Hay un método infalible para determinar si un videojuego es increíblemente bueno. Si estás con él y no quieres dejar de jugar pasen las horas que pasen; si te has ido al trabajo, a dormir o estás viendo la tele y no dejas de pensar en él; o incluso sientes la imperiosa necesidad de hablar sobre él a todas horas… entonces, es obvio, estás ante un auténtico juegazo. Es lo que promete ser el nuevo Sid Meier's Civilization VII. En apenas unos días acumulo más de 16 horas de juego, y aunque tengo un hijo que duerme rematadamente mal y madruga más que nadie, aún así, he sacrificado el placer de dormir por jugar y jugar al que sin duda se va a convertir en uno de los grandes imprescindibles de 2025. Es imposible no estar emocionado con lo nuevo de Firaxis Games, aún cuando no son pocos los fans de esta mítica serie de estrategia por turnos que se mantienen cautos por algunas de las grandes novedades que introduce el juego, tal y como te conté meses atrás cuando tuve la suerte de visitar las oficinas de Firaxis en Baltimore para descubrir todo lo nuevo que trae Civi 7.
Los cambios se notan desde el mismo instante que empiezas la partida y pueden resultar chocantes si llevas toda la vida jugando a Civilization, pero la sensación que tengo tras estas primeras horas es que ahora contamos con muchas más opciones de personalización y por tanto, es bastante más difícil que la acción se vuelva repetitiva tras unas cuantas partidas. Si has estado al tanto de las novedades ya sabes que en Civi 7 eliges por un lado al líder de tu facción, entre los que se encuentran personajes históricos como Napoleón, Isabel la católica, Benjamin Franklin, Jerjes o Augusto entre muchos otros con sus particularidades; y por otro escoges una civilización de la antigüedad como Grecia, Egipto o Persia entre varias alternativas con sus respectivas peculiaridades. Esto ya abre un importante abanico de combinaciones interesantes pero lo mejor llega cuando das el primer salto de Era y te toca 'cambiar' de civilización.
No mentían cuando decían que tendríamos que "volver a aprender a jugar"
Casi parece como empezar una nueva partida, con nuevos objetivos, desafíos inesperados y hasta un escenario que crece junto a un buen puñado de opciones extra. Y siento si sueno demasiado entusiasta pero confieso que en este punto Firaxis, una vez más, me tenía totalmente a sus pies. No mentían cuando decían que tendríamos que "volver a aprender a jugar". Y el hecho de tener que hacerlo está siendo muy emocionante.

Una crisis capaz de destruir a toda una civilización
De primeras puede parecer que tres Eras en un juego de la saga Civilization son demasiado pocas pero ya te adelanto que cada una de ellas se siente única. La premisa es que a lo largo de la historia, cada cierto tiempo, una crisis acaba con las civilizaciones existentes para dar paso a una nueva era construida, 'capa a capa', sobre los cimientos de la anterior. Y eso está muy bien reflejado en la partida. No solo porque, llegado el momento, tu civilización (que no tu líder) dará paso a otra distinta dependiendo de las decisiones que hayas tomado en la partida. Es que, literalmente, te vas a enfrentar a una 'era oscura' que casi parece un 'sálvese quien pueda'. Empieza con una leve amenaza; con un par de efectos negativos reflejados en las llamadas políticas de crisis. Y a medida que pasan los turnos y se acerca ese fin de Era, se van acumulando más y más de estas crisis hasta que la partida se vuelve casi como una experiencia de supervivencia extrema.
Te vas a enfrentar a una 'era oscura' que casi parece un 'sálvese quien pueda'.
Vaya, que en ese primer salto de Era acabé perdiendo varias ciudades porque la infelicidad era tal que mis ciudadanos decidieron alzarse en armas. Y no les fue mucho mejor a los rivales. Pero lo grandioso de este nuevo sistema es que al pasar de época, tal y como prometía Firaxis, todo vuelve a empezar pero sobre las ruinas de una civilización extinta. Y entonces ese pequeño mundo sobre el que creciste, se expande, y surgen nuevos conceptos como las Tierras Lejanas, donde no es fácil ir pero de donde puedes obtener grandes riquezas. Justo como ocurrió en la Era de los Descubrimientos. Y es genial. Como os decía, es muy difícil no emocionarse cuando empiezan a llegar más y más opciones nuevas para que sientas que de verdad estás en un momento histórico totalmente diferente del que venías. Y esto se nota también en el tipo de construcciones que puedes crear, las políticas que puedes desarrollar o hasta en las catástrofes a las que te enfrentarás.

