Lo que más impacta al ponerse a los mandos de Skull and Bones es lo mucho que intenta parecer un juego de piratas cuando en realidad es uno de barcos. Todo lo relacionado con el corsario que creamos (y supuesto protagonista de la historia) únicamente provoca frustración dado lo limitado de sus posibilidades. Es imposible no rescatar títulos que plantean un mundo y una ambientación parecidos, y que ofrecen, a priori, muchas más posibilidades que éste. Sin embargo, una vez aceptamos el alcance de la propuesta de Ubisoft, lo cierto es que carece de sentido establecer una comparativa más profunda con otros exponentes, especialmente en lo que a las batallas navales se refiere. Skull and Bones apuesta todo por los combates a bordo del barco, y lo cierto es que, con el paso de las horas, se revela como una apuesta ganadora.
La acción de Skull and Bones es muy divertida y atípica, no porque no haya otras propuestas que las ofrezcan, sino porque ninguna lo hace con el nivel de profundidad y personalización que el título de Ubisoft. ¿Te atreves a ser el Rey de los Piratas del Océano Índico?
Acción a prueba de balas de cañón
La prescindible trama de Skull and Bones nos pone en las botas de un pirata anónimo que debe ascender en el escalafón de la infamia. ¿Cómo lo haremos? Muy sencillo: combatiendo, saqueando y buscando tesoros. Empezaremos con un barco diminuto, con muy poco espacio de bodega y de cubierta. Esto nos limitará a la hora de situar las armas, que en las naves más grandes pueden albergar hasta cinco formas de ataque diferentes. Hay tipos predeterminados de navíos, como DPS, tanque o apoyo, cada uno con sus propias características. Saber aprovechar las particularidades de nuestro navío, así como hacer una build acorde a las mismas (a través de diferentes accesorios de mejoras pasivas y con las armas adecuadas) será clave para sacar todo el partido del sistema de combate de Skull & Bones.
La variedad de armas disponibles, así como sus diferentes posiciones, condicionan mucho la jugabilidad. Skull and Bones sabe estimular nuestra curiosidad por probar los diferentes tipos de naves disponibles. Tendremos cañones, morteros, bombardas, torpedos, lanzallamas… el barco puede desplazarse en tercera o primera persona por los mares, pero una vez apuntemos nuestros cañones la perspectiva se acercará a los mismos. El sistema empleado es muy cómodo: apuntando con un gatillo para disparar con otro, de idéntica forma a cualquier otro shooter, activaremos un arma u otra dependiendo de la posición del barco desde la que lo hagamos. Tenemos cañones laterales, frontales y traseros, pudiendo ser totalmente diferentes entre sí; también podemos llevar armas en el centro del barco en el caso de los más grandes, que activaremos con el L1.
Combinando todos estos elementos con los tipos de navíos, la variedad de barcos rivales y el clima cambiante, obtenemos una jugabilidad de acción directa y sencilla, además de con espacio para la experimentación; pero sobre todo, una que no cansa nunca. Siempre apetece enzarzarse en una nueva disputa, algo que no es fácil de conseguir en un título en el que combatiremos tanto y durante tantas horas.
Construyendo el barco de nuestros sueños
Como podéis imaginar, uno de los pilares de la experiencia es la construcción y fabricación de nuestro barco y de sus componentes. Para ello, tendremos que explorar la enorme cantidad de islas disponibles en el mapa, ya que los mercaderes tienen los planos necesarios para que el herrero pueda construirlos; eso sí, previa recolección de materiales, ya sea robando, recolectando en puntos específicos del escenario o saboteando rutas comerciales. La economía y el crafteo son fundamentales en Skull and Bones, aunque el motor que mueve el mundo siempre sea la acción.
De hecho, es mucho más fácil engancharse al bucle jugable de Skull and Bones al margen de la trama principal, encadenando misiones de búsqueda de tesoros con épicos combates contra capitanes legendarios. Incluso hay espacio para los elementos fantásticos, lo que nos permitirá encarar a letales bestias marinas o a barcos fantasmales que parecen invencibles. Skull and Bones esconde varias de estas sorpresas a lo largo de su campaña, aunque hubiera sido incluso mejor si hubiera introducido más elementos de este tipo de forma natural en el escenario, en las travesías, sin estar anclados a encargos preestablecidos.
