo, y con esta pequeña ayudar nos echará una mano de lo más útil a la hora de valorar la certeza de nuestros disparos. Una muestra más de la intención de Rockstar de limpiar lo más posible el interfaz de elementos estériles a la vez que se le aporta abundante información al jugador.
El punto de las actividades secundarias es tan vasto y gigantesco que podría traer consigo páginas y páginas del análisis sólo para enumerar y describir todas las posibilidades que existen en Red Dead Redemption. El jugador puede pasar horas de la campaña individual olvidándose del modo historia y sencillamente acercándose al Saloon a jugar al póker, cazando búfalos en las praderas y osos en los bosques y despellejándolos para vender su preciada piel y sus suculentas carnes si queremos ganar dinero honradamente; o atracando bancos, robando viajeros en los caminos o asaltando los trenes que recorren su gigantesco mapeado.
Las misiones del título son bastante generosas en cuanto a la recompensa económica que ofrecen, no obstante si queremos maximizar las habilidades de nuestro personaje será interesante llevar a cabo el mencionado tipo de actividades secundarias para hacernos con un siempre interesante plus de ingresos. ¿A qué dedicar nuestro dinero? La oferta aquí es igual de vasta que en el resto de puntos: Desde a cogerse una buena borrachera en el bar más cercano hasta comprar propiedades para tener una casa en cada ciudad y no tener que acampar en la pradera, pasando por sencillamente ir al cine… cualquier opción es buena. Los comercios, además, nos permitirán personalizar la experiencia de ser John Marston en el lejano oeste con mejoras para cargar con más munición, hacer que nuestro modo Dead Eye dure más tiempo o que nuestro caballo pueda esprintar sin quedar agotado por un período de tiempo más largo, por citar unos ejemplos.
Grupo Salvaje –Multijugador-
El multijugador de Red Dead Redemption ha sido una de las grandes apuestas de Rockstar desde su anuncio, volcándose por un apartado on-line que sólo a partir de Grand Theft Auto IV comenzó a ser foco de atención para sus responsables.
El título no oculta sus cartas y nada más comenzar nos emplaza a Crear una Partida para dar comienzo a nuestros primeros pasos por su Modo Libre. En él completaremos misiones, desafíos y diferentes objetivos que nos ayudarán a subir de nivel y a mejorar progresivamente nuestro personaje, todo ello en un mundo marcado por la libertad en el que podremos explorar con nuestros amigos, acabando con enemigos humanos o siguiendo los puntos que hay en el mapa y haciendo frente a objetivos. Obtendremos puntos de experiencia por acabar con los jugadores y podemos hacerlo en solitario, pero obtendremos mayores réditos si trabajamos en grupo sacando partido de la espectacularidad de recorrer el lejano oeste con nuestro propio Grupo Salvaje. Sabremos qué jugadores hay en nuestra sesión cómodamente y con sólo apretar el botón Select, y en líneas generales toda la modalidad se desarrolla con enorme agilidad con únicamente el tiempo de carga inicial y el que separa cada actividad.
Aquí empezaremos con sólo tres armas –puño, pistola y cuchillo- del total de nueve con el que acabaremos contando, y todo el juego se basa en el desbloqueo progresivo de diferentes elementos, actividades e incluso modalidades de juego. En el Vestidor tendremos acceso a nuevos objetos y a los personajes –mujeres incluidas-, monturas y títulos que podremos escoger para personalizar nuestro carácter.
A pesar de que el Modo Libre está ciertamente limitado en cuanto a opciones si lo comparamos con el resto de facetas del juego –sin minijuegos ni misiones propiamente dichas-, lo cierto es que sigue siendo una opción muy interesante para juntarnos con un puñado de amigos y realizar misiones juntos como Partidas de Banda o Partidas de Todos contra Todos. La promesa de Rockstar, además, incluye el ampliar la experiencia en este sentido con paquetes descargables gratuitos que aportarán misiones y nuevos encargos que llevar a cabo en este fascinante universo.
A parte de este Modo Libre también existe la posibilidad de jugar on-line con estilos más convencionales por así decirlo, con partidas públicas y privadas para diferentes modalidades de juego como las mencionadas Partidas entre Bandas y Todos Contra Todos, así como las Partidas entre Bandas Extremas, el Todos contra Todos Extremo, Partidas entre Bandas para Veteranos y Todos contra Todos para Veteranos. Todas ellas previsibles pero no por ello menos interesantes, y con el mismo interés por su jugabilidad que el resto del juego merced a las mismas mecánicas y a la ausencia total de lag.
Vive el Western –Gráficos y Tecnología-
Para saber qué es Red Dead Redemption a nivel puramente visual y técnico no basta con ver un puñado de imágenes o de videos que hacen poca o ninguna justicia al videojuego de Rockstar. Hay que verlo y jugarlo por uno mismo, sumergirse en sus largos paseos por las praderas y disparar en sus estimulantes tiroteos.