Firaxis quiere que este sea el Civi con más opciones de personalización de todos cuantos han aparecido a lo largo de sus más de 30 años de historia y todo parece indicar que así será. A la hora de construir tus ciudades, existen muchas más combinaciones para unir edificios en una misma casilla obteniendo ventajas únicas o hasta creando barrios exclusivos. Por otro lado tenemos la figura de los especialistas, que pueden aumentar todavía más los recursos que obtienes de estos espacios… a costa eso sí de restar oro y felicidad en tus asentamientos. Y ya que hablamos de ciudades, aparte de las de toda la vida, en Civi 7 existen los pueblos que crecen a su alrededor. Todo en ellos se obtiene a base de invertir oro pero lo que los hace únicos es su capacidad para especializarse en un recurso concreto para granjear ventajas únicas a tu imperio. Y si lo deseas, llegado el momento, puedes pagar una buena suma de dinero para que se transformen en ciudades.
¿Cómo quieres que te recuerde la historia?
Otra de las grandes particularidades de Civi 7 es que a diferencia de sus antecesores, ahora hay por así decirlo tres finales de partida; uno por cada Era. El desenlace lo marcan las cuatro rutas de legado por las que puedes apostar, cada una de ellas con sus propias misiones basadas en la Ciencia, Cultura, Guerra o Economía. Acumula reliquias en tus ciudades, construye maravillas del mundo antes que tus rivales o expande tu imperio con la fuerza de tus ejércitos. Sea cual sea el camino elegido (puedes ir a por varios a la vez), el primero que cierre una de estas rutas provocará el fin de la Era, entrando en la siguiente con el máximo esplendor al haber alcanzado la 'Edad Dorada' de su imperio. ¿El resto? Dependiendo de lo que hayan hecho tendrán varios puntos de legado para invertir en una serie de mejoras y ventajas con las que harán frente a los nuevos tiempos.

También los líderes de facción y los comandantes de los ejércitos pueden desbloquear mejoras a medida que juegas como si estuvieras en un RPG, lo que nuevamente ahonda en las amplias opciones de personalización de este nuevo Civilization. Por ahora solo puedo hablar de lo que he visto en las dos primeras Eras, pero como ves, Firaxis no decepciona. A pesar de los cambios, y algunos son importantes, han sabido mantener la esencia de la saga y su increíble capacidad para mantenerte atrapado durante horas.
La selección de líderes y civilizaciones es de lo más interesante, ¡muy variada!, y en lo audiovisual el juego es realmente bonito. El mapa está muy detallado y es todo un gustazo hacer zoom para observar en detalle las ciudades y todo cuanto las rodea. El nuevo diseño artístico por el que han apostado, alejado del estilo cartoon de Civi 6, también es muy atractivo. Los líderes de facción son tremendamente expresivos y todos ellos, en su propio idioma, muestran a las claras cómo se sienten con respecto a tus acciones. En este sentido, aún me queda mucho por explorar acerca de la diplomacia, pero tengo la sensación de que usándola con cabeza se pueden lograr auténticas maravillas.
No quiero olvidarme tampoco de la banda sonora porque vuelve a ser maravilloso. Cada tema casa perfectamente con la civilización que representa, y hay tal variedad de piezas musicales, que no te cansas. También se nota mucho amor por la historia en el diseño y recreación de las maravillas del mundo que puedes construir. En definitiva, Sid Meier's Civilization VII me está pareciendo un juego extraordinario y tengo unas ganas tremendas de seguir explorando todo cuanto tiene por ofrecer. Entiendo el escepticismo ante algunas de sus novedades pero basta empezar a jugar para comprender que, una vez más, Firaxis está dando forma a otra obra maestra de la estrategia por turnos. Un juego increíblemente divertido que estoy seguro, va a acabar con la vida social de más de uno.
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