Aunque ya tenemos bastante más claro que Grand Theft Auto puede haber solo uno, hubo una época en la que su trono era algo a disputa. En la sexta generación de consolas, las películas de prestigio parecían ser un buen punto de partida para intentarlo, y tanto Scarface como El padrino hicieron su intentona. Juegos en un extraño limbo que no se acercaban claramente a la calidad de las películas ni al referente jugable al que querían llegar.
Algo incluso más extraño pasó con Reservoir Dogs. El juego, que era carne de videoclub y del cuál incluso aquellos que no lo jugasen en PS2, Xbox o PC pueden tener una vaga idea de su existencia, no contaba con un mundo abierto que explorar ni con otras características clásicas del título de Rockstar. Pero su tono, violencia y lenguaje lo hacían afín a ese público.
Los desarrolladores no querían que se pareciera a la película
Con frecuentes tiroteos, atracos a mano armada y secciones de conducción, Reservoir Dogs era un título de acción para adultos y algo que no tenía nada que ver con la película original. Dominada por ingeniosos diálogos y chascarrillos (de los cuales alguno se conservaba), los disparos eran el menor de los intereses en la comedia negra criminal de Tarantino.
Había buena excusa para ello. Blitz, los desarrolladores, eran entusiastas de la cinta original y fueron de hecho vestidos como personajes de la película a pitchear el proyecto al publisher. Eran también conscientes de la mala prensa tras los juegos de película, y su idea era crear algo que no pretendiese replicar el trabajo de Tarantino, sino complementarlo. El propósito era vivir el atraco que nunca llegamos a ver en la película, y de ahí su jugabilidad.
Aun así no llegó a convencer a prensa ni jugadores. Para los más despistados aquello no era más que un título de acción canalla, y los fans de la película sentían que los desarrolladores no habían entendido la obra en absoluto. La prensa fue de la misma opinión, con un 50 en Metacritic y medios como IGN diciendo que "rasca la superficie de la película".
No contentos con los resultados del primero, llegó a haber un segundo intento. En 2017 lanzaron Reservoir Dogs Bloody Days, un título que parecía querer seguir la estela de otro juegazo (esta vez, Hotline Miami) y se volvía a quedar en el intento. Al menos esta vez la experiencia sí que no tiene nada que ver con la película de Tarantino, por lo que al menos hay que concederles el no querer vivir de las rentas.
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