El motor RAGE del equipo vuelve a demostrar la maestría que exhibió en GTA IV, aunque en esta ocasión con una versión corregida y aumentada de la calidad de escenarios, modelados, animaciones o iluminación entre otros muchos puntos a favor. De noche pasear bajo la bóveda de estrellas del cielo de Red Dead Redemption es una maravilla de ambientación e inmersión, consolidada por su extraordinario sonido; sin embargo es de día cuando el juego de Rockstar demuestra su verdadera calidad, con una iluminación sencillamente asombrosa.
Red Dead Redemption siendo como es un Sandbox sin un solo tiempo de carga –únicamente antes de las cinemáticas-, con toda la exigencia máxima que esto supone en términos de optimización y posibilidades de hardware, tiene un aspecto gráfico muy superior al de muchos videojuegos de acción-pasillo de la actual generación. Si ya GTA IV era un videojuego capaz de dejar con la boca abierta a los aficionados en muchos sentidos, los dos años transcurridos desde entonces hasta ahora consolidan una mejoría brutal en casi cualquier apartado imaginable.
Los modelados de todos los personajes son impecables, con la lógica atención especial mostrada por el perfecto John Marston. Por animaciones, ejecución, texturas y carga poligonal estamos hablando del mejor personaje de Sandbox jamás creado. Destaca, además, que también gozan de un nivel fantástico todos los NPCs secundarios que iremos conociendo, desde la solterona Bonnie de MacFarlane’s Ranch, hasta el carismático y mujeriego general mejicano.
No obstante, y por méritos propios, los caballos son uno de los personajes más importantes de Red Dead Redemption, y como tales están retratados. Su modelado es portentoso, y sus animaciones son las de los mejores animales que hemos visto nunca en un videojuego. Quizá, mirados al detalle, hay algunos problemas apenas perceptibles al encadenar determinados cambios de movimiento, algún salto o cambio de sprint a trote, sin embargo son tan aislados, tan difíciles de encontrar y de tan poca importancia que cuesta mucho que penalicen un videojuego tan grande y redondo en todos los sentidos.
Si los seres humanos y la totalidad de la fauna del videojuego tiene un acabado visual tan prodigioso, ¿qué decir de los escenarios? La dirección artística es insuperable, y se trata de uno de los juegos más cohesionados, respetuosos históricamente y al mismo tiempo inspirados y talentos que hemos visto en lo que llevamos de Next-Gen. Cada detalle de ciudades, desiertos o bosques está cuidado hasta el más mínimo detalle, y no sólo es un juego genial al ofrecer en ciudades todo lo que cabría esperar de estas poblaciones de comienzos del siglo XX, sino que todo ello lo logra poniendo siempre la estética al servicio de la jugabilidad. Parte del encanto de Red Dead Redemption reside en la vida que rezuma cada rincón de su descomunal mapeado, que en términos cuantitativos supone dos veces el tamaño del ya de por sí mastodóntico GTA: San Andreas, pero que en términos cualitativos está años luz por encima de aquel título. Así mismo la distancia de dibujado es tan monstruosa como un juego ambientado en el lejano oeste parece sugerir, y el título nos regala infinidad de momentos impagables como los de observar desde lo alto de una colina el paisaje que se dibuja a kilómetros y kilómetros de distancia.
Si en lo artístico, gráfico y estético lo nuevo de Rockstar es un juego de 10, en lo que se refiere a la tecnología las sensaciones que desprende son igual de positivas. Una tasa de imágenes alta y estable que no hemos visto resentirse en ningún momento, unas animaciones sensacionales, unos efectos cuidadísimos con mención especial al hiperrealista polvo que se levanta casi con cada acción que hacemos, las increíbles físicas que garantiza siempre el motor Euphoria y el mejor ciclo de día noche que hemos visto nunca son sus principales garantías de éxito en este campo. ¿Pegas? Algunos matices que no enturbian ni lo más mínimo el conjunto como puede ser algunos casos aislados de popping –dibujado de objetos más cerca de lo que debieran-, y una persecución concreta cerca del final del segundo capítulo que no es todo lo fluida que debiera en cuanto a frame rate. Pegas completamente inocuas y francamente olvidables que se pueden encontrar en ambas versiones y que sin duda son atribuibles a las limitaciones del hardware de PlayStation 3 y Xbox 360.
