Está ahí para ayudar pero yo he acabado con ganas de matarlo: El peor enemigo de Sons of the Forest tiene nombre propio

Está ahí para ayudar pero yo he acabado con ganas de matarlo: El peor enemigo de Sons of the Forest tiene nombre propio

La secuela de éxito del primer juego de Endnight Games será un bombazo cuando salga, pero ahora mismo echo de menos poner mi vida en peligro en otros juegos.

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Sons of the Forest, el juego que está arrasando en Steam, es desde luego uno que puede ser aterrador, tanto al pasearnos por sus cuevas infestadas de mutantes como tratando de lidiar con los caníbales que hay en él. Pero también está plagado de situaciones cómicas (ya sea por su estado "tempranero" en desarrollo) pero que puede dar situaciones algo surrealistas. Y no me refiero sólo a los momentos Benny Hill o Pinky (de Pinky y Cerebro) de Kelvin. Estoy hablando de unos caníbales que son tan pertinaces y molestos como el hecho de vivir al lado de una discoteca.

Varias veces fueron las que Kelvin y yo, aún unos "sin techo" en la isla del juego de Endnight Games, buscabamos algun lugar alejado de la marca de resorts "Camping Canibal" para no molestarles ni que nos molestaran para poder dormir. Nos montábamos la fogata, sacabamos la lona “anticonspiranoica” térmica, guardaba la partida, le daba al botón Z de mi teclado, empezaba el fundido en negro y… “BBBBBBBRRRRMMMMMM!!!!!!”, oigo esa música ominosa que más que pavor me generaba cabreo en plan "Ya están los caníbales otra vez de botellón cerca del campamento, puñetas" (u otra metáfora florida que no puedo poner porque no pasaría la censura) pensaba.

Esta anécdota tan cómica para ti, como enervante y frustrante para mi persona, es lo que me hacía, a veces, desear estar jugando a otros juegos de supervivencia; bueno, esa y otras. Sons of the Forest apunta a ser uno de los juegos más apreciados por la comunidad de jugadores, y no tengo duda de que cuándo salga de su Early Access copará las horas libres de muchos consumidores de Twitch, o será adquirido por un jugoso número de jugadores. Pero para mi, ahora, es una experiencia que se me antoja algo vacía, mal que a veces sea cómica por las trastadas que hace Kelvin en nuestros campamentos; sé que no lo hace con mala intención, pero ¿de todos los troncos que hay alrededor tiene que talar el único sobre el que está puesta nuestra casa árbol?

Porque esa es otra de las ocurrencias del día a día en Sons of the Forest. Sabemos que Kelvin es un leñador de primera, y trabaja rápido y bien. Pero en su afán de proporcionarnos lo que necesitamos para construir nuestra cabaña, defensas, u otros elementos con los que parapetarnos, a veces su fidelidad y celo lo ciegan. Para evitar que talara algún tronco de apoyo, decidí construir la cabaña a nivel de suelo y cerca de un bosque para tener acceso rápido a los leños. ¿Qué ocurrió? Descubrí que Kelvin tiene una puntería de mil demonios, ya que consiguió destrozar nuestra incipiente cabaña haciendo que el árbol que estaba cortando cayera justo encima de ella.

Valheim
Valheim

El surrealismo de Sons of the Forest que juega en su contra

Soy consciente de que Sons of the Forest está en Early Access y hay que darle un tiempo de maduración como es debido. Y la idea que subyace en el juego es desde luego intrigante y hará las delicias de los fans del género. Pero aunque no pueda sino reirme con estas batallitas, cuando lo pienso, no puedo evitar pensar o notar que esos fallos que acarrea el juego en su versión actual se me antojan suficientes para no sentirme inmerso en lo que quiere representar: el estar sólo, cuidando de un compañero que ha quedado incapacitado, en un bosque plagado de caníbales y mutantes sedientos de nuestra sangre.