También son muy curiosas las misiones de contrabando para el mercado negro, que muchas veces nos pondrán en una situación de gran desventaja, y que no siempre saldaremos a disparos. En estas misiones, que tienen desactivado el viaje rápido, debemos interceptar y/o transportar ciertos recursos de un lugar a otro. Sin embargo, otras facciones conocen nuestras intenciones, así que estaremos todo el recorrido sufriendo una intensa persecución por alta mar y con mucha desventaja numérica. Son encargos muy emocionantes que hacen que tengamos que abordar los desafíos de formas diferentes, aprovechando el viento y el oleaje a nuestro favor para escapar.
Es cierto que en este aspecto se echan en falta más recursos defensivos para el barco. Por ejemplo, hubiera estado bien un sistema de barriles de brea que pudieran entorpecer el avance enemigo por el agua, darnos más formas de tener ventaja en el desplazamiento. Aún con un diseño de misiones muy convencional (y, por qué no decirlo, de recadero) que siempre nos exigirá viajar para liarnos a tiros y volver, Skull and Bones sabe huir de la sensación de monotonía.
Skull and Bones sabe mantenerse fresco y divertido a lo largo de las horas gracias a sus sólidos pilares jugables
A esto también ayuda su vertiente multijugador, cuyas actividades y eventos de mundo dan mucha variedad al conjunto. Por cierto, puedes jugar perfectamente en solitario a Skull and Bones, aunque habrá tipos de barcos que no tendrá sentido utilizar en un entorno single player, como los de apoyo que curan a los compañeros. El endgame de Skull and Bones está especialmente diseñado para sacar partido del multijugador, enfrentándonos a desafíos que no podremos superar en solitario; su contenido futuro en base a las temporadas también irá orientado a ofrecer capitanes legendarios que, no solo introduzcan nuevas mecánicas, sino que supongan un reto cada vez mayor.
Un potencial aún por explotar
Lamentablemente, hay muchas asperezas que alejan a Skull and Bones de la maravillosa experiencia que podría haber sido. Para empezar, en el argumento y la estructura de las misiones. La historia principal carece de interés y, salvo en momentos puntuales en los que cambia ligeramente las reglas para sorprendernos, no puede hacer milagros con un argumento que no da para más y unos personajes anodinos. El mapa de Skull and Bones es un gigantesco (y, en ocasiones, algo agobiante) álbum de puntos de misiones, como nos tiene acostumbrados Ubisoft, algo que alegrará a unos y espantará a otros.
Además depende en demasía del grindeo, no solo para nuestra progresión como jugadores, sino también para acceder a características de calidad de vida. Por ejemplo, tenemos viaje rápido, pero tremendamente restringido: solo podremos usarlo estando atracados en ciertos puertos y pagando grandes cantidades de dinero. También hay muchos pequeños tiempos de carga que terminan haciéndose molestos, sobre todo a la hora de cambiar la perspectiva entre el barco y nuestro grumete.
En general, es imposible no pensar en Skull and Bones como una oportunidad perdida a muchos niveles, simplificando muchas de sus mecánicas y opciones únicamente en pos de sus combates navales y su mundo abierto. Había muchas posibilidades más que explorar, incluso poniendo el foco únicamente en el barco y la acción. Por fortuna, a nivel técnico estamos ante un juego muy correcto que, si bien no es puntero a nivel gráfico y tiene efectos más conseguidos que otros, por lo general luce estupendamente bien. En especial las batallas multitudinarias de barcos son realmente impresionantes, con una cantidad de elementos y efectos en pantalla que se despliegan sin ningún problema. El doblaje al castellano también es de agradecer, aunque no todas las voces estén al mismo nivel.
La mejor noticia es que Skull and Bones no solo no es un desastre, sino que dentro de lo que propone es un buen juego. Su particular estructura (parte mundo abierto convencional, parte MMO) implica unos vicios y un ritmo de juego que no es para todo el mundo; tampoco ayuda que la trama que sostiene al conjunto sea tan floja. Sin embargo, si te llama la atención su jugabilidad y disfrutas del estilo de Ubisoft de hacer mundos abiertos, Skull and Bones ofrece una cantidad masiva de contenido sostenido por unos pilares jugables sólidos y divertidos.
Comprar Skull and Bones- La idea tras Skull and Bones parte del combate naval visto en Assassin’s Creed IV: Black Flag…
- … aunque ya se coqueteó con esta jugabilidad en Assassin’s Creed III.
- Skull and Bones comenzó su desarrollo en 2013, y desde entonces ha acumulado hasta seis retrasos en su fecha de lanzamiento.
- El tamaño de su mapa es el triple del de Assassin’s Creed IV: Black Flag.
- Tiene pequeños elementos RPG, como daños elementales y la organización de nuestro equipo y consumibles.
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