El apartado sonoro suele ser uno de los puntos que más mima la gente de Rockstar, y su espectacular trabajo en todos los puntos de todas las entregas de Grand Theft Auto, con especial mención a GTA IV, así lo demuestran. La línea de Red Dead Redemption es muy similar a la de la saga emblema de los hermanos Houser en cuanto a doblaje, con una distribución en nuestro país únicamente subtitulada en español que tiene a bien mantener las voces originales en inglés. En 3DJuegos siempre somos partidarios de los videojuegos doblados a nuestro idioma, sin embargo un trabajo de las dimensiones de Red Dead Redemption a buen seguro tendría unos resultados tremendamente irregulares en nuestro país, por no mencionar que se perdería la increíble riqueza de los acentos de los diferentes personajes, sus tartamudeos, o la comicidad y dramatismo de cada una de sus actuaciones. Todo el trabajo de doblaje es impecable, salvo alguna voz mexicana poco o nada convincente, pero mención especial merece el desconocido Rob Wiethoff que clava con su voz rota al maravilloso personaje de John Marston.
Si el doblaje está cuidado hasta lo obsesivo, lo mismo podemos decir de los efectos de audio y de la banda sonora del videojuego, los otros dos puntales del programa en términos sonoros. Los efectos de armas suenan premeditadamente añejos y estruendosos, con mención especial al “silencio” del desierto sólo roto por los leve sonidos de animales o por el suave ulular del viento. Las tormentas vuelven a ser, como ya lo fueron en GTA IV, probablemente el fenómeno meteorológico mejor retratado en un videojuego, con unos truenos y un sonido de la lluvia verdaderamente impactantes.
La ingente cantidad de canciones licenciadas suelen ser clásica imagen de marca en los videojuegos de Rockstar, sin embargo un título como Red Dead Redemption no da a lugar a este tipo de recursos por la época en la que está ambientado. Nadie echará de menos la radio del coche en este “GTA del oeste”, puesto que el trabajo del score musical de Bill Elm y Woody Jackson es uno de los más elegantes, inspirados y sensacionales que recordamos en los últimos tiempos; con el mérito adicional de haber sido interpretado únicamente con instrumentos de la época. Por si fuera poco los Houser y compañía vuelven a demostrar su amor por la buena música con sólo un puñado de canciones licenciadas a modo de delicioso anacronismo. No las describiremos porque constituirían spoilers, pero merece una mención especial el maravilloso tema del siempre elegante cantautor sueco José González que suena al pisar Méjico por primera vez, grabado en exclusiva para el videojuego.
Erase una Vez en el Oeste –Conclusiones-
Si los videojuegos son arte o no, lo dejamos a la opinión personal de cada uno. Sin embargo lo que sí está claro es que Red Dead Redemption es una muestra más de lo cerca que están los videojuegos de conseguir tan lustroso y brillante calificativo. Un juego a admirar tanto por sus virtudes estéticas como por su calidad jugable, y que cosechará adjetivos de pasmo tanto por los aficionados a los videojuegos como por los meros observadores.
Es el mejor juego de mundo libre que se ha creado hasta la fecha, y se trata del mejor videojuego que ha pasado por la redacción de 3DJuegos en nuestros casi cinco años de historia. Con una campaña individual brillante y un multijugador que va un paso más allá de lo que se ofreció en GTA IV, estamos ante la oferta de mayor calidad –tanto cualitativa como cuantitativa- que se puede encontrar en lo que llevamos de Next-Gen.
Hay que valorar muy positivamente, además, la valentía de Rockstar a la hora de plantear un Sandbox en clave de western cuando el género del oeste está en mayor desuso ,y especialmente cuando sus brillantes epopeyas criminales contemporáneas han obtenido increíbles réditos económicos. Todavía desconocemos cómo rendirá este Red Dead Redemption en términos de beneficios, pero dada la repercusión que está teniendo y la expectación que levanta a cada paso que da, tenemos la certeza de que el esfuerzo, el talento y el riesgo que han demostrado los hermanos Houser con él, será nuevamente recompensado con unas ventas a su altura.
Si el lector es aficionado a los westerns, el juego de Rockstar San Diego se convertirá en uno de sus favoritos, si el género de la acción es lo suyo se convertirá en compra obligada, y si es aficionado a los videojuegos a secas Red Dead Redemption merecerá, como mínimo, ser probado tanto por su calidad incuestionable como por el mimo, el incansable esfuerzo y el pasmoso sentido del buen gusto impreso por sus creadores en esta obra de arte. El mundo de los videojuegos, como la propia vida, es cruel; y la aventura de John Marston no sólo sirve para subir un nuevo peldaño el género del Sandbox hasta alcanzar límites estratosféricos, sino también para poner el listón todavía más alto para el resto de desarrolladoras.
Red Dead Redemption es el mejor videojuego Sandbox de la historia, y su legado tardará en ser superado. Lo nuevo de Rockstar es elegante, tiene clase, cuenta con una ambientación cuidadísima y es un videojuego que rinde culto a los clásicos westerns del cine con un título a su altura. Lo mejor que se puede decir de un lanzamiento es que gustará por encima de géneros y modas; y la aventura de John Marston es tan atemporal, innovadora y maravillosa que es capaz de generar admiración sin importar edad, gustos o plataformas… será imprescindible para todos.
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