Pasadas esas primeras horas de luna de miel con el acceso anticipado, empecé a apreciar una serie de fallos

El caso es que pasadas esas primeras horas de luna de miel con el acceso anticipado, empecé a apreciar una serie de fallos; unos que me hicieron echar de menos Valheim o su épica nórdica, o Subnautica por sus terrores abisales, e incluso el gótico y lúgubre survival (salvando las distancias) Sunless Sea.  En todos esos juegos, incluso en sus accesos anticipados (al menos los que los tuvieron) no podía desengancharme de ellos ni dejar de sentir ese apremio de que "o como y bebo o la diño sin que me toque nadie". Ya sea porque en el fondo soy un masoquista (casi disfruto escuchando cuando el xenomorfo de Alien Isolation me ha oído y corre hacia mí, aunque antes de "ver" como me mata cargo la partida porque ya estoy acongojado perdido) o porque me encanta el trabajo de los desarrolladores al hacer estos juegos, es divertido pasarlo mal en estos juegos.

Sons Of The Forest
Sons of the Forest

Esa falta de algunos elementos más "opresivos" en Sons of the Forest (como por ejemplo más NPCs agresivos, como fauna) hace que el día a día sea una lucha contra los mismos enemigos. Y no me parece mal, le da un foco. Pero a la hora de aplicar la supervivencia -uno de los puntos fuertes del juego- pierde un poco esa magia por otro episodio algo surrealista. Después de haber confeccionado un arco, descubro que ya no me quedan cuerdas y no puedo hacerme una armadura de huesos. "Qué remedio", pienso, ya exploraría otras zonas de la isla hasta encontrar alguna. Al volver a mi partida al día siguiente, pasando otra vez por una zona con cajas, veo que estas habían repuesto las cuerdas y otros materiales que necesitaba. Si no fuera porque es una isla desierta y los caníbales me quieren muerto, ya tenía la base para montar un Super Mercado.

Subnautica
Subnautica

Subnautica, un ejemplo a imitar

Las comparaciones son odiosas, pero a veces no queda más remedio que hacerlas. Pensando en Subnautica, el juego de Unknown Worlds, no es que este estuviera libre de fallos (incluyendo por supuesto su largo Early Access). El caso es que en el terreno del terror, se me antojó algo más trabajado. Y eso que Sons of the Forest también te obliga a sumergirte en algunas secciones para progresar en el juego. Casi doy saltos de alegría al ver tiburones en las aguas (sí, soy así de raro, me alegro al ver peligros de muerte). Sin embargo, el fantasma del Early Access me volvió a proporcionar una anécdota que, si bien también me arrancó risas, pues es otra situación surrealista que me cortó un poco el "rollo".

Subnautica 2
Subnautica

Tanto un tiburón como otro que encontré en una cueva, eran bastante dóciles (oye, igual eran el mismo). Me fue inevitable el paralelismo entre mi situación con el depredador marino y la que tuvo que experimentar el Tricicle en su serie de humor Xooooof!!! de TV3. Vamos que me hice amigo del escualo. Me pegó un bocado una vez, pero supuse que era por la carne que llevaba encima.

El caso es que en conjunto, aunque me haya reído mucho -en algunos casos-  he echado en falta no sólo la sensación apremiante de supervivencia en el juego, también la satisfactoria autosuficiencia. Cosas que sí experimente en el juego subacuático. Y ojo, no lo digo solo por la talasofobia inherente que tenemos todas las criaturas terrestres, sino porque, pese a sus fallos, me sentía más presionado, menos "hastiado" de tener que pensar en cómo sobrevivir y lidiar con los distintos enemigos del juego (ahora eso sí, las risas en Sons of the Forest están garantizadas).

A riesgo de repetirme, quiero dejar esto muy claro: ni por un momento penséis que no tengo intención de volver a Sons of the Forest, porque en él hay un gran potencial para que sea uno de los juegos de este año. Pero me alegro de que Endnight Games apostara por un Early Access para pulirlo y que pudiéramos probarlo. Como he dicho, lo que hay convence y mucho, pero yo soy bastante sibarito y cuando le empiezo a ver las costuras a algo, no lo tiraría a la basura pero sí que pediría que me lo "pasaran" por la sartén un poquito más; aún no está a mi gusto.

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