Resident Evil 4 Remake tiene más importancia de la que parece y hay mucho que agradecer a Capcom

Estoy contentísimo con lo que está haciendo Capcom con su forma de enfocar los remakes. Resident Evil 4 ha sido ya el juego que me ha terminado de convencer. En los últimos años, la cantidad de remakes que hemos tenido ha sido multiplicada exponencialmente. Hay tantas formas de rehacer un juego que deberíamos categorizarlas, más allá de la diferencia entre remake y remaster. Están aquellos que solo retocan el apartado gráfico, los que cambian su núcleo jugable, manteniendo el espíritu, y los que ofrecen una mezcla de ambas. Y luego está Final Fantasy VII Remake.

Capcom ha apostado mantener siempre vivo el espíritu del juego original, pero realizar los cambios que considere necesarios. En Resident Evil 2 y Resident Evil 3 era más lógico ver transformado el sistema de cámaras fijas por la ya tradicional cámara al hombro. Esto ofrecía un cambio radical que hacía que los juegos clásicos y sus nuevas versiones fueran juegos completamente diferentes. Y eso es maravilloso, porque uno de los miedos que tengo con los remakes es que sustituyan el juego original. Que lo releguen a una pieza de museo de la que, en el futuro, las nuevas generaciones solo lean sobre ella, pero no jueguen.

Con Resident Evil 4, en cambio, el peligro era mayor, porque el original introdujo por primera vez la cámara en tercera persona sobre el hombro, y las diferencias son menos notorias.

Resident Evil 4 Remake es clásico y nuevo a la vez

¿Podría pasar que este nuevo remake sepultara el original hasta el punto de que solo lo jugaran aquellas personas que lo conocieran y veneraran? Pues me alegra decir que no. La nueva obra de Capcom no elimina el original. Plantea tantas cosas nuevas que me parecen dos experiencias radicalmente distintas.

Fijaos en el vídeo de 12 minutos que hemos visto. Está lleno de novedades. Desde añadidos, como las misiones secundarias que nos animarán a recorrer más los niveles, hasta algo que es ya de por sí tan transformador de la experiencia Resident Evil 4 como el agacharnos e ir en sigilo. No creo que podamos abusar de esta mecánica, pero está ahí. En el original, éramos siempre un cowboy entrando en el pueblo con el arma desenfundada.

Hay diferencias aquí y allá. Estoy seguro de que las respuestas en el combate van a ser ambas satisfactorias, pero muy distintas. En otro artículo os hablo del cambio de la mira láser por la retícula moderna. Esta última es como la ya vista en RE2 y 3, que está muy bien, pero la mira láser de RE4 original tiene su propia personalidad. La forma de combatir con el ganado también cambia mucho. Ahora tenemos más recursos para hacerlos frente, desde una plétora de cuchillos hasta un sistema de esquive y parries para contrarrestar sus ataques. El propio hecho de tener un menú de acceso directo al maletín, o que a este podamos añadirle accesorios, ya definirá otro ritmo en la aventura.

Lo mejor de todo es que no veo problema aquí. Este artículo no va de "este me gusta más que el otro". Al contrario: este remake, al no invalidar la experiencia original, no hace más que sumar. Y digo esto porque tengo la sensación de que con algunos remakes es posible que suceda. Quizá algunos jugadores que crecimos con las obras originales sigamos disfrutando del Shadow of the Colossus de 2005 o del Dead Space de 2008. Pero también es posible que muchos otros nunca los toquen y jueguen, en cambio, a los remakes de Shadow of the Colossus 2018 y Dead Space 2023.

¿Qué pensáis de todo esto? ¿Creéis que algunos remakes, sobre todo cuando lo único que hacen es actualizar gráficos, pueden llegar a sepultar a sus originales? ¿A convertirlos en artefactos arqueológicos, solo valorados por aquellos que lo vivieron? Solo puedo desear que esto no ocurra. Pero, en lo que respecta a este artículo, es una alegría que Capcom sea consciente de su historia y de su legado, y construya remakes que siempre sumen, en vez de sustituir el pasado